Atualización:
El día de hoy, Fernando Castro, integrante de La Nueva Invasión y productor de Perú Independiente emitió un comunicado en el que informa su alejamiento de la banda y, temporalmente, de la producción de la Feria. Además hace un mea culpa y una reflexión de cara a las acusaciones contra Luis Antonio.
Me hubiese gustado escribir una crónica distinta. Tal vez resaltar como es que Perú Independiente creció de una pequeña feria con unas decenas de puestos en El Local de Miraflores a ser un Mega Festival que ocupó toda la extensión de los Domos de San Miguel. Quienes fuimos testigos de ese crecimiento vimos también cómo, desde sus inicios, se planteó como un espacio para nuevas bandas limeñas y mantuvo su propuesta hasta estos días. Hasta que nos enteramos de las denuncias por violencia machista contra el cantante de La Nueva Invasión.
Sin embargo, cualquier cosa que se pueda decir sobre la última edición de Perú Independiente queda opacada por los sucesos que lo precedieron. No una, sino dos acusaciones de agresión física y psicológica fueron realizadas contra Luis Antonio Vicente, vocalista de La Nueva Invasión. La noticia nos cayó a muchos como un baldazo de agua fría no solo a los seguidores de la banda sino a los que respetábamos su mensaje lleno de crítica social y que apelaba a otras formas de amor.
Quienes nos encontramos dentro de esta escena, quienes crecimos en ella tenemos que mantener una posición firme contra la violencia de género. Todos los integrantes de esta escena somos responsables de generar espacios seguros que permitan a víctimas de violencia poder denunciar a sus agresores sin recibir el maltrato de los fans que los siguen, sin ser juzgadas por “haber esperado tanto tiempo”, sin que se le pidan pruebas, sin ser revictimizadas. Sé que en nuestro contexto actual es difícil creer solo en la palabra de una persona; sin embargo, pretender callar las voces que acusen a nuestros “ídolos” solo llevará a que todas las demás se mantengan en silencio.
El sábado en Perú Independiente se respiraba un ambiente caldeado, el mensaje contradictorio de la productora al dejarlos presentarse -luego de haber anunciado que no sería así- cayó mal en parte del público que estuvo esa noche, pero no en la mayoría que los aclamaba. Muchos de los seguidores de la banda afirman que “se deben de escuchar ambas versiones” y La Nueva Invasión desaprovechó ese espacio para poder pronunciarse, para poder dejar en claro que su mensaje sobre el amor era real y no mera estrategia, que estaban en contra de la violencia contra la mujer y sobre todo que era el momento de realizar una autorreflexión.
Frente a la decisión que tomó La Lá de apartarse del festival como una forma de protesta, la producción creyó conveniente reemplazarla por un tipo que llama “feminazis” a feministas.
Lamentablemente, el mensaje que les dejaron a sus seguidores es que “La Nueva ya llegó” y que siga el vacilón. No hicieron esfuerzos por calmar las aguas, frenar las agresiones verbales contra el pequeño grupo de feministas que apareció con carteles, permitir que por casi media hora se les insulte y se les arranche los carteles. “Ellas actuaron violentamente lanzando vasos al escenario” afirmaban muchos, porque claro si se lo hacen a tu ídolo musical es violencia, pero si es contra Daniela Darcourt es solo una anécdota. El resto de los integrantes de la banda “salieron a dar la cara” deslindando de Luis Antonio pero sin dejar en clara cuál es su posición en este escenario, un escueto mensaje en redes sociales al día siguiente no es suficiente para responder las preguntas que tenemos muchos de los seguidores.
Que esta situación sirva también para analizarnos, para que, como hombres dentro de la escena, hagamos una reflexión sobre nuestras actitudes, nuestros discursos, nuestros privilegios. Tenemos la obligación de ser frontales contra la violencia hacía la mujer no solo desde textos y manifiestos sino de forma activa. Pensemos en cómo, desde nuestra posición, debemos de generar espacios seguros, dejemos de hacernos la vista a un lado frente a los hechos de violencia que suceden en nuestros círculos y empecemos a escuchar denuncias que alguna vez fueron solo rumores que no quisimos atender por ser personas cercanas.
Debemos también, ya como colectivo de músicos, productores y público encontrar la forma de combatir discursos de odio, los cuales ya están presentes en gran parte del público que sigue a bandas independientes.
Es hora de dejar el floro de ser “aliados” a un lado porque en muchos casos es mera hipocresía.
Saludamos también a las bandas que decidieron manifestarse y ponerse del lado de las víctimas, a Selvámonos que actuó de forma más inmediata, sabemos que no fue fácil, pero seamos más enfáticos y claros.