La música es de muy poco interés para el Estado peruano. Para que reciba apoyo de la empresa privada debe pasar por unos filtros extrañísimos, algunos de clase, otros de discurso, que muchas veces vuelven a las piezas inocuas, tontas, uniformes y aburridas. Las radios por lo general están estancadas en el tiempo y solo a veces abren espacios gruesos como un hilo a propuestas nuevas. Lo hacen por obligación. Para el músico peruano difundir su trabajo es una proeza casi imposible en su objetivo de hacerse de un público. Todo por la escena, llegó el momento de difundir.
El panorama es triste, es verdad. Sin embargo, sí existen iniciativas independientes y valientes que difunden el trabajo de músicos locales. La Central.pe conversó con tres de estas y quisimos saber más sobre sus interesantes y creativas propuestas
Pogos Peruanos
Hace unos días se viralizó un video en el que la muy reconocida banda peruana Dolores Delirio se sube a un bus, una combi, a comentar sobre los problemas mencionados y cómo el músico los afronta. “Somos la banda Dolores Delirio, tenemos 25 años haciendo música aquí en el Perú, batallando con la falta de interés de los medios y, sin embargo, sosteniendo por medio siglo un proyecto musical”, dice el cantante Ricardo Brenneisen sosteniendo su guitarra en medio de pasajeros que suben y bajan en la alocada Lima.
Previamente, Fabriccio Saravia, creador de Pogos peruanos, había “calentado al público”. Así, comentó su iniciativa y explicó todo el universo musical que nos estamos perdiendo por el poco aprecio que el Estado y la empresa privada le tienen a nuestros músicos.
Empezó aproximadamente en Diciembre del 2018 sin saber muy bien qué contenido hacer en sus cuentas de Instagram y Facebook. Hacerse de un público se le hizo difícil, probó con memes de música, luego con memes de cualquier cosa a ver si alguien enganchaba… pero nada… o muy poco. Las cosas cambiaron cuando un día se sube a la línea de buses 10E y empezó a hablar de por qué cree que no se escucha música local en su país, de porque nuestras radios están repletas de músicos extranjeros habiendo tanto talento local, talento que él se había dado el trabajo de ir conociendo y ordenando en una hoja de Excel.
600 músicos de distintos géneros había logrado organizar en su hoja de cálculo, con una app para elegir aleatoriamente dividió los nombres en 4 listas e imprimió volantes para repartir a la gente que lo escuchaba en las combis en su nueva rutina diaria
Fabriccio reparte los volantes en el bus todas las mañanas rumbo a su trabajo, el restaurant de su padre. Mientras lo hace comenta a los pasajeros de su indignación por el espaldarazo que reciben los músicos peruanos que él tanto aprecia.
“Viva el Perú” gritó un señor mayor cuando terminó uno de sus discursos. Otros jóvenes se ponían el celular en la cara para no tener que mirarlo a los ojos, “No gracias” le decían a sus volantes… se ponían los audífonos a escuchar quien sabe qué, mientras en la radio del bus una orquesta peruana de salsa interpreta los covers de los únicos temas autorizados a sonar hace 30 años.
Hoy su página tiene alrededor de 3000 personas y Fabriccio sueña con crecer, hacer eventos y -quien sabe- empezar pronto una revolución cultural
Pierre on the rocks
Son pocas las páginas de rock peruano con esfuerzos interesantes. No es fácil hacer contenido de calidad cuando lo único que aparece en el presupuesto es el entusiasmo. Por ello, un gran número están llenas de copy/paste de notas de prensa o entrevistas que además de pobres en contenido se ven y suenan mal. Así es imposible conseguir muchos seguidores.
Esto ha generado que los productores de conciertos vean con malos ojos a muchas iniciativas independientes por difundir el rock local y no suelen darles acceso o incluso responderles los correos y mensajes. En este problema, Pierre Cárdenas, productor y conductor de Pierre on the rocks, encontró una traba complicada que casi lo hace desistir. Pero no lo hizo.
Pierre es hincha a muerte del rock nacional. Llegó de Huancayo en el 2010 cuando la mayoría de sus bandas favoritas de la escena “chikipunk” empezaban a desaparecer. Ahí empieza su fijación con el registro. ¿Qué pasará con las bandas de acá a 10 años? ¿Dónde estaremos nosotros? ¿Dónde estaré yo? El dilema existencial de Pierre dispara su entusiasmo y decide empezar a registrar conciertos primero con una cámara de fotos y luego con una cámara de video.
A veces acompañado de su hermana, estudiante de cine, pasea por los conciertos buscando respuesta a sus preguntas. ¿Cómo se verán todos estos chicos y chicas que vienen a los conciertos de acá a 20 años? Se acercó a ellos para entrevistarlos. Así empezó a hacerse de un público fiel y lleno de fanáticos del rock peruano de distintas partes del país. A Pierre on the rocks lo siguen no solo desde Lima sino también desde Tacna, Trujillo, Arequipa, y más ciudades que disfrutan de sus videos.
Los asistentes ya lo reconocen, y se emocionan cuando les toca ser entrevistados. Es un logro bastante emocionante para un proyecto que tiene alrededor de dos años de vida. “Me gusta tanto el rock nacional que voy a ir a muchos conciertos, así acumularé contenido”, pensó. Su estrategia para ganar seguidores fue hacer videos “tipo karaoke” con canciones de bandas peruanas. Se “colgaba” de canciones de Mar de Copas, Líbido, Amén, etc., y la gente visitaba su página para cantar desde sus casas.
La combinación de estos dos productos llevó a que un día, mediante un amigo, lo invitaran a cubrir el “Chikipunk Fest”. Bien acreditado como prensa pudo tener un primer acercamiento a las bandas y ese fue un primer hito en su trabajo de difusión. Con el tiempo se ha hecho un nombre, los artistas lo reconocen y lo invitan a cubrir sus conciertos, los productores de conciertos responden sus mensajes y ojalá pronto los productores de festivales también
Sawá Sesiones
En un país centralista como el Perú, la situación siempre se agrava para quienes no viven en la capital. Para bandas de otras ciudades es muy difícil hacerse una carrera sin migrar. Los medios aunque más pequeños son casi igual de esquivos con las propuesta locales salvo en los casos de géneros específicos y relacionados con la tradición.
En Cajamarca, Kiara Lozano y Jose Alberto Osorio buscaban qué hacer después de terminar la carrera de Comunicación Audiovisual en la universidad allá por el año 2013. Encontraron en la escena musical cajamarquina de la que eran parte una necesidad urgente de registro visual y sonoro de calidad. Nuevamente la necesidad de documentar su cultura y su tiempo. Este encargo, que debería ser del Estado, recae en las manos de estos dos motivados jóvenes con el objetivo de difundir la cultura musical cajamarquina. Se trata de una tarea tan enorme como importante.
La primera banda que grabaron fue una banda de rock cristiana. Se juntaron con ella para escuchar las ideas de los músicos durante la pre producción. Aterrizaron todo eso y luego por medio de amistades o tocando timbres lograron los recursos necesarios para la producción.
Cada sesión toma aproximadamente unas 8 horas dependiendo de su complejidad. Kiara y Jose Alberto no cobran aún por su trabajo en Sawá, tampoco los compañeros que se han ido sumando al proyecto. El sonidista y los equipos corren por cuenta de la banda. Las bandas con integrantes adultos y con mejor economía son las que pueden pagar los entre 500 y 600 soles que cuestan el sonidista y los equipos. ¿Cuántas bandas jóvenes estarán lejos de esta hermosa iniciativa?
Los canales locales de televisión exigen que su nombre encabece la autoría de los videos a cambio de un espacio. Aún con esas condiciones la televisora no busca ningún auspicio, mal negocio. Considerando el tiempo y talento invertido desde la pre-producción hasta la post producción estamos hablando de un proyecto que merece la atención de todo el país y que necesita ser financiado para crecer.
Sawá sesiones no ha logrado solamente un formato con identidad propia y difundir montones de bandas en su canal si no que han creado una mística muy interesante entre audiovisuales y músicos cajamarquinos que, además de participar en la producción, ayudan a difundirlo en sus redes sociales. Así Sawá ha llegado a Ayacucho a grabar a Ayapacha R4 logrando videoclips de muy buena factura, de bandas muy talentosas que por su ubicación geográfica se ven limitadas sus posibilidades de difusión a nivel nacional. Poco a poco, con organización y persistencia Sawá sesiones está generando un circuito interesante.
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¿Cuántas bandas más, cuántas iniciativas más se necesitan para que el Estado peruano y los medios de comunicación presten atención a la música que se hace y se consume en el Perú? ¿Cuánto del espectro radioeléctrico beneficia a los trabajadores de la música en nuestro país? El Estado y los medios de comunicación tienen una deuda enorme con el artista peruano que sobrevive con ingenio y creatividad a las condiciones en las que se le obliga a ejercer su trabajo. En muchos casos, se vuelve solo la mirada para el elogio cuando es premiado y las palabras sentidas cuando fallece. Por suerte para todos los peruanos, hay quienes tomaron la iniciativa heróica de generar registro de estas culturas silenciadas.