Gx3 y Futuro Incierto: la nostalgia del punk

-Puro jubilado ‘tamare

Fue una de las primeras frases que escuché cuando llegué al Ovalo Balta. Junto al Metro ya se notaban varios círculos de gente que hacían previos al concierto de G-3 y Futuro Incierto: se reunían en las veredas alrededor de algún trago. La gran mayoría de los presentes en esta zona de Barranco bordeaba los 30 años, es una cosa visible esta de la edad, muy notoria hasta por razones estéticas, muchos nos reconocimos como los viejos chikipunks que no habíamos visto a ambas bandas compartir escenario.

G-3 se despidió de los escenarios el 2000 en un épico concierto en el recordado Teatro Ambassador de Lince. Aquella vez fue también la última vez que compartió escenario con Futuro, luego de eso se organizaron algunos conciertos pero nunca un regreso “oficial”. Por otro lado, Futuro Incierto nunca anunció una despedida pero desde inicios de siglo su actividad fue siendo cada vez menor, y con integrantes viviendo en distintos lugares del mundo resultaba difícil poder verlos de forma continua.

Eran más de 9:30, la gente apuraba los tragos mientras rememoraba los festivales de la década pasada, los MSN Groups y otras experiencias y códigos generacionales y de identidad que usaba la juventud chikipunk limeña.

Boom Boom Kid. Foto: Carlos Vizconde

¿Somos los chikipunks que crecimos en la década pasada víctimas de la nostalgia? Todos extrañamos algo de esa época.

Recuerdo que cuando empezó el “boom” de conciertos internacionales en nuestra ciudad las primeras bandas en llegar apelaban a la nostalgia de los jóvenes que crecieron entre los ochenta y noventa. Desde nuestra “joven” perspectiva era difícil entender que mientras la música de este siglo giraba alrededor de otros sonidos, las grandes productoras insistían tenazmente en traer “dinosaurios”.

Ahora ya en base tres, y sin la visión idealista que tenía sobre la escena y la música en general, es fácil entender cómo funciona en realidad el negocio. Pues, lamentablemente, crecer implicar darse cuenta de que la música además de arte y forma de expresión es también una máquina de billetes. Con esto no quiero decir que reunir a ambas bandas locales haya sido una movida motivada únicamente por una visión de negocio, aunque es obvio que hace quince años muchos de los que estábamos ahí no habríamos pagado hasta 80 soles para verlos en vivo y no por menospreciar su trabajo e influencia en la escena local, sino por falta de recursos.

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Ya eran casi la 10 de la noche y ya era hora de entrar al Centro de Convenciones de Barranco pues la fiesta arrancaba con un breve show de Boom Boom Kid. Acompañaron a Nekro: Gonzalo Farfán de Inyectores en la guitarra, Paul Celi de Metamorphosis en el bajo y Rubén Patiño de Futuro en la batería. Afuera la cola era ligeramente larga por lo que no pude ver el show completo, escuché algunos temas, me metí al pogo brevemente y entre la gente empecé a notar, otra vez, que esta fecha era un especial reencuentro.

Terminado el show de Boom Boom Kid, mucha gente se acercó a comprar cerveza para refrescarse y se topó con largas colas y solo dos puntos de venta de cerveza, esto solo lograba impacientar más a los que aguardaban el inicio del show.

Hasta que Futuro Incierto apareció en el escenario.

Futuro Incierto. Foto: Carlos Vizconde

Las luces se apagaron y la banda arrancó con “Fue ayer” tema de su último disco EGO. Siempre el sonido melódico de Futuro destacó dentro de la escena local, ya desde sus inicios en los noventa, en el que la banda presentaba una propuesta que no terminaba de encajar en el hardcore ni en el punk rock, estilos que destacaron dentro de lo que quedó de la escena subte.

Los primeros temas iban por ese lado: “9 años” y “Acortar distancias” siguieron el set y la nostalgia de sus letras contagiaba al público que coreaba cada una de las letras, muchos nos ganamos con este inicio desde la cola para comprar cerveza. El local estaba repleto y el pogo aún era algo tímido hasta que arrancó el intro de “Perdido en el fondo”, volaron las chelas, la gente se apartó para dar paso a quienes empilados por la banda arrancaron en ir y venir de empujones y golpes. Hasta “Esa espina”, el set estuvo plagado de temas rápidos y fuertes. Muchos agradecían las gotas de cerveza que volaban por el aire y aliviaban un poco el calor.

La dinámica de estos conciertos siempre me gustó pues generaba una forma de unión distinta, podías no conocer a quien estuviese a tu lado pero si llegaba a ti ese verso o esa estrofa que te recordaba un momento en particular, encontrarías entre la masa de desconocidos alguien que entendería, sin necesidad de usar palabras, lo que pasa en tu interior.

Casi a medio show la banda hizo una pausa para agradecer al público y a Hacemosmerch, organizadores del concierto, por dar la oportunidad de ver a ambas bandas juntas otra vez. Entendiendo al público ya crecido, Pedro Alemant nos recordaba que estas canciones formaban parte de nosotros pues con ellas habíamos crecido.

El siguiente bloque estuvo conformado por temas de diversas producciones, un set variado, tal como lo esperábamos. El punto más alto fue cuando tocaron su clásico “Si tu no estás” y en el medio de la gente una cabeza de robot pogueaba junto a nosotros y muchos suponíamos que el final estaba cerca. Luego de un par de temas más Futuro Incierto cerraría tocando tres canciones que marcaron a toda una generación: “Entre las piedras”, “Sabor amargo” y “Futuro incierto”.

Al terminar el show de Futuro, muchos aprovechamos para salir a tomar aire y en algunos casos para comprar merch de las bandas en el stand de Hacemosmerch. Muchos conversaban sobre el reciente show de Futuro y recordaban o comparaban con los recuerdos de conciertos pasados. Quienes buscaban una cerveza tenían que soportar nuevamente largas colas y el calor dentro del local.

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Después de unos 15 minutos, ya estaban sobre el escenario Gonzalo, Gabriel, Guillermo y Pipe: G-3, una banda que se ha mantenido por casi tres generaciones de punks locales, desde quienes los escucharon luego de ser Autopsia durante su época subte, la época noventera post Psicotropía y quienes los escuchamos luego de su separación tras la salida del album “En Casa”. El show arrancó con el tema “Pasan los días”, dejando en claro que iba a ser un repaso por toda su discografía, desde un inicio muchos pedían clásicos pero para llegar a ellos aún faltaban bastante pues la banda nos regaló un set-list bastante largo.

Mi relación con G-3 es bastante más tardía que con Futuro Incierto, mi conexión con la banda fue más adulta por así decirlo. No quiere decir que no los haya escuchado desde mucho antes pero los descubrí de verdad ya en la universidad, en mi época de chikipunk constante tenía “En casa”, “Mayoría equivocada” y algunos temas más conmigo pero no los sentía como parte de mí, tuve que crecer para poder identificarme con su etapa más hardcore.

G3. Foto: Carlos Vizconde

En medio de esto llegó el turno de “Vuelves a aparecer” uno de mis temas favoritos de la banda y que sirve para demostrarme una vez más que Pipe Villarán es un guitarrista superlativo y no hablo solo a nivel local, lo que logra transmitir con sus arreglos y solos le da una sensación distinta a cada canción, ya sea en una canción hardcore como “Ahora o nunca” hasta en algo más lento como “En casa”.

Gonzalo y Guillermo contaron el origen de algunos temas o discos como es el caso de “Un nuevo enemigo” que se grabó en solo una hora y media. Aprovecharon además para agradecer al público y comentar algo que justamente todos notábamos: la gente que estaba ahí venía escuchando a estas bandas desde hace treinta años. Aprovecharon también para invitar a Alejandra Perez-Prieto que formó parte de la banda en la etapa del disco Psicotropía.

Con “De vuelta al rebaño” se armó uno de los pogos más grandes de la noche (y más violentos también) y en medio de los empujones perdí mis lentes y alguien (hasta ahora no sé quien) los recogió del piso y los puso en mis manos, lo que me recordó siempre la solidaridad que se suele vivir en estos conciertos, recoger al que cae, proteger al que está golpeado, la fuerza del pogo es solo una forma de expresión y no la búsqueda de la violencia por la violencia. Luego de “En casa” el final de la noche estaba cerca, muchos empezaron a corear “oooohhh oooohhh” alentando al inicio de “Antisocial”, tema con el que la banda cerró el show.

Terminado el concierto, unos más ebrios que otros salían del local. Afuera todo seguía igual, pero durante algunas horas muchos volvimos a ser esos chibolos que crecimos escuchando punk local, esos que encontramos en las letras de Futuro Incierto, G-3 y muchas bandas más un refugio, un espacio con el cual identificarnos. Luego del fin de semana tendríamos que volver a nuestras rutinas, a enfrentar ese mundo del cual renegamos en la adolescencia, pero sabríamos, en el fondo, que había algo que nos identificaba y unía, algo que trascendió la música y forma parte de quienes somos ahora más de una década después.

Que todos se enteren