De los padres y los besos

El plato de comida espera sobre la mesa.
-No comas frío, por favor
¿Y ahora qué vamos a hacer con esta situación?
Ciertamente, era insostenible, los platos nocturnos terminaban destrozados en miles de pedazos de porcelana barata en el piso, el ají de gallina manchaba las paredes, la mujer del espejo ya no era su madre, y a su padre no lo vio casi nunca.
¿Y ahora qué vamos a hacer con esta situación?
Cuando salían a tomar helados ya la historia de sus viejos tenía un final indefectible. La imagen de tener a mamá en la mano izquierda y a papá en la derecha fue la primera gran mentira que experimentó en su vida. Eso no existe. Nunca existió. Nunca los vio besarse, ni en la tarde de su bautizo, cuando toda la familia animó con silbidos y aplausos a la fría pareja a darse un piquito
-¡Beso, beso, beso!
Pero no se besaron.
-Ya te he dicho, tienes que estudiar mucho, Ricardito, así serás un buen hombre
Pero eso a él no le importaba y se fue a buscar otra empanada de carne o un flan fresco. La familia se despedía poco a poco, gracias por la invitación, todo lindo, gracias por venir, la Pilsen y el pisco sour ya se acabaron.
(Pasaron 23 años)
Hoy espera tranquilo y cansado la noche con un plato de comida sobre la mesa.
-No comas frío, por favor

Que todos se enteren