De los padres y los besos

El plato de comida espera sobre la mesa.
-No comas frío, por favor
¿Y ahora qué vamos a hacer con esta situación?
Ciertamente, era insostenible, los platos nocturnos terminaban destrozados en miles de pedazos de porcelana barata en el piso, el ají de gallina manchaba las paredes, la mujer del espejo ya no era su madre, y a su padre no lo vio casi nunca.
¿Y ahora qué vamos a hacer con esta situación?
Cuando salían a tomar helados ya la historia de sus viejos tenía un final indefectible. La imagen de tener a mamá en la mano izquierda y a papá en la derecha fue la primera gran mentira que experimentó en su vida. Eso no existe. Nunca existió. Nunca los vio besarse, ni en la tarde de su bautizo, cuando toda la familia animó con silbidos y aplausos a la fría pareja a darse un piquito
-¡Beso, beso, beso!
Pero no se besaron.
-Ya te he dicho, tienes que estudiar mucho, Ricardito, así serás un buen hombre
Pero eso a él no le importaba y se fue a buscar otra empanada de carne o un flan fresco. La familia se despedía poco a poco, gracias por la invitación, todo lindo, gracias por venir, la Pilsen y el pisco sour ya se acabaron.
(Pasaron 23 años)
Hoy espera tranquilo y cansado la noche con un plato de comida sobre la mesa.
-No comas frío, por favor

Cómo leer, cuando ya odias leer

Si llegaste a este post es porque, probablemente, al igual que a muchos de nosotros, algún suceso traumático en la vida te hizo odiar la literatura y sentir que leer es un castigo de aburrimiento eterno.

Este evento traumático suele suceder en la escuela con las novelas de lectura obligatoria. Y es que los libros escogidos para el año escolar (al menos en mi caso particular) provocaban un efecto idéntico a cuando tu abuela te escoge y compra la ropa. Porque terminas con un montón de cosas por las que no tienes ni el más mínimo interés en conocer. Así, suele suceder que las primeras novelas que te obligan a leer en la escuela hacen que termines asociando cualquier libro con un largo rato de aburrimiento.

Por allí dicen que la primera impresión vale lo mismo que una primera cita. Y si tu primera cita con la literatura fue con Homero y La Odisea, es entendible que no hayas querido asomarte a otro libro ni por casualidad. Incluso cuando ha sido obligatorio conocer el contenido de alguna novela, seguro  el resumen en Wikipedia o la adaptación en Netflix han sido tus mejores aliados para evitar acercarte a esos objetos de aburrimiento.

Pero tranquilo, que no hay nada malo ni en ti, ni en Homero o La Odisea. Simplemente, no se conocieron en el momento correcto.

Así que, si dentro de tus propósitos de este inicio de año se encuentra empezar con ese hábito lector, ya sea por curiosidad o por pura vanidad, estás en el lugar correcto. Porque te daré cuatro recomendaciones que te asegurarán que tu segunda cita con la literatura sea inolvidable. Y como sé que, por ahora, leer no es lo tuyo; iré directo al punto.

 1.- ¿QUÉ LEER?

Aunque no todo el mundo disfrute leer, creo que todos disfrutan de las películas, series o, simplemente, conversar con otra persona. Si no es tu caso, este post no te sirve.  

Escoger un libro es más o menos como escoger una película o como escoger un tema de conversación. Solo tienes que preguntarte ¿qué cosas te interesan?

Por ejemplo, si te gustaron películas como Mad Max, Divergente, Elysium, The Martian, The Matrix, o alguna con un tráiler similar. Es más que probable que te interesaran los libros sobre distopías o ciencia ficción. Te asombrarías la cantidad de películas que están basadas en libros o derivan de adaptaciones de estos.

Piensa en un par de películas o series que hayas disfrutado mucho y ¡listo! Ya tienes la clase de libro que podrías empezar a leer. Te puedo asegurar que cualquier tema que sea tratado en una película ya ha existido previamente en alguna novela. Desde romance, policíacas,  misterio, ciencia ficción, sociedades secretas, etc. Cualquier tema que puedas encontrar en una película o serie, lo podrías encontrar en miles de libros diferentes.

2.-LA CALIDAD NO SE MIDE EN KILOS

Una vez que ya tienes los temas que te interesan (solo escoge tres como para empezar), lo que sigue es buscar en internet o por recomendaciones de amigos novelas con esta temática.

De entre los libros que más te hayan llamado la atención, asegúrate que estos contengan cuando mucho 300 páginas. Porque si leer un post de Twiter te resulta eterno (y eso que solo se tratan de 280 caracteres), imagínate con un libro de más de 300 páginas (aproximadamente unas ochenta mil palabras).

Te aseguro que existen libros sumamente cortos, pero igual o más interesantes que un libro extenso.

3.- CUIDADO CON LOS CLÁSICOS: NO SON ELLOS, ERES TÚ

Seguramente, las primeras recomendaciones que te aparecerán en el buscador o en las recomendaciones de tus amigos serán los clásicos de la literatura universal.

En este punto, lamento decirte que es posible que aún no estás listo para disfrutarlos, al menos no completamente. Es algo así como pagar por una cena en un restaurante gourmet cuando estas acostumbrado a la comida enlatada.

Entonces, por ahora y hasta que no te quites las rueditas de entrenamiento, otro filtro que debes utilizar para escoger una de tus primeras novelas a leer, es la fecha de publicación. Es decir, existen clásicos literarios publicados hace más de cien años y otros que no llevan ni treinta años de publicados y ya ocupan un merecido sitio en la literatura universal.

Para un ávido lector, la antigüedad de la novela no es inconveniente alguno. Incluso puede resultarle sumamente interesante leer una novela que le permita conocer la manera de pensar de la sociedad de hace más de un siglo atrás.

Sin embargo, para alguien que recién se inicia en este enriquecedor hábito, leer un clásico de Shakespeare u otra novela escrita hace más de cien años le puede resultar más que aburrido (hasta incomprensible) por la manera en que están escritos los diálogos y las descripciones con expresiones en desuso.

Así que dentro de los libros que hayas escogido como potenciales primeras lecturas, asegúrate que estos no hayan sido escritos hace más de cuarenta años… O podrías toparte con expresiones como ¡pardiez!

4.- QUE NO TE LO CUENTEN NI WIKIPEDIA NI NETFLIX

Si ya has llegado hasta este punto, no dejes que ni Wikipedia ni NETFLIX te arruinen la experiencia, pues podría resultar más “sencillo” solo leer el resumen del libro que elegiste o ver la adaptación cinematográfica. Te puedo asegurar que no será lo mismo que leer el libro por tus propios medios. Si no me crees, te doy dos ejemplos.

De seguro has escuchado la célebre frase “el fin justifica los medios”, mundialmente atribuida a Nicolás Maquiavelo en su obra El príncipe. Pues resulta que podrías leer el libro entero y no vas a encontrar esa célebre frase en ninguna página. Ya que esta frase no es más que la conclusión a la que llegó alguien que leyó el libro entero y sintetizó sus propias conclusiones.

Como segundo ejemplo, la popular frase “elemental, mi querido Watson” no aparece en ninguna de las novelas escritas por sir Arthur Conan Doyle (creador del famoso detective Sherlock Holmes). Ya que esta frase fue incluida en la adaptación cinematográfica de la novela (película de 1939, titulada ‘Las aventuras de Sherlock Holmes’).

Lo divertido de leer es sacar tus propias conclusiones e imaginar las cosas a tu modo. No dejes que lo hagan por ti.

Con estas breves recomendaciones, espero que te encuentres listo y puedas disfrutar para tu segunda cita con la literatura.

La nostalgia de Estambul

Cuando pienso en Lima, la palabra caos es la primera que aparece en mi mente. No me alegra que una connotación negativa sea la que me relaciona con mi ciudad. Pero gracias a Ohran Pamuk (premio nobel de literatura 2006) y su libro ‘Estambul: ciudad y recuerdos’ he podido darle la vuelta a esta idea a través de una pregunta: ¿qué representa la palabra caos para los limeños?

El caos empieza en la confusión y puede ser una fuente de amargura o tristeza. Y esta diferencia de conceptos/emociones la explica Pamuk cuando camina por la derruida Estambul, viendo restos del Imperio Otomano conviviendo en la vida urbana, y piensa: ¿cómo puede ver belleza en una ciudad tan destruida? Y para responder esto el escritor turco se pregunta: ¿de qué manera los valores naturales y los placeres de una ciudad se vinculan con el interior de sus habitantes?

Para esta idea, Orhan Pamuk mira a la Estambul de sus recuerdos y y rememora sus paseos en el Bósforo, los restos de basura y frutas en la calle; a las bellas mujeres que pasean con velo y vergonzosas entre la gente; a las madres jóvenes que caminan a duras penas tirando de tres niños; a los vendedores de roscas de pan, a médicos, abogados y maestros con sus mujeres y niños…

Entonces, si pensamos Lima bajo estos códigos (y podemos poner por un momento de lado la destrucción política, si eso es posible), pienso en los ceviches del mercado de Jesus María, las palomas en el museo Larco de Pueblo Libre, la brisa de La Punta, los chaufas de la avenida Aviación, el color del malecón de Barranco en verano, el gris fresco de la avenida Salaverry en otoño… y todo eso, todo eso es bello.

Según Pamuk, podríamos sentirnos orgullosos de esa melancolía de Lima, aunque yo le diría a Pamuk: a veces es muy difícil disfrutar de estas cosas de la ciudad cuando se piensa en la criminalidad que nos agobia a todo nivel.

Y tal vez aquí radica el origen de la amargura de la Lima moderna: todos nos sentimos tristes por el destino inevitable de la ciudad.

Lima es como una ventana llena de vaho.

Ohran Pamuk te ayuda a amarla desde allí.

Ficha:

Autor: Ohran Pamuk

Libro: “Estambul: ciudad y recuerdos”

Año: 2003

Idioma original: turco

Edición recomendada en español: Editorial Circulo de lectores