FIESTA DE SAN JUAN: TRADICIÓN, CULTURA Y DIVERSIDAD

Este año se cumple 50 años desde que se dio por primera vez una manifestación protagonizada por personas LGTBI. No había dimensionado la transcendencia de esto, pues hace 50 años, como ahora, las personas diversas eran apresadas y reducidas por la policía, pasando por su derecho de vivir en libertad.

Por aquí, hace un mes aproximadamente, mi estilista, una mujer trans me manifestó su deseo de participar en la pandilla tradicional del 24 de junio, les propuse a las compañeras feministas sumarnos a esta actividad levantando, en esta ciudad ciertamente conservadora, la bandera de la diversidad, pues el feminismo no puede ser heteronormativo, clasista ni racista. Fueron anecdóticas nuestras coordinaciones, idas y venidas para ponernos en acción en medio de tantas responsabilidades que cada una tiene. Presentí que muchas no dijeron abiertamente lo que pensaban y se sintió en el aire. Se sintió inseguridad pues llevar un polo con el arcoíris puede tener tanta carga social, llevar una banderola entre mujeres trans, lesbiana, bisexuales, sería como un estigma para que la gente te apunte con el dedo. Si lo eres te juzgarán y si no lo eres pero es tu círculo, también te juzgarán, pues están en el “bando equivocado”, en el diferente, en lo que no encaja en lo “normal”. No hay escapatoria del “dedo social”.

La actividad

Finalmente, el resultado de la actividad fue mucha alegría, felicidad y claro, también murmullos inevitables de algunas personas que veían pasar al grupo, pues habíamos conseguido, en casi toda su dimensión, ser una comparsa diversa: blancos, morenos, gays, lesbianas, heteros. Lo profundo del asunto era y es la visibilidad, lo crucial de este proyecto político y social es de mirarnos, reconocernos y aceptarnos, es el respeto y la igualdad de derechos, esos que solo gozan las personas que no están fuera del “molde” que la sociedad espera, construida bajo una sola forma de ser hombre y mujer. Y es que esta forma binaria de ver el mundo y las relaciones traen tanta violencia y soledad.

Después de mucho tiempo ingresé a una comunidad awajun, volví a ver a un joven expresamente gay, recordé uno de mis primero ingresos años atrás, acompañado de colegas quienes no dudaron en reírse, mirarse en complicidad y murmurar sobre lo que veían del joven indígena, esta actitud nos costó en nuestro equipo una gran discusión porque no me cabía en la cabeza que un servidor público se muestre de esa manera frente a un ciudadano. Ya no se puede tolerar que “son bromas solamente” como justificación o “que no deberíamos tomarlo tan a pecho”. En esta oportunidad, al verlo me pregunté cómo haría para vivir en la comunidad. Imaginé las escenas de terror que debe vivir. Le pregunté a mi colega que ingresa más seguido y confirmó mis sospechas, el joven eventualmente recibía agresiones físicas por otros comuneros para que aprenda a ser “hombre”. Y así tantas historias de violencia, como cuando a una mujer trans, de niño le doblaban a palos para que sea “varonil”, mujeres lesbianas que son llevadas a la iglesia a ver si “dios” las arregla, o las violan para que sepan lo que es ser mujer y tener un macho encima, o como cuando le dicen a una mujeres trans que hable como hombre e insisten que son bromas.

Insistimos

Aunque para muchas personas no tiene importancia, aquí seguiremos con esto y con todas las banderas para vivir en libertad, aquí seguiremos porque queremos, porque nos da la gana y porque podemos. Vamos a tumbar al patriarcado, o al menos lo haremos temblar para que nuestras futuras generaciones construyan una sociedad más junta y con cero prejuicios, vamos a lograr derechos, porque las personas y las familias diversas existen desde antes que los conservadores se lo puedan imaginar, pero viven y mueren sin tener claro ante la ley su patrimonio formado, los hijos e hijas solo pueden ser reconocidos por uno de ellos o ellas, cuando lo que necesitan es un familia en toda su dimensión, con amor, cuidados y guía para su camino.

Insistiremos hasta lograrlo, las mujeres y hombres diversos existieron, existimos y seguiremos existiendo, espero que pronto, en una mejor sociedad, les moleste o no. Gracias a la compañera Heidy que nos animó a esta aventura en Moyobamba y a todas las compañeras feministas en Moyobamba, son un círculo hermoso de aprendizaje, contención y valor, son todo lo que necesitamos para seguir.

Bob Dylan: la irreverencia de un viejo amigo

No recuerdo con exactitud cómo ni cuándo empecé a escuchar a Bob Dylan: calculo que fue cuando empecé a cruzar las fronteras del punk rock y aprendí a encontrar “la verdad del artista” en otros géneros. Charly García, una de las leyendas vivas del rock argentino, fue quien, con un hacha, abrió mi cabeza para siempre y me permitió transitar hacia otros géneros.

Hablar de la genialidad y de la obra de Bob Dylan o Robert Zimmerman (su nombre original), “el viejo trovador de Minnesota”, da para largo. A su larga trayectoria artística y a los cientos de artistas a los que influyó directamente, sola quedaría agregar, como para terminar de englobar su figura musical, que es el único cantautor que, tras varias nominaciones, ha ganado el Premio Nobel de Literatura por el contenido poético de sus canciones y su aporte a la cultura popular mundial.

Dylan volvió a España con su Never Ending Tour, gira que comenzó el 7 de junio de 1988 y que hasta hoy lleva alrededor de 3,000 presentaciones al rededor del mundo. Sin embargo, Barcelona y Madrid quedaron fuera en esta oportunidad. La ciudad más cercana a Madrid era Murcia, una pequeña urbe ubicada a unas cinco horas en bus desde Madrid.

Había comprado mi entrada con varios meses de anticipación, por lo cual no tuve que preocuparme por ello, más bien lo complicado fue llegar a Murcia: para ahorrar costos, decidí viajar el mismo día del concierto y volver una vez terminado este. Salí de Madrid aproximadamente a la 1:00 pm y llegué a Murcia sobre las 6:00 pm. Ya había estado antes en la ciudad, así que no fue difícil ubicarme.

El concierto iba a ser en la Plaza de Toros. Al llegar al recinto, ya había gente merodeando el lugar. Rápidamente pude observar un público variado: había gente muy joven como también muy adulta, así como algunos que rondaban por el lugar con carteles que decían “compro entrada solidaria” buscando a algún vendedor que les ofreciera una entrada a un precio accesible.

Plaza de Toros, Murcia.

Como aún tenía tiempo, me compré unas cervezas como para entrar en sintonía con lo que iba a vivir. No todos los días puedes ver en vivo a uno de tus ídolos más grandes, a una de las leyendas vivas de la cultura popular, y la idea me emocionaba mucho. Al ingresar al local, las advertencias con respecto a las fotos y a las filmaciones eran extremadamente fuertes: como si el viejo Bob no quisiera ser capturado por algún tipo de dispositivo electrónico o simplemente prefiriera que disfrutásemos del show.

Ya ubicado en mi butaca, poco a poco el lugar se fue llenando conforme el sol fue cayendo: una vez que el lugar estuvo a oscuras, se encendieron las luces del escenario y apareció Bob Dylan junto con su banda. Sin hacer un solo gesto, se sentó en el piano de cola puesto en escena y comenzó el show con una de mis canciones favoritas: “Things Have Changed”, canción con la que ganó el Óscar a “mejor canción original” por la película Wonder Boys en el 2001. Luego de esa, vinieron canciones inmortales como: “It Ain’t Me, Babe”, “Highway 61 Revisted” y “Dignity”.

Conforme Dylan iba desplegando su clásica voz nasal y aguardientosa, a diferencia de otros años y otras giras recientes (por videos que pude ver en YouTube), esta se encontraba otra vez en un excelente punto (considerando que el pasado 24 de mayo ha cumplido 78 años), lo que te permitía disfrutar aún más de la velada.

Sin embargo, cabe señalar que Dylan hace y deshace sus canciones, es un artista que constantemente reinventa la forma de interpretar sus temas, y que es precisamente lo que lo hace un artista auténtico y original. Por momentos, el concierto se tornaba en una especie de “monólogo” y a los asistentes solo nos quedaba presenciar a un pedazo de la historia popular en el escenario dejándonos lo que todavía le queda de arte, música y rock and roll. Si es que no conocías a profundidad el tema que estaba interpretando, o te tardabas en identificarlo o simplemente no lo hacías.

Entre esos vaivenes siguió el concierto, hasta que llegó al que podría ser el tema por el cual alcanzó la fama mundial: “Like a Rolling Stone” y que precisamente fue el tema menos “desdibujado” y en el cual todo el público pudo estrellarse y chocar contra el escenario, liberando toda esa energía que parecía colectivamente contenida y que, hasta ese punto no habíamos podido desfogar.

Acompañados de los “solos” de armónica que hacía Bob, ante el silencio siempre respetuoso de todo el público y la noche ya casi veraniega y descubierta del cielo murciano, esta propuesta en el escenario no solo hacían que la piel se te ponga de gallina, sino que tocaba profundamente tus emociones. Estaba allí, viendo y escuchando a mi ídolo más grande de todos, al viejo Bob.

El concierto seguiría con otras canciones históricas como “Don’t Think Twice, It’s All Right”, “Love Sick” y otra de mis favoritas “Thunder on The Mountain”, para cerrarlo con un Endcore en el que interpretó uno de los himnos de la canción protesta: “Blowin’ In The Wind”. Si bien durante todo el concierto no dijo ni una palabra más que sus canciones, ya finalizado este, se acercó al centro del escenario desde donde saludó al público y se despidió lanzándonos un beso. Parecía que en esa noche todo había funcionado hasta para el propio Bob.

Minutos previos a Bob Dylan

Dylan nos regaló un show de dos horas y 20 canciones. A pesar de todo lo que habíamos vivido, cuando salía del recinto, no pude evitar escuchar el descontento de algunos asistentes. Me imagino que muchos de ellos no conocían realmente a quien venían a ver o simplemente lo hacían por primera vez, o tal vez, simplemente eran seguidores que esperaban haberse conectado mucho más con Bob a través de sus canciones, pero que, ante la búsqueda constante de Dylan de nuevos sonidos en su obra, habían quedado insatisfechos. Para ir a un concierto de Bob Dylan hay que conocerlo y quererlo, porque si no, puede que no la vayas a pasar tan bien.

Una vez fuera del lugar, volví a la estación de buses a esperar el bus que salía a la 1:30 am y llegaba a Madrid a las 6:30 am. Ya en Madrid, cansado y adolorido por semejante trote, no podía evitar estar feliz por haber vivido algo que difícilmente se pueda experimentar más de una vez en la vida. ¿Volveré a coincidir con el viejo Bob en alguna ciudad por la que pase su Never Ending Tour?, no lo sé, pero espero que así sea, para poder seguir escribiendo su historia y compartirla con ustedes.

15 minutos con Joey Cape

Amberes. Bélgica. 22 de mayo 2019. 6: 30 p.m.

Joey Cape aparece cruzando la pista. Del parking hacia la parte del pantano, avanza en direccción al local donde en un par de horas tocará Lagwagon. Lleva un pantalón y una casaca negros y un gorrito de estos que usan los pescadores en invierno, también negro. Tiene 52 años. Fumas, Joey, pregunto, no, no, ya no puedo fumar, y me muestra unas caramelos de nicotina que lleva en el bolsillo. Nos apartamos un toque hacia el bosque para conversar.

Joey, toda tu vida haciendo música sin parar. Para ti: ¿qué es la buena musica?

No sé cómo responder esta pregunta. Es algo diferente para cada persona. Pienso que la musica está hecha para inspirarnos individualmente y, en el mejor de los escenarios, para unirnos. La música es un lenguaje universal, sabes, todos podemos hablar el lenguaje de la musica, eso es algo lindo. De todas formas, cada uno tiene diferente gusto, y respondemos de diferentes maneras, incluso hay gente que no disfruta la música, pero eso es más raro…

¿Existe una diferencia entre buenas producciones y buena música?

Eso es también un concepto complicado, porque alguna gente realmente le gusta lo low fidelity thing, sabes… y esto se ha convertido en una especie de arte y estética en el proceso de hacer un disco que suena kind of lo-fi, y pues ese parece ser el objetivo artístico de mucha gente. A mí realmente eso no me importa. Para mí todo tiene que ver con la canción, la melodía, puedo escuchar algo que ha sido grabado en una diminuta machine tape y si me gusta la melodía, quiero seguir escuchándola.

Te despierta una emoción

La música es una cosa muy emocional, pero depende de cada uno, así que…

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¿Cómo ves el punk rock como género y visión del mundo hoy?

Depende sobre qué parte del mundo hablemos, su evolución y desarrollo tiene diversas caras. En algunos lugares va de arriba abajo, y en otros desapareció por un momento, pero luego volvió. Yo hablo desde mi perspectiva, desde mi subjetividad, porque hay muchos tipos de sonido punk rock y ha existido desde hace mucho tiempo… el punk rock… difícil… significa muchas cosas, difícil decirlo… esta es mi respuesta profunda. El punk rock en mi vida es una cosa consistente, un sosten constante. Es una buena cosa eso.

¿Qué recuerdas de Perú?

La ultima que estuvimos en Perú tocamos en un barrio medio alejado… con los parlantes ahi colgando… esa noche fue… bueno estuvo ahí, pero recuerdo que la pasé super bien cuando tuve un solo-tour, en un bar…

La Noche de Barranco

Sí. Esa noche fue una linda experiencia. Creo que si vas a ir a algún lugar, más alla de tocar un show, hay que experimentarlo un poco. Aunque no he pasado tanto tiempo en Perú, espero algún día hacerlo, quiero ir a Perú como turista, y tú? ¿Qué haces acá si eres de Perú?

Vivo en Luxemburgo

Me gusta Luxemburgo. Es pequeño el país, ¿verdad? Te cuento: casi muero en Luxemburgo. Tuve algo así como una insuficiencia hepática en tour y me tuvieron que llevar al hospital. Eso fue hace como tres años. Estuvimos con NOFX y Alkaline Trio, tocamos allí y, ese amigo de allí, ese que ves en la puerta del bus, me llevó al hospital, me salvó y pasé todo el dia allí haciendo exámenes.

Joe Raposo (bajista de Lagwagon) sale del bus rumbo a la parte posterior del local. Lleva un plato de plástico azul con rastros de mayonesa y ketchup y dice que tiene trabajo por hacer. Luce como si recién hubiera acabado de almorzar, siendo ahora mismo casi las 7 de la noche. 

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Sobre la creatividad, Joey. ¿Cuándo ves una canción? ¿Cuándo ves una melodía? ¿Cómo funciona eso en ti?

It´s all about cambios, about verys. La mayoría de las veces escucho una melodía primero y la tengo aquí en la cabeza, usualmente cuando estoy manejando, lo cual es medio extraño, una parte de mi cabeza que ha estado acostumbrada a manejar abre mi mente a la creatividad. No es que maneje muy rápido, manejo como un viejito, bueno vivo en una ciudad, no se puede manejar rápido, hay mucho tráfico…

Así te llega la melodía…

Sí, la melodia, normalmente la escucho y el proceso arranca desde ahí, se queda conmigo, siempre vuelve. Luego siento que puedo haber algo allí y empiezo a buscar la guitarra o el piano y trabajo en ello. Las letras vienen después.

¿Creas siempre la música primero?

Sí, siempre es primero la musica. Escucho composiciones, melodías, armonías y se quedan en mi cabeza…para muchos songwriters no es así, primero hacen la letra, pero no para mí, siempre llegan al final, trabajo mucho en ellas, es la parte más dura.

El texto en tu música tiene un lugar fundamental

Es lo que más trabajo me toma. Trabajo mucho el texto. La cancion viene natural, viene fácil, pero para las letras necesito pensar, trabajar muy duro, porque trato de que sean lo mejor que pueden llegar a ser. De tanto en tanto, podría escribir una cancion de una sentada, pero la mayoría de ellas necesitan semanas, realmente intento que lleguen a ser lo mejor posible.

Parece el trabajo de un escritor

Totalmente. Es menos un poema de lo que es un ensayo, asi es más o menos mi proceso. Cuando me iba haciendo viejo entendí también que la poesía se volvía más lo mío y en mis canciones.

¿Lees mucha literatura?

Sí! He leido poesía, pero en realidad más novelas y no-ficción.

Qué tengas un super show hoy, Joey. 

Gracias.

Punk in Drublic: crónica del concierto

Tengo el poster del primer concierto de NOFX en Lima enmarcado en una pared de mi cuarto. Fue en octubre del 2006. Después de la estafa y triste cancelación de su primer concierto, NOFX volvió al Perú y hasta The Decline tocaron. Tenía veinte años. Después de verlos por primera vez entendí ciertamente mejor lo que es el punk rock y cómo la música que escuchamos se vincula con nuestra visión del mundo.

Pasaron 13 años para verlos otra vez. Esta vez vinieron con toda la mancha californiana: Less Than Jake, Lagwagon, AntiFlag y Bad Religion. Es soso explicar la importancia de estas bandas en el punk rock mundial: lo evolucionaron, le dieron un toque emocional a la velocidad. No hablamos acá de otros grupos de amigos (Rancid, Pennywisse, etc.), sino particularmente de esta batería de gente cuyo principal showman es Fat Mike y su Punk in drublic.

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Como tenía que recoger el ticket exactamente a las cinco de la tarde, salí en forma de catapulta del trabajo. Me escabullí. No podía llegar tarde a este show y perderme Lagwagon.

Manejé muy rápido desde Luxemburgo hasta Colonia. La chica que me vendió el ticket enfatizó en la puntualidad porque ella quería ver a una banda que tocaba temprano. Si llegas tarde, pierdes el ticket, me dijo, y eso en un show sould out y arriesgando perder mi fin de semana me motivó a manejar demasiado rápido. Me sentí como cuando salía de la universidad los viernes, ansioso y feliz de dejar los deberes para ir con mis amigos a beber y divertirnos. Cuanto puede cambiar una vida en 15 años…

Llegué a Colonia: ciudad alemana en una tarde gris y lluviosa. Crucé el Rin. Encontré a la chica del ticket. 50 euros. Dankeschön.

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Dejé el carro en un parking cerca de la catedral. Tenía una hora para llegar al llamado Tanzbrunnen. En oscura esquina de aquella calle, encontré una pequeña tienda, una especie de bodega. Compré cinco cervezas y me comí una especie de hotdog con un pan. No había almorzado nada. No tuve tiempo. Bebí las cervezas camino al hotel, casi corriendo del miedo de perderme más minutos del concierto. La cerveza se llamaba Kolsch.

Salí del hotel. Busqué un taxi sobre la calle Frankenwerft y encontré uno llamado “Taxi Karaoke”. Caray, increíble, un turco con barba blanca hacía taxi pero la condición para llevarte era cantar. Yo llevaba las cervezas en una bolsa blanca, tenía que tomarlas muy rápido. Soy peruano. No quiero cantar. ¿Tienes algo de NOFX? Esas sí me las sé. Bueno, el hombre cantó, cantó una cosa tal vez en turco o kurdish, no lo sé. Llegué al local unos 10 minutos después.

Estoy adentro, pensé, y cuando vi a miles de personas, una masa de miles esperando a Lagwagon, me sentí un niño otra vez, un adolescente perdido, un capullo al que solo le interesaba la música a los 15. Cuanto puede cambiar una vida en 15 años…

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Lagwagon y el punk melódico

Estos chicos tienen una definición propia al respecto. El punk rock es violento por definición pero conecta con emociones adolescentes que, ciertamente, no desaparecen nunca. Joey Cape no le canta al amor, le canta a todo lo que nos excita y nos decepciona.

Bad Religion y los caballeros del punk

El sonido fue una cosa de locos. Las guitarras sonaban como tu peor pesadilla. La batería parecía un choque entre dos camiones. Los alemanes son grandes. Yo soy peruano: chato y flácido. El pogo era una cosa agresiva y movediza. La banda tocó 22 canciones solo con un breve stop para anunciar la salida de su nuevo disco. Tienen más de 30 años tocando. ¿Cómo madura el punk rock? Tienes que escuchar a Bad Religion. La mejor banda del festival.

NOFX y el punk rock actual

Qué linda tarde de primavera, dice Mike al subir al escenario justo cuando empieza a caer una tenue lluvia. Cómo se divierte Eric Melvin al tocar. Cómo salta, cómo mueve sus dreads azules. Eso es ser un niño. Eso es ser un niño punk rock.

NOFX ha llevado el punk rock a niveles nunca imaginados. Festivales gigantes en todo el mundo, cerveza de la disquera, merchandising de hasta 100 euros. La cerveza, la verdad, no me pareció tan rica, tenía el sabor de estas cervezas artesanales hipsters… bueno, Colonia es medio posera la verdad. Mucho punk, sí, pero también mucha estética de niño deprimido, de niño alemán deprimido, interesante ver eso en contraste con la calma de los cincuentones que también estuvieron el pogo cantando y golpeando NOFX.

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El concierto terminó. Me quedan zumbando los oídos y una leve sensación de vacío post extasis emocional. Fui caminando al hotel hacia al otro lado del Rin. Paré en un kebab para bajonear. El chico que atendía me explicó que Turquia tiene diversos dialectos e idiomas y que él hablaba kurdisch, no turco, que no podía confundirme, que era muy importante para él que yo leyera al respecto, por favor, amigo peruano, lea al respecto, es una cosa muy bonita, y yo gracias, gracias, buenas noches, hasta luego, estaba muy cansado como para hablar.

Hasta luego -digo saliendo del pequeño y vacío local de luces amarillas.

Buenas noches, amigo peruano.

2 minutos: atados a un sentimiento

2 minutos

El pasado 12 de abril se presentó en Madrid la mítica banda de punk rock argentina 2 Minutos, junto con Klandestino, una banda venezolana del mismo género. Los argentinos volvieron a la capital española después de casi un año y medio.

Yo siempre he sido y soy más de Attaque 77, que es otra de las bandas más emblemáticas de la escena punk rocker argentina. Como muchos sabrán, existe una especie de “orgullo” o “rivalidad” que muchas veces separa a aquellos que se sienten más cercanos a una u otra banda. Teniendo en cuenta eso y siendo más cercano a la segunda que a la primera, debo de reconocer que fui al concierto sin muchas expectativas. Un amigo mío me debía unos euros y me ofreció comprarme la entrada a modo de pagar dicha deuda. Creo que, si esa no hubiese sido la figura, posiblemente no hubiera llegado al concierto. De 2 Minutos conocía a lo mucho 10 temas y comprar una entrada por mi cuenta no me parecía una buena inversión.

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Llegué a la sala sobre las 11 de la noche. Afuera, el mítico Gruta 77, que en Madrid tiene fama de ser precisamente uno de los escenarios donde se desarrollan conciertos de punk rock, se encontraban una serie de pequeños grupos de gente haciendo sus previos. Se escuchaba con claridad alrededor de ellos distintos acentos latinoamericano –argentino y colombiano son los más relativamente fáciles de identificar-, muchos también vestían diversas camisetas de fútbol y por eso se podía saber de que país del sur vienen. Por si no lo saben, 2 minutos está muy ligado al futbol y a las barras populares.

Renzo Canzio

Mis amigos peruanos y yo también hacíamos nuestros previos. Pasados unos minutos vimos cruzar muy cerca a nosotros a los 2 Minutos con dirección desconocida. “van por unas latas seguro”, fue lo primero que pensamos y seguimos en lo nuestro. Luego de un rato, regresaba al bar Pablo Coll, uno de los guitarristas de la banda, montado con dificultad sobre un skate y con una cerveza en mano.

Evidentemente, tal escena no podía terminar bien y así fue: tan solo a unos cuantos metros de nosotros, Pablo aterrizó en la vereda, la cerveza terminó por los suelos y al reincorporarse tan solo le comentó a un compañero que venía con él: “ya ves, precisamente por esto no se debe conducir cuando se bebe”. En un primer momento nosotros nos quedamos preocupados por la caída, pero al ver que se había reincorporado y le había hecho esa broma a su amigo tan solo dijimos “así es el punk rock”. En ese punto de la noche empecé a generarme expectativas positivas de lo que podría ocurrir en el concierto.

Renzo Canzio

Sobre la media noche, un par de personas de nuestro grupo ingresó al recinto debido a que calculaban que ya debía empezar a tocar la primera banda, que, sin desmerecerla, un grupo de nosotros decidió seguir previando y charlando ya que no siempre es fácil verse o quedar en la ciudad por nuestras actividades y ritmos de vida. No sería hasta la una de la mañana que por fin ingresaríamos al local para empezar la fiesta.

El local estaba repleto y con esfuerzo conseguimos hacernos un espacio muy cerca del escenario. Nuestro grupo empezó con el clásico “olé, olé, olá”, que fue secundado por los presentes. Mientras esto acontecía, los músicos liderados por el mosca, vocalista y líder de la banda, aparecieron en escena. Mi amigo, el mismo que me había comprado la entrada, me comentaba que no iba a entrar al pogo debido a que se estaba recuperando de una fractura en dos dedos de la mano.

Ya con la banda en escena y luego de los saludos respectivos, 2 Minutos arrancó su presentación con Amor suicida. El pogo se armó automáticamente y mi amigo, quien hacía tan solo unos minutos me había dicho que no iba a entrar en él, de un salto se perdió entre la gente. Después un par de temas, siguieron con Qué mala suerte y mientras los temas se seguían disparando sin parar yo no podía dejar de pensar en la fuerza que tenían. Sí, eran más potentes que los Attaque.

De pronto, empezó una tensión entre los guitarristas de la banda. Era un poco evidente que también habían tenido unos buenos previos, pero, por fortuna y antes de que las tensiones fueran a más, el mosca intervino calmando los ánimos de ambos compañeros, total, así es el punk, si los Ramones sobrevivieron cerca de 25 años siendo Johnny Ramone un republicano empedernido y Joey Ramone un demócrata de izquierdas, ¿por qué 2 Minutos no podría tener riñas internas?

Superado el impase, continuaron disparando canciones y pasaron a dedicarle Falta a todos los que estábamos ahí, lejos de casa y de los nuestros; pero, una vez terminado el tema, Pablo continuaría con las polémicas: “A mi me gustó Mallorca y Barcelona, Madrid me la chupa”, consiguiendo que la mayoría del público arengue a su favor. Por si no lo saben, quienes vivimos en la ciudad, sabemos que por Madrid últimamente se respira mucho “nacionalismo barato” y frente a una audiencia que en su mayoría éramos migrantes, definitivamente esas palabras no cayeron mal. Después de tocar Canción de amor, Pablo continuó: “La guardia imperial me la chupa, no sé cómo les dicen aquí, si alguien me tiene que pegar, pégueme”. Esa fue la última intervención polémica de Pablo en toda la noche.

Renzo Canzio

Luego siguieron con Tema de Adrián y para este tema, mi amigo, si, el mismo de la entrada y el de los dedos rotos, se trepó al escenario con una camiseta de Universitario de Deportes. Para esto, semanas atrás, el constantemente me insistía que los 2 Minutos eran de la U. Y yo le preguntaba en qué se basaba para afirmar eso, respondiéndome a modo de anécdota que, en 1998, en una presentación de 2 Minutos en Lima, esta había coincidido con el campeonato de Universitario y que, en esa oportunidad, cuando el Mosca salió al escenario lo primero que hizo fue enviar saludos al campeón. Luego de ese guiño de cariño y respeto, se construiría una relación con la banda que duraría hasta nuestros días. En principio, todo esto me sonó romanticismo puro, pero, sin embargo, ese día en la tocada, el Mosca al ver la camiseta de la U, no reparó en decir “Y dale U a mis amigos de Perú”. La historia aparentemente era bastante real.

El concierto ya iba llegando a su fin y empezaron a sonar las canciones que no podían faltar: Todo lo miro, Otra mujer, hasta que llegaron a la histórica y posiblemente el tema más importante de la banda Ya no sos igual, que, para este tema, unas ocho personas se subieron al escenario. Definitivamente el concierto era una fiesta. Ya para cerrar el concierto siguieron Caramelo de limón; Me convierto en marciano, un cover de los Misfits, cerrando con 2 minutos. Fue una presentación corta, pero totalmente potente.

***

Conforme la gente fue saliendo del local, nosotros nos quedamos escuchando música en el bar y bebiendo unas cervezas como que esperábamos a que salieran los 2 Minutos para poder intercambiar unas palabras o poder inmortalizar la noche con alguna foto. Y fue así, uno de los primeros en salir fue Pablo quien al saludarlo y ver la camiseta de Inyectores que llevaba me dice: “¡Inyectores! ¡yo conozco esa banda! ¡de puta madre!”.

Luego de Pablo, me acerqué a la barra del bar a pedir una cerveza y grande sería mi sorpresa al ver que el Mosca también llegó y me puse a conversar con él sobre la relación que existía entre futbol y la banda, precisamente por la cantidad de camisetas que habían, ya que la camiseta de la U no fue la única que desfiló por el escenario; también lo hicieron las del Atlético Nacional de Colombia y el Olimpia de Paraguay, a lo que el Mosca me respondió: “yo conozco a los dirigentes de muchas de las barras de la Latinoamérica, pero a mí no me gusta ver el futbol. Yo solo soy un borrachito peleón, hincha de Racing y lo demás me chupa un huevo”.

Luego de que la banda se fuera ya que al día siguiente tenían que viajar a seguir la gira, nosotros nos quedamos hasta que cerraran el bar. Definitivamente fue una experiencia que no estaba dentro de mis expectativas y eso hace que sea mucho mejor. Desde que vivo en España no me había divertido y emocionado tanto en una tocada punk.

Nubes en Mallorca

Nubes en Mallorca

Mi novia y yo nos fuimos a Mallorca a pasar el fin de semana de pascua. Queríamos unos días bajo el sol furioso de una isla, disfrutar horas en la arena y escapar del otoño extraño y frio de fines de abril en Luxemburgo. Fue una gran decepción para nosotros, antes de aterrizar y ver el trayecto final del continente hasta la isla, ver las cargadas nubes negras que avizoraban lluvias para los próximos días. El avión tuvo que mantenerse casi media hora en el cielo porque no podía descender por la intensidad del viento. Toda esa media hora fue una gran crisis nerviosa para nosotros.

Tomamos un taxi desde el aeropuerto hasta la playa Can Picafort. La taxista era una mujer mallorquina de unos 45 años. Pelo amarrado arriba y lentes ray-ban al stilo Brad Pitt.

-¿Y desde donde vienen ustedes? –pregunta.

-Yo soy peruano y ella luxemburguesa –respondo.

-¿Vienen de turismo?

-Sí, solo tres días para disfrutar de la playa, pero…

Muevo mi cabeza decepcionado.

-Joder qué mala suerte

-Qué se le va a hacer.

La mujer nos explicó que hay una ciudad llamada Inca, y que como le dije que era peruano se le ocurrió que podía interesarme.

>>Allí trabajan mucho el cuero, la piel, muchos no saben pero Mallorca exporta mucha piel, los turistas creen que solo somos fiesta y Palma, pero en verdad hay muchas más cosas por ver y la vida es muy buena. A ver, que España está mal es una realidad. Pero que se vive bien también es verdad. ¿Por qué creen que tantos alemanes e ingleses vienen acá a vivir de sus pensiones?

Sobre la carretera vemos un LIDL, un supermercado alemán muy conocido por sus precios cómodos.

>>Sí, dice la mujer, los supermercados alemanes tienen de publicidad que todos sus productos son mallorquinos… pero eso es mentira, yo prefiero comprar en las tiendas pequeñas, los productos más frescos y baratos. Los alemanes se han hecho ricos en Mallorca. Si tienen la oportunidad de comer ternera, háganlo chicos, que se come esto en esta época en Mallorca.

Llegamos a Can Picafort y la señora nos desea un buen fin de semana. Graciosa resultó la señora.

***

Nuestra habitación aún no estaba lista así que fuimos a la playa bien abrigados con chalinas y casacas contra la lluvia para disfrutar de la tormenta. Can Picafort es una pequeña playa con un sector comercial de unas cuantas calles que desembocan en el mar. Pero cuando tomamos rumbo a la playa, cruzando casas de playa con jardines y terrazas, y de pronto empezó a llover tan furioso que no se podía simplemente estar en la calle.

-Vamos, vamos a un bar.

Entramos a un bar y la chica desde la barra nos saludó en alemán. Me quedé sorprendido: muchos hinchas del Borussia Dortmund estaban sentados en tres meses, ocho o nueve personas en total, apoyando a su equipo en un encuentro frente al Freiburg por la Bundesliga.

De la nada, la puerta del bar se abrió y todo el viento de la tormenta entró violento. Fue mi culpa porque no la había cerrado bien. Fui directo, pedí disculpas por la torpeza, a intentar cerrarla pero no podía por la fuerza del viento. Uno de los hinchas del Dormuntd se acercó directo a ayudarme, y me indicó que tenía que subir un poco la puerta, que tenía un truco esa puerta, que no está acostumbrada a tormentas.

Pedimos una cerveza y un agua con gas. No entendemos bien qué estaba pasando: la carta está en alemán, todos hablan alemán, la cerveza es alemana, la única española que tienen es Estrella, y hasta el clima parece alemán.

No escucho una sola palabra en español.

***

Salimos al malecón y vemos a todo los turistas abrigados en casacas térmicas contra la lluvia, bufandas, guantes, abrigos largos. Qué decepción. El salvavidas miraba al mar solitario: no había ningún nadador. Los padres que vacacionan con hijos cubrían los coches con plásticos para que el viento no afecte a sus bebes. Los vendedores, que no son españoles y hablan alemán sin acento, guardaban sus productos o los cubrían del agua. Vimos una calle que se llamaba “Alemania” en el malecón. Un restaurant vendía “Fleisch vom Grill”. Un hombre gordo y de pelo ondulado blanco y largo trabajaba unas correas de cuero. No paraba de llover.

Cuando llegamos al hotel nos refugiamos en la habitación helados y cansados.

Y de allí no salimos tres días. El viento nos movía el cuerpo y era mejor no provocar a un resbalón. La gente tosía. Parecía que todos tenían una especie de gripe ocasionada por el clima húmedo y la tormenta inesperada. Las piscinas en el hotel nunca lucieron tan solitarias.

Todos fuimos a buscar sol y encontramos solo tormenta.

A veces la vida es así.

Alan García nunca será mártir

Alan García no será martir

Alan García se suicidó hoy en Lima con un balazo en la cabeza. Ayer el Poder Judicial dispuso su detención preliminar por diez días por una acusación de cobros indebidos con Odebrecht en la construcción de la Línea 1 del Metro de Lima. Con la muerte del ex presidente termina una parte de la historia moderna del Perú, pero abre otra nueva en los fueros de la justicia peruana: ¿a  qué lado de la historia se posiciona a Alan García entonces?

La respuesta es simple: el ex presidente está del lado de los grandes evasores de la justicia. Su muerte es simbólica, trágica, pero no podemos aplicar a la situación el refrán muerto el perro, se acabó la rabia. Todo lo contrario: su muerte es simbólica porque los efectos de su “rabia” quedarán en el Perú marcados como unas de las grandes injusticias que le pasó a nuestro querido pero enfermo país. ¿Qué vamos a hacer como sociedad si vemos que las injusticias no se pagan? ¿Qué vamos a hacer con esta energía colectiva y frustada que nunca verá responder ante la justicia a un García suicida?

Pero lo más curioso de todo es como el sequito del fallecido Alan García ha reaccionado: ha tildado al gobierno de fascista, de que su ex líder era un perseguido político, que el Estado ha matado a Alan. Esto nos lleva a pensar que realmente no solo el Perú está podrido como país, sino que ver en un acto de desesperación, un acto de miseria, un símbolo de heroísmo es simplemente vivir en una esquizofrenia de la realidad social que desdeña los últimos cuarenta años de historia del país.

 

El odio que nos habita

 

Parece que en los últimos tiempos…

Yo no voy tanto a la iglesia, pero que se haya quemado Notre Dame me hace pensar en como toda la humanidad, todo lo que ha sido tocado por el hombre, puede desaparecer por un fuego simbólico, la inexistencia, la flama volcánica en el centro de una idea, de un deseo, de un error.

Parece que en los últimos tiempos…

Gaza destruida en una guerra interminable. Hamás e Israel en un conflicto que ellos creen épico, pero que solo mata a inocentes y nadie en el mundo hace nada para salvarlos. Las guerras son distorsiones absolutas de lo humano. Pero algún historiador me podría refutar: la guerra es la expresión de lo humano, de lo sórdido, la expresión del mal, del odio que nos habita.

Parece que en los últimos tiempos…

Muchos refugiados llegan a Alemania y Perú. Y aunque Alemania ha acogido a miles en los últimos años, hoy la discusión es: ¿deberíamos encarcelar a los ilegales o regresarlos a su país? Otra disyuntiva humana, política, el mundo se desborda por todos lados, ¿cómo va a terminar toda esta H I S T O R I A?

Parece que en los últimos tiempos…

Nos hemos vueltos más frágiles al tiempo que más despiadados. Si estamos destruyendo el medioambiente, ¿qué importa?, si discriminamos o somos racistas, ¡da igual! ¡si así somos todos! Nos hemos ido matando poco a poco, todo es un tormento y basta ver cómo despertamos todas las mañanas: lo primero que buscamos es el celular y allí empezamos a morir poco a poco.

No vivimos sosegados.

No vivimos libres.

Parece que en los últimos tiempos…

Solo nos quedarán árboles raquíticos y plazas sin palomas.

La Nueva Invasión: la fiesta se acabó

Atualización:

El día de hoy, Fernando Castro, integrante de La Nueva Invasión y productor de Perú Independiente emitió un comunicado en el que informa su alejamiento de la banda y, temporalmente, de la producción de la Feria. Además hace un mea culpa y una reflexión de cara a las acusaciones contra Luis Antonio.

A continuación reproducimos el comunicado:
“Un futuro diferente requiere medidas radicales es por eso que decido dar un paso al costado de La Nueva Invasión, nada de lo que se diga desde esa plataforma me representa en adelante. Es un momento muy difícil para mi por todo lo que esta decisión involucra. Y comprendo la indignación por como ha quedado demostrado lo normalizada que tenemos la violencia 
Espero que con esto se genere un poco de respeto y que cesen los ataques en contra de las mujeres. Hoy tengo un análisis profundo, revisando cada uno de mis actos. Asumo y reconozco mis errores, pido disculpas por ellos al no reaccionar adecuadamente ante las dos denuncias por agresión contra el ex-vocalista de La Nueva invasión, pido disculpas también por el comunicado inicial de la banda que sólo ayudó a generar una mayor indignación.
El día sábado en una situación de mucha ansiedad y presión como organizador del festival y parte de LNI tomamos una mala decisión empujados por obligaciones legales. En este panorama exigimos que esta presentación no podía darse si no era para pedir disculpas y asumir responsabilidades. Al no escuchar estas disculpas, Carol organizadora del festival toma acción y detiene el concierto porque el agresor una vez más violenta el espacio de confianza.
Ante esto asumo el grave error de permitir que la banda se presente junto al ex-vocalista. Fue una ofensa para las afectadas y me hago cargo, por lo que voy a tomar un receso como parte de la organización del festival. Además me lleva a revisar mis reacciones ante este tipo de situaciones. Quiero dejar en claro mi repudio ante todo tipo de violencia desde mi lugar como hombre, compañero, padre, artista y gestor cultural. No estuve a la altura de las circunstancias, estoy trabajando para cambiar este tipo de reacciones y mejorar como persona, el camino es largo y estoy en ese proceso. Disculpas nuevamente.”
***

Me hubiese gustado escribir una crónica distinta. Tal vez resaltar como es que Perú Independiente creció de una pequeña feria con unas decenas de puestos en El Local de Miraflores a ser un Mega Festival que ocupó toda la extensión de los Domos de San Miguel. Quienes fuimos testigos de ese crecimiento vimos también cómo, desde sus inicios, se planteó como un espacio para nuevas bandas limeñas y mantuvo su propuesta hasta estos días. Hasta que nos enteramos de las denuncias por violencia machista contra el cantante de La Nueva Invasión. 

Luis Antonio Vicente Farromeque, acusado de violencia machista

Sin embargo, cualquier cosa que se pueda decir sobre la última edición de Perú Independiente queda opacada por los sucesos que lo precedieron. No una, sino dos acusaciones de agresión física y psicológica fueron realizadas contra Luis Antonio Vicente, vocalista de La Nueva Invasión. La noticia nos cayó a muchos como un baldazo de agua fría no solo a los seguidores de la banda sino a los que respetábamos su mensaje lleno de crítica social y que apelaba a otras formas de amor.

Si bien no se puede condenar a toda una banda por la actitud de uno de sus integrantes, el silencio ante las injusticias te hace cómplice… y los días de silencio fueron varios.

Quienes nos encontramos dentro de esta escena, quienes crecimos en ella tenemos que mantener una posición firme contra la violencia de género. Todos los integrantes de esta escena somos responsables de generar espacios seguros que permitan a víctimas de violencia poder denunciar a sus agresores sin recibir el maltrato de los fans que los siguen, sin ser juzgadas por “haber esperado tanto tiempo”, sin que se le pidan pruebas, sin ser revictimizadas. Sé que en nuestro contexto actual es difícil creer solo en la palabra de una persona; sin embargo, pretender callar las voces que acusen a nuestros “ídolos” solo llevará a que todas las demás se mantengan en silencio.

El sábado en Perú Independiente se respiraba un ambiente caldeado, el mensaje contradictorio de la productora al dejarlos presentarse -luego de haber anunciado que no sería así- cayó mal en parte del público que estuvo esa noche, pero no en la mayoría que los aclamaba. Muchos de los seguidores de la banda afirman que “se deben de escuchar ambas versiones” y La Nueva Invasión desaprovechó ese espacio para poder pronunciarse, para poder dejar en claro que su mensaje sobre el amor era real y no mera estrategia, que estaban en contra de la violencia contra la mujer y sobre todo que era el momento de realizar una autorreflexión.

Frente a la decisión que tomó La Lá de apartarse del festival como una forma de protesta, la producción creyó conveniente reemplazarla por un tipo que llama “feminazis” a feministas.

Lamentablemente, el mensaje que les dejaron a sus seguidores es que “La Nueva ya llegó” y que siga el vacilón. No hicieron esfuerzos por calmar las aguas, frenar las agresiones verbales contra el pequeño grupo de feministas que apareció con carteles, permitir que por casi media hora se les insulte y se les arranche los carteles. “Ellas actuaron violentamente lanzando vasos al escenario” afirmaban muchos, porque claro si se lo hacen a tu ídolo musical es violencia, pero si es contra Daniela Darcourt es solo una anécdota. El resto de los integrantes de la banda “salieron a dar la cara” deslindando de Luis Antonio pero sin dejar en clara cuál es su posición en este escenario, un escueto mensaje en redes sociales al día siguiente no es suficiente para responder las preguntas que tenemos muchos de los seguidores.

Que esta situación sirva también para analizarnos, para que, como hombres dentro de la escena, hagamos una reflexión sobre nuestras actitudes, nuestros discursos, nuestros privilegios. Tenemos la obligación de ser frontales contra la violencia hacía la mujer no solo desde textos y manifiestos sino de forma activa. Pensemos en cómo, desde nuestra posición, debemos de generar espacios seguros, dejemos de hacernos la vista a un lado frente a los hechos de violencia que suceden en nuestros círculos y empecemos a escuchar denuncias que alguna vez fueron solo rumores que no quisimos atender por ser personas cercanas.

Debemos también, ya como colectivo de músicos, productores y público encontrar la forma de combatir discursos de odio, los cuales ya están presentes en gran parte del público que sigue a bandas independientes.

Es hora de dejar el floro de ser “aliados” a un lado porque en muchos casos es mera hipocresía.

Saludamos también a las bandas que decidieron manifestarse y ponerse del lado de las víctimas, a Selvámonos que actuó de forma más inmediata, sabemos que no fue fácil, pero seamos más enfáticos y claros.


Trabajar para (sobre)vivir

Una vez leí en una crónica de Lobo Antunes esta frase: cualquier luz es mejor que la noche oscura. Creo que la descubrí poco tiempo después que me mudé a Madrid cuando mi único objetivo era conseguir dinero para vivir. No me desanimé en mi búsqueda, pero los meses hicieron muy difícil sobrevivir en la capital española. Caray, qué difícil era siquiera conseguir una entrevista, que me respondan los correos, que al menos revisaran mi CV. Cualquier luz es mejor que la noche oscura: Con el reflector de esta frase y al borde del descalabro económico conseguí mi primera experiencia laboral en tierras españolas en Leganés, un barrio a una hora de Madrid.

-Que te tomas el tren desde Atocha, tío, y desde allí es media hora hasta Leganés.

Como prefería gastar mis monedas en comida y no en transporte público, en Madrid me hice caminante. Andaba y andaba por horas desde los puestos  de flores en Tirso de Molina hasta la plaza San Idelfonso en Malasaña, y de bajada a mi casa preguntaba en todas las librerías de Lavapies si necesitaban a alguien que vendiera sus libros. ¡Pero si hoy ya nadie lee!, me dijo una señora cuya librería estaba pintada con árboles que me daban la sensación de estar en un bosque o en una página del Señor de los Anillos. ¡Ya nadie paga por libros, chico!, gritó la señora cuando yo ya tenía medio cuerpo afuera de la librería y los árboles.

Agradables. Verdaderas. Así son las calles de Madrid.

Pero duras, muy duras, muy duras para encontrar futuro, para rasgarlas, para sacarles brillo. El grabado de las calles de Madrid no te deja resbalar, es muy áspero.

-Nos vemos a las 11:00 entonces, te bajas en Leganés y luego me llamas para indicarte como llegas a la biblioteca.

-Hasta mañana.

Y me fui a dormir feliz sabiendo que al día siguiente haría mis primeros euros en España luego de tres meses de ser un total improductivo económico.

Madrid

***

La mañana era lluviosa. Era Marzo. Madrid en marzo es lluviosa. Me quedo con el olor de la pista mojada de esa mañana, con el movimiento de las miles de personas en direcciones infinitas. Madrid en marzo es lluviosa.

Salí de mi casa hasta la plaza de Tirso. No sabía si era mejor ir por Lavapies, así que tiré hacia delante, directo, cubriéndome de tanto en tanto de la lluvia en alguna tienda o locutorio a fumar un cigarro sin comprar nada. No tenía paraguas. Ya no tenía nada para gastar, en realidad. Ya había desayunado un pan y un vaso con agua. Eso me duraría hasta el almuerzo, pensé.

Llegué a Antón Martín y pasé por el Cine Doré. Me dieron ganas de ver una película, con la plata que gane hoy vendré al cine, pensé, ojalá todo salga bien, si no, no tengo como volver a Madrid, si lo logro, veré a una película de la última función. La calle empezó a descender, era la calle Atocha, caminé directo hasta El Retiro. Justo al frente estaba la estación. Crucé la gran avenida, qué larga avenida, muchos segundos para cruzarla, tal vez 30 o 40, cuánta gente, qué bulla. Compré el ticket y fui hacía el andén a esperar el tren.

Cuando entré al tren me acomodé cerca de una puerta. Detrás de mí subió un hombre gordo de casaca de cuero y barba blanca, llevaba una guitarra en la espalda y un sombrero grande y redondo, esos que te protegen todo el cuerpo de la lluvia. Empezó a cantar. El tren no iba tan lleno y era muy silencioso, nadie hablaba, la voz del gordo se escuchaba muy clara y agria, el paisaje madrileño de las afueras era árido y se veían muchos tugurios de edificios y ventanas con ropa tendida en las afuera, eso que los españoles llaman la colada.

Juro que el gordo en una de sus frases cantó:

cualquier luz es mejor que la noche oscura

pero no reconocí la canción, no sé si era Lobo Antunes

Y yo me quedé pegado hasta que llegué a Leganés. Bueno, vamos. Ha pasado casi hora y media desde que salí de mi casa.

-He llegado. ¿Y ahora? –llamé a mi futuro estudiante.

-Camina de frente hasta la Universidad Carlos III, allí hay un portal y lo cruzas, llegas al campus y al final está la biblioteca.

Salí de la estación y caminé directo. Vi muchas casitas pequeñas, portales de vidrio y metal blanco, como especies de quintas. Al final de una esquina muchos señores de edad avanzada hacían una cola, y cuando vi el nombre del local al doblar vi que era una casa de adulto mayor y allí recibían comida refugiados y extranjeros.

Llegué a la universidad y allí me esperaba mi alumno.

-Joder, tío, sí que te has demorado, qué tal, soy Jose.

-Santiago, un gusto, perdona pero estamos super lejos.

-Nada, nada, vamos adentro para que conozcas.

Entramos a la biblioteca. Encontramos una mesa para dos. Empezamos a estudiar gramática alemana básica. Jose se veía entusiasmado por aprender, pero su voz era aguda y constante, como de presentador de programa concurso, me aturdía un poco. Se me hacía difícil hablar en alemán con él.

Pero no importó. Había logrado tener mi primer estudiante y mis primeros cuarenta euros en Madrid. De aquí en adelante, lo que venga. 

¿Cualquier luz es mejor que la noche oscura?

No lo sé, pero al menos esa noche fui al cine.