Caos en la PUCP

En mi época de estudiante en la PUCP nuestra principal lucha fue contra el cardenal Cipriani y su intromisión en el manejo económico y académico de la universidad. El conflicto llegó hasta El Vaticano. En esos años solo un grupo pequeño de católicos intransigentes apoyaba al Arzobispado y había cierta unidad contra ellos al respecto. Los estudiantes estábamos contentos con nuestras autoridades por la pelea que daban contra la Iglesia, siempre desde la esquina académica que profesa un centro de estudios como la PUCP.

Pero lo que hoy sucede es totalmente diferente y lamentable por muchas razones. Y la principal es por la distorsión de la institución universitaria por lo mecanismos del mercado.

La universidad ha realizado cobros extraños y ha empezado a tomar cartas en el asunto. Hay un mal manejo que debe ser saneado por el vicerrectorado administrativo, el área responsable de los cobros indebidos. Los culpables aparecerán tarde o temprano. 

Con el fin de solucionar esta situación se convocó ayer de manera extraordinaria al Consejo Universitario para evaluar las medidas que se implementarán para que toda persona afectada económicamente sea saneada. Ante esta decisión, unas cuantas decenas de estudiantes hoy impidieron el ingreso de las autoridades al edificio central de la PUCP para evitar que se realice la sesión. Con carteles en mano y arengas como “Marcial rata, devuélveme mi plata” o “Marcial Rubio miserable” han hecho sentir sus bien fundadas molestias. El derecho a protesta es legal y hasta allí, aunque lo insultos distorsionen los reclamos, los involucrados tienen derecho a alzar su voz. El problema es que lo han hecho con violencia.

Los estudiantes han bloqueado el ingreso a los rectores al edificio Dintilhac a trabajar. Y el equipo de seguridad de la PUCP ha respondido empujándolos y generando desorden, caos, gritos, insultos. Una imagen lamentable. No porque no se espere de la PUCP, sino porque cualquier conato de violencia es un sinsentido. La crítica agresiva no debe ser respondida. La reacción de Marcial Rubio también es penosa y desoladora.


Sobre esto, Luis Alvarado (21 años, estudiante de derecho) secretario de la organización Acción de Izquierda Universitaria, conversó con La Central.pe: “Exigimos que los responsables de los cobros ilegales renuncien. Esto ha generado que muchos alumnos pierdan ciclos,  que se atrasen en sus carrera. Pedimos transparencia económica, así como los derechos de los jubilados, el alza del precio de la comida y las fotocopias…”.

El estudiante habla de diversos temas, aunque las vías institucionales para la resolución de los mismos pasen por otros canales.

Continúa Alvarado: “Ha sido decisión unánime de los representantes estudiantiles para que no sesionen, los REA han decidido no ir a la sesión, porque no es posible que en menos de 24 horas y sin documentación se organice un Consejo Universitario. Por eso no hemos dejado pasar a los rectores, es una medida política y es inaceptable que se sesione”. Sin embargo, para sorpresa de Alvarado, lo que establece el reglamento es que una ‘sesión extraordinaria’ puede ser avisada incluso con horas previas para su realización, dependiendo de la gravedad del tema.

Al final, lo que quedan ideas bastante simples como conclusión: 1) los responsables de los cobros indebidos deben responder; 2) la protesta como tal no está en discusión; 3) todos los afectados deben ser saneados; y 4) los estudiantes deben responder con responsabilidad por la medida de protesta tomada.

No olvidar que esto sucede en tiempos previos a elecciones en la PUCP, lo que le da un tufo político a esta historia.


México cambia su historia

méxico, AMLO, mexico presidente, historia mexico, PRI, PAN, Felipe Calderon, Vicente fox

Por Israel Carreón

Comunicador y magíster en Estudios Culturales por la Universidad Autónoma Metropolitana de México

Andrés Manuel López Obrador (AMLO) es el nuevo presidente de México luego de dos intentos fallidos. Los más de 30 millones de votos representan el hartazgo hacia los gobiernos del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que gobernó por más de 70 años seguidos, y una falsa alternancia con las administraciones de Felipe Calderón y Vicente Fox, ambos representantes del Partido Acción Nacional (PAN).  Así pues, la elección de López Obrador es un hecho histórico para México.

La principal promesa de AMLO es terminar con la corrupción. También promete pacificar al país, desarrollar económicamente a México mirando al comercio interior y no sólo al exterior, específicamente a Estados Unidos, país al que exporta más del 90 por ciento de sus productos; mejorar las condiciones de los pobres que suman más del 50 por ciento de la población total, unos 60 millones, y finalmente: lograr la ‘Cuarta Transformación de México’.

¿Es AMLO la solución para México?

¿Qué es ‘la cuarta transformación de México’? 

Primero veamos las tres primeras transformaciones:

La independencia. Es el nacimiento de México como nación, conflicto armado iniciado por Miguel Hidalgo, un criollo en contra de los beneficios de unos pocos que derivó en una guerra de más de diez años.

La Reforma. Aquí estuvo involucrado uno de los personajes favoritos de Obrador, el oaxaqueño Benito Juárez, el Benemérito de las Américas. La también conocida guerra de los tres años, entre conservadores y liberales, culminó con las leyes de reforma, enfocadas a quitarle poder a la iglesia y secularizar al Estado.

La Revolución. Uno de los movimientos armados más importantes del siglo XX en América Latina. La Revolución terminó con la dictadura de Porfirio Díaz, instauró una nueva constitución -vigente actualmente- y nacionalizó diversos bienes que estaban en propiedad de extranjeros.

AMLO aseguró que esta ocasión la transformación se hará por la vía pacífica y democrática y no armada, como las tres anteriores, por lo que si es cierto, en cualquier momento de su administración estaría convocando a una Asamblea Constituyente para cambiar la Carta Magna. De lo contrario, su decir sólo es una figura retórica para indicar darle mayor relevancia al cambio de gobierno.

Asuntos tratados en los meses previo a la Presidencia

Tras las elecciones de julio pasado, el equipo de transición del hoy presidente de México inició el proceso para presentar una iniciativa de ley de Amnistía e inauguró los foros ‘Por la Pacificación y Reconciliación Nacional’. Además, en su campaña prometió que echaría atrás la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México, la reforma energética y la educativa. Las Cámaras de Diputados y de Senadores que hoy también cuentan con mayoría del partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena) del que AMLO es fundador, ya se encuentran trabajando en las iniciativas para dejarlas sin efecto.

Sin embargo, una de las polémicas de López Obrador durante su campaña fue la idea de regresar al ejército a los cuarteles.  Esta promesa ya la rompió pues hace poco presentó una iniciativa de ley para crear una Guardia Nacional con la Policía Militar, la Policía Naval y la Policía Federal.

En el pasado, en diferentes ocasiones el presidente se manifestó en contra de que el Ejército estuviera en las calles supliendo labores de seguridad pública y afirmó que la Policía Federal debería de ser la encargada de hacerlo. No obstante, unos días antes de su toma de protesta afirmó que las policías del país están corrompidas -lo cual es cierto- y que no son suficientes para dar frente a los criminales. Por ello, presentó la propuesta para crear la Guardia Nacional.

En su discurso de toma de poder reafirmó que impulsará la construcción de la Guardia Nacional, pero prometió que nunca dará la orden de que el Ejército reprima al pueblo. Habrá que juzgarlo con el tiempo, ya que la formación de la policía militar es casi un hecho pues cuenta con mayoría absoluta en ambas cámaras del Congreso para aprobarla.

Día de fiesta nacional

Contrario a lo que sucedió hace seis años, cuando Enrique Peña Nieto tomó protesta como presidente del país en un evento privado y con protestas en las calles de la Ciudad de México, donde incluso un activista murió por una herida de bala de goma en el ojo, la posesión de mando de López Obrador como mandatario de México se llevó a cabo en paz y armonía.

Miles de personas arribaron al Zócalo capitalino, frente a Palacio Nacional, desde donde despechará en adelante el presidente, para celebrar junto con AMLO y los representantes de los pueblos originarios del país el cambio que todos los mexicanos deseamos. Por primera vez en la historia, un mandatario recibió el bastón de mando por parte de los pueblos originarios, incluso se hincó ante el hombre que sollozando de la emoción le dio el símbolo de poder ante la presencia de más de 150 mil espectadores.  

El hartazgo es mucho, la fe otro tanto y la paciencia poca

Cuando López Obrador fue Jefe de Gobierno de la Ciudad de México hizo impulsó obras bien recibidas por la gente:  becas para los jóvenes, pensiones para adultos mayores, construcción de caminos y puentes; además de la creación de una universidad pública.

Sin embargo, hoy recibe el país con los peores indices económicos en décadas, el dólar pasó de los 12 pesos en la administración pasada a 19, la gasolina aumentó de 10 pesos a 19; mientras que el salario mínimo sólo aumentó de 60 a 88 pesos.

El reto es grande para AMLO.

Veremos si lo logra.


Advertencia: la fe puede ser dañina para la salud

Para hablar de las numerosas muertes que ha causado la fe cristiana no es necesario retroceder hasta la edad media. Para reconocer el potencial mortuorio de la religión no se requiere estudiar la formación de Medio Oriente. Bastaría con retroceder 40 años y ubicarnos en el 18 de noviembre de 1978 cuando en ‘Jonestown‘, la villa autosostenida de los ‘Discípulos de dios’ fundada por Jim Jones en Guyana, fue asesinado el congresista estadounidense Leo Ryan

El congresista recibió disparos en el cuerpo y el rostro. El asesino: un seguidor de Jones infiltrado en el grupo de feligreses quienes le rogaron rescate cuando fue a investigar las graves denuncias por fraude, encarcelamiento, tortura, secuestro, tráfico de drogas y armas que habían llegado hasta el congreso de los Estados Unidos. Horas después, él y sus más de 900 discípulos se suicidaron.

Exactamente 40 años más tarde, el 16 de noviembre del 2018, el estadounidense John Allen Chau contrató a unos pescadores de la India para que lo trasladen en bote hasta la isla Sentinel del Norte. Es conocido que la visita a esas islas está prohibida pues sus habitantes viven ‘desconectados’ del resto del mundo y responden con violencia a cualquier foráneo que se acerca demasiado. Chau se sentía protegido por su dios y bajó del bote para ‘evangelizar’ a ese pueblo. Con la soberbia que caracteriza a los creyentes, se acercó con biblia en mano -con “la palabra de dios” como escudo- a gente que no le había pedido hacerlo. La respuesta que obtuvo llegó en forma de lluvia de flechas que acabó con su vida.  Hasta hoy no se encuentra su cadáver y los últimos en verlo, los pescadores, dicen haber visto cómo enterraban su cuerpo en la orilla.

Entre esos 40 años y esta mañana podemos encontrar una serie de historias asombrosas relacionadas a la religión y la estupidez,.

Por ejemplo, aquí en Perú durante el azote feroz de los huaicos en marzo del 2018 una mujer decidió pedirle a dios que frenará uno que había anunciado cruzar la carretera por la que ella transitaba. Sin importarle las advertencias de los demás viajeros que habían detenido su marcha para ponerse a distancia prudente y dejar que el huaico pase, la señora decidió enfrentar a la bestia de barro parándose frente a ella, quería interrumpir su camino alzando sus brazos al cielo y rogando a dios que la haga protagonista de un milagro. El enorme huaico sepultó a la mujer y el momento quedó grabado en video.

Podemos enumerar una serie de casos de suicidios masivos desde Estados Unidos hasta Uganda: crueles, violentos y muy tristes. Podemos hablar de pastores que mueren cuando en nombre de su dios retan al fuego, bestias y serpientes y terminan enfermos, mutilados o muertos. De tiroteos y asesinatos en nombre de dios. De pastores que curan homosexuales y de supuestos enfermos de SIDA gritando en las plazas -con el permiso de los municipios- que nunca tomaron una pastilla, que tuvieron sexo sin protección con sus esposas y que ni ella ni sus hijos han enfermado… gloria a dios. 

Podemos hablar de curas que llegan en autos lujosos arrastrados por niños, de feligreses pobres que donan su dinero a pastores millonarios. De estados que financian iglesias con el dinero de los impuestos en países donde la salud está en crisis. De pederastia, homofobia, misoginia, y de cuánto dolor toleramos en nombre de un dios que, de existir, ha demostrado ser cruelmente selectivo con el uso de su poder. De un dios que obra milagrosamente sosteniendo durante un terremoto el muro donde se grabó la imagen de su hijo, pero que permite que los pederastas de su iglesia abusen impunemente de los hijos de los demás.

De lo que deberíamos estar hablando es de lo peligrosas que pueden ser las religiones. De cuánta muerte y cuánto odio generan y que se promueven como algo positivo en nuestras vidas sin ninguna advertencia.

Un restaurante no puede funcionar sin revisiones constantes para evitar que sus comensales enfermen. Una cajetilla de fósforos no puede venderse sin una advertencia de que su mal uso podría provocar un incendio. Mientras tanto la religión mata y contamina el cerebro de la gente con odio y estupideces sin que nadie la cuestione o supervise. Y además bendice ceremonias oficiales y recibe dinero del Estado.

Por lo menos, debería ser una obligación advertir lo siguiente: creer ciegamente en la fe nos puede condenar a una muerte estúpida.


Zaperoko: cinco frases homofóbicas

El ciudadano Antonio Gálvez denunció a través de su cuenta de Facebook que un integrante de la orquesta de salsa Zaperoko se burló de él por su orientación sexual. Según Gálvez, Juan Carlos Paz, animador de la orquesta, gritó “Sauu” al verlo en el aeropuerto Jorge Chávez.  El onomatopeya es denigrante y de muy conocido uso en el Perú. Luego de esto salsero gritó nuevamente “¡Tómatelo todo!”, cuando el ciudadano bebía agua de una botella, entre risas de todos los salseros. 

Hemos visto el video de descargo de la banda y la verdad su argumentación nos ha dado lástima porque vemos en ella locuciones bajo las que se normaliza la homofobia. En este post escogemos cinco frases homofóbicas de la defensa de los salseros y explicaremos por qué debería sancionarse. Fue muy difícil para nosotros entender el fin del video debido a las galimatías de los integrantes. Pero aquí vamos.

1.- “Ha sido una broma, una ‘chacota’, pido disculpas al señor Antonio Gálvez, jamás quise ofenderlo, ha sido solo una broma, tengo muchos amigos y familiares y amistades que son gays”

Justamente, en ese primario argumento de “fue una broma” se escuda el señor Paz. Le diremos desde acá algo que tal vez no sabe: las bromas cuando son ofensivas son transgresiones. Burlarse de alguien por cualquier razón es una falta de respeto. Usted, ha faltado el respeto y se escuda, como un niño de educación inicial, en que “fue una broma”. No fue una broma, fue violencia.

2.- “Hemos estado en plan joda, cuando he visto que nos estabas filmando y yo pensé que era un fan, y por eso subí el tono de la broma. La gente que nos conoce sabe que no somos así” 

¿A qué se refiere cuando dice ‘no somos así’? ¿Así cómo? ¿Diferente? ¿Distinto a los demás? Paz no se da cuenta la homofobia contenida en sus oraciones. Simplemente no se da cuenta de que la carga homofóbica de sus palabras.

3.- “Queremos estrecharte la mano y darte un abrazo”

¿Tú crees que el señor Gálvez va a querer mostrarte respeto luego de tu insolencia? Además,  ¿crees que porque das la mano puedes borrar un acto de homofobia? Y por último: sentimos que con esa afirmación hay una una especie de ‘náusea’ de tu parte, como si tocar a un homosexual fuera un gran esfuerzo para ti. En realidad debería ser viceversa.

4.-“Soy humanitario al ayudar a todo este tipo de gente. Mis amigos periodistas saben la calidad de persona que soy”

Gracias por tu apoyo a la comunidad, con tus burlas y bromas homofóbicas seguro hacemos un Perú mejor. ¿Es que no se dan cuenta de que tratan a homosexuales como ‘diferentes’? ¿No ven que el hecho de que perciban a personas de esta opción sexual es el problema central? Esto se llama falacia ad verecundiam, pues el señor Paz considera que la veracidad de su idea depende de la opinión de sus allegados. ¿Qué autoridad tienen sus amigos, señor Paz?

5.- “Soy ‘chonguero y jodido’. El show que yo realizo siempre es así y nunca es con la intención de faltar el respeto. Así hago mis bromas yo en todos mis shows. No te lo tomes personal, a veces las bromas se salen de las manos. No ha habido malicia. Ha sido una ‘palomillada’, ‘espontaneidad’, ‘picardía’, que se ha malinterpretado. Nosotros no hemos atacado”

No sabemos qué diccionario usan los salseros, pero una ofensa es un maltrato. Una ofensa es violencia. Aunque tu intención no haya sido ofender, hay vilipendio, injuria, degradación. Lo más lamentable es que siguen argumentando desde una idea errada, y desde allí sigue brotando los argumentos discriminatorios que hemos analizado en la presente nota.

Este es el lenguaje que usan los salseros de Zaperoko.

¿Un rockero se disculparía igual?

Morrissey: cuando pienses en volver

Ayer Morrissey dio un concierto en Lima en el Parque de la Exposición. No pude evitar recordar lo que pasó en su última visita a nuestro país: se intoxicó al comer Penne a la Puttanesca en una trattoria limeña, se atragantó con un fideo y murió. Fue muy triste, sobre todo para sus fans.

¿Y ahora qué vamos a hacer con todo el dinero invertido?, se preguntaron los empresarios. Había que buscar una solución para seguir produciendo billetes. ¿Qué hacer?

El productor inglés Vlad Mountyesno conoció en esos días a un ex marino peruano muy parecido al cantante -casi idéntico en realidad- con el que incluso se habían tomado algunas fotos en los días que pasaron por Perú. La solución estaba ahí frente a sus ojos. El tipo no tenía mucho que lo atara a nuestro país.

Los traumas de la guerra interna lo habían vuelto un hombre violento, razón por la que su familia y amigos se alejaron de él. Abandonado por el gobierno de Alberto Fujimori, pero no por su partido, vivía con las justas de lo que ganaba como parte de la portátil fujimorista yendo a cada evento, mitin o manifestación a la que lo convocaban.

Con lo que no contaba Vlad es que esto tendría consecuencias…

El No-Morrissey que hoy conocemos reproduce ese discurso que repetía en la portátil fujimorista y lo globaliza. De ahí los arranques fachos de No-Morrissey contra los inmigrantes y la pasión por los discursos conservadores europeos.

El viejo marino, al que la guerra y el Estado peruano dejaron abandonado a su suerte, hoy viaja  por el mundo conociendo los discursos originales del fascismo, gozando de los lujos de los que goza una estrella de rock (sin comer carne eso sí, no se puede romper el mito) y conociendo finalmente a qué sabe el caviar.

Creo que no es el único caso donde se reemplaza a un músico.

Reemplazar músicos sirve para no romper la lógica de pan y circo con la que el Estado manipula las mentes de la ciudadanía ni afectar los bolsillos de los empresarios para evitar ahuyentar la inversión privada.

Es una práctica más común de lo que parece desde que murió Paul McCartney y lo reemplazaron con un doble tal como demuestra la teoría “Paul is Dead”. Otro caso famoso es el de Avril Lavigne, cantante reemplazada luego de su lamentable deceso. Reemplazo del que sobra evidencia en internet.

Ay, Pedrito

Lo mismo podría haber pasado con nuestro queridísimo Pedro Suárez de quien se dice que habría estado traicionando la confianza depositada en él por la dictadura fujimorista. Al parecer, la dictadura apostó por su estilo despreocupado, suelto y buena onda para distraer al público rock y pop, como lo hacía por su lado la tecnocumbia, mientras se levantaban el país en peso y encarcelaban o desaparecían gente.

Pedro Suárez Vértiz fue una Rossy War o una Ana Holer que escondía la tanga fujimorista debajo de sus jeanes rotos.

Pero un rockero es una persona distinta al resto…

Pedro no dormía bien pensando en que se había convertido en un fujimorista por omisión y empezó a escribir canciones que parecían no decir nada, pero que en el fondo nos estaban contando la forma en que Pedro, el artista, se encontraba cara a cara con su tiempo.

‘Mi auto era una rana’ cuenta la historia de los cochebombas que los terroristas colocaron por todos lados. Al final del verso reconoce la deuda de la historia con los policías del GEIN quienes a pesar de la oposición del gobierno fujimorista fueron gestores de la captura de Abimael, el principio del fin de Sendero Luminoso.

La historia y el Estado, como sabemos, poco ha hecho por darles el lugar que les corresponde.

“Bajé del auto con cuidado,
se me acercó un verde señor,
disculpe jefe, no me lleve soy cantante
y le prometo hablar de usted en esta canción”.

Parecido es el caso de ‘Los globos del cielo’ que dice:
“Voy a tener los globos del cielo en esta noche,
resbalaré hasta explosionar entre tus montes”.

Los globos del cielo son una metáfora de las cenizas elevándose al cielo en los hornos donde el Estado fujimorista desapareció gente, entre terroristas y civiles inocentes, lo que no sirvió más que para distanciar a la población del Estado y potenciar el discurso terrorista que “explosionaría entre sus montes”. Dura crítica al gobierno, tan dura que el gobierno no la dejaría pasar así nomás.

A Pedro lo habrían invitado a tomar un café al sótano del SIN. Se dice que se sentó en una mesa con Fujimori y Montesinos. Lo que se supuso sería una amena conversación terminó en una discusión a gritos y con la tensión in crescendo.

    • ¡Terrorista! -le gritaban al cantante
  • ¡Corruptos y asesinos! -respondía con la misma voz con la que enamoraba al Perú en las radios durante todo el santo día.

A Pedro quizá lo amenazaron, le dijeron que debería irse del país si no quería terminar como los globos del cielo. Pedro sabía que no podían hacer eso con alguien tan talentoso e importante como él así que decidió negociar, se iría si, pero pondrían un reemplazo en su lugar. Alguien idéntico a él que trabaje para que su legado no muera y así se hizo.

Esa misma noche Pedrito hizo su maleta, dejando todo y a todos en el país que le había dado tantas alegrías. En una libreta humedecida por las lágrimas que caían sobre ella escribió la primera línea de lo que sería uno de sus hits más importantes.

‘Cuando pienses en volver’ escribió el artista.

Durante años han sido más de uno los encargados de reemplazar a Pedro. Por momentos parecía no envejecer nunca pero… ser artista no es fácil y menos en el Perú… y menos aún si vives de antiguos éxitos ajenos y sabes todo el tiempo que los aplausos que recibes no son tuyos. El tema se ha salido tanto de control que los ‘doppelganger’ de Pedrito ya ni siquiera se preocupan en parecerse a él.

¿Quién será el encargado de tomar el nombre del valiente Pedrito en estos tiempos de crisis política? El anuncio sigue dando vueltas en internet: se busca artista para difundir la letanía de los conservadores y repetir los discursos de un fujimorismo desesperado y sin argumentos para defenderse del azote de sus propios crímenes y delitos.

No me es extraño que Pedro pida que “no lo politicen” como Alberto Fujimori pide, quizá a sus propios hijos, que “no lo usen en política”.

Pero el fujimorismo no quiere a nadie: ni a propios ni ajenos.

Aquí estaremos Pedro ‘cuando pienses en volver’.


[Esta es una obra de ficción]

La amargura de Alan

Actualización: lunes 3 de diciembre 2018

Gobierno uruguayo niega pedido de asilo a Alan García en conferencia de prensa hoy. El presidente uruguayo Tabaré Vázquez sostiene que en nuestro país “funcionan libremente los tres poderes del Estado’, por lo que el pedido del expresidente peruano no tiene justificación.

El Perú está viviendo un momento importante. A poco de cumplir 200 de vida republicana, las instituciones judiciales empiezan a dar vistos de mejora. Esto nos motiva a ver el futuro de la Justicia peruana con optimismo, aunque siempre vigilantes. En términos kantianos, la Justicia no puede ser entendida sin una institución jurídica como tal, es decir, con un correcto funcionamiento de la ley y el Estado de derecho.

Pero el Perú es país extraño. Honorables hombres de justicia presentan pruebas suficientes para abrir investigaciones a Alan García, antes Keiko Fujimori y Ollanta Humala, y salen una periodista y varios más a decir que vivimos en un país ‘totalitario’ y bajo una ‘dictadura’. No queremos ser pedantes, pero: o la señora nunca leyó un must como es Hannah Arendt y su clásico ‘Los orígenes del totalitarismo’ para usar un concepto de una manera tan errada y limitada intelectualmente. ¿O es que mentir es una estrategia valida en el periodismo y no nos hemos enterado?

Felizmente aún hay periodistas con mayúsculas como Gustavo Gorriti o Ricardo Uceda que luchan desde sus esquinas para lograr destapar la corrupción que, por estar años escondida, ya apesta, el hedor se escapa por todos lados y alcanza a todos los involucrados. Pero ellos no acceden a la televisión, el medio de comunicación más consumido por excelencia en el Perú. Vivimos en un país ‘patas arriba’, como dice Balbi, pero por esta razón: porque hoy, cuando la justicia da un poco de vida a la democracia peruana, impresentables acusan sin argumentos posibles que nuestro país vive en una dictadura o en un gobierno totalitario.

Al ver esto y leer la reacción de muchos ciudadanos, no necesitamos más ejemplos para entender que algo sigue sin funcionar bien desde el centro del Perú como nación. Hay que leer a Julio Cotler siempre.

Es verdad que todo país trae una historia encima. Por ejemplo, es difícil entender México sin su relación con Estados Unidos; o a Alemania sin la segunda guerra mundial; a China sin el comunismo y la dictadura; o a Cuba sin Fidel Castro. Lo que al Perú le pesa como un país es un tema socio-moral interno -y nos permitimos los conceptos amplios- basado en tres grandes rémoras: pobreza, terrorismo y corrupción. Todo esto articula nuestra historia moderna como un caos generalizado y cuando la Justicia hace por fin bien su trabajo, brotan los resultados que desestabilizan el status quo inmoral que ha permitido llegar peligrosamente muy alto a decenas de personajes cuestionables.

Hoy la justicia peruana es como una primera medicina que le aplican a un enfermo, cuyo cuerpo reacciona bien al químico luego de varios intentos para salvarle la vida.

Hay que seguir intentando. 

Luchar contra el fascismo mundial

Adrián Lerner es candidato a doctor en historia por la Universidad de Yale, donde obtuvo su M.A. y M.Phil. Antes, obtuvo su bachillerato y licenciatura, también en historia, por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Actualmente, está escribiendo su tesis doctoral sobre la urbanización de la Amazonía. 

¿Te parece exagerado tildar de ‘fascistas’ a algunos gobiernos (EE.UU, Turquía, Brasil, por ejemplo) hoy?

Lo que veo en el mundo es una reacción a través de movimientos que se inspiran unos a otros y que, en buena parte, creo que tienen su origen en algo que a veces no se tiene en cuenta: la crisis financiera. Para mi gusto, todo lo que sucede hoy es una suerte de consecuencias en cadena a la crisis financiera del 2008 y la recesión posterior. Si esa crisis no hubiera sucedido, tampoco quiere decir que estaríamos ahora en una época dorada de la democracia, pero estos no se entienden sin la crisis. Brasil es un ejemplo clarísimo. Los gobiernos del Partido de los Trabajadores eran ampliamente considerados como como de los mejores gobiernos de la historia de Brasil, que se convirtió en una de las principales economías del mundo, hizo cosas realmente notables reduciendo desigualdades, y fatalmente en ese contexto se mandó a organizar mundiales y olimpiadas y cosas ya innecesarias también. Desde The Economist hasta la izquierda andaban prendados del modelo brasilero. Pero cuando llegó la crisis con fuerza, la corrupción saltó, comenzó a aparecer el descontento de distintos tipos, la derecha vio la oportunidad, y se tumbó el régimen.

En Estados Unidos es parecido: no se entiende el descontento de la democracia sin tener en cuenta la crisis económica.

Así es, y todo esto genera frustración, que se manifiesta de diversas formas. Una es el rechazo a algunos aspectos de la globalización a través de ideas ultra nacionalistas y xenófobas. Es claro esto en Europa y EE.UU. y también en Brasil donde se ha atacado a venezolanos, y se canaliza en la tirria hacia los extranjeros, pero también contra lo diferente. Se acusa a los extranjeros de quitar puestos de trabajos a los nacionales y aumentar el crimen, se acusa a la gente de color o a los gays de quitar cupos en las universidades o de corromper la sociedad, etc. Por supuesto muchas de estas cosas son simplemente mentira o no resisten el menor análisis.

Ahora, que todo esto sea fascista, es difícil de decir con exactitud. No es lo mismo un gobierno autoritario que uno fascista. Algunos de estos regímenes sí tienen tendencias fascistas: arman grupos paramilitares, tienen líderes con tintes mesiánicos, discursos sobre crear una nueva sociedad. Esa mezcla entre paramilitarismo, nacionalismo y mesianismo purificador es una de las definiciones de fascismo.Comprensiblemente, hay gente muy reacia a tildar de ‘fascistas’ a estos regímenes, pues es complicado usar un concepto de inicios del siglo XX para una situación del siglo XXI. Además, en muchos casos se trata de candidatos y no de gobiernos, y es difícil ser fascista sin el Estado, sin que la sociedad civil se convierta en instrumento del Estado, cosa que casi nunca ha pasado en América Latina moderna (quizás salvo en Cuba, que es un caso distinto ciertamente) en parte por lo desiguales y que son, y que también parece cada vez más difícil en las sociedades llamadas “avanzadas”. A lo mejor vamos hacia una suerte fascismo más bien guiado por grandes corporaciones tecnológicas que por el estado, eso suena más posible.

Hay una especie una tormenta perfecta para que emerjan líderes de derecha o con tintes ‘fascistas’.

Exacto. Y hay diversos factores: uno de los más importantes son las tecnologías de comunicación que hacen que estos movimientos “peguen”, y que sean viables electoralmente Los movimientos políticos ‘renovadores’ de diversas tendencias muchas veces necesitan de esto. Obama, por ejemplo, tuvo éxito en su campaña en parte debido a ciertas formas que se daban en internet en esa época: imágenes rápidas, posters atractivos, videos virales, etc. Mucho antes, F.D.. Roosevelt lo había hecho con la radio. Son formas más directas de llegar a sus audiencias, que generan diferentes tipos de vínculos y lealtades políticas. Los fascistas originales fueron notables en eso, con la prensa, la radio, los mítines, la propaganda impresa; muchas de esas cosas fueron muy innovadoras en su tiempo para crear una relación distinta entre líderes y “masas” – de hecho, la misma idea de “masas” y política de masas cambia tremendamente en esa época.

Recep Tayyip Erdogan, presidente de Turquía, ha detenido periodistas sin razones justificadas y ahora busca cambiar la constitución para hacerla presidencialista y así quedarse en el poder

Trump ha logrado eso: no importa tanto lo que dice, lo que vale es aparecer en la pantalla de todo el mundo, todo el tiempo. Además de manipular deliberadamente y alterar los ciclos de las noticias. No solo recibe la atención de medios como CNN, que supuestamente son “oposición”, por horas, que terminan siendo como publicidad gratuita, sino que realmente a través de maniobras con los algoritmos en redes sociales utilizaba el internet para su beneficio. De esas maneras cambia también la idea del público y de las esferas pública y política.

Desde la caída del muro de Berlín, podemos decir que en el mundo hubo una emergencia de la democracia, por ejemplo, en temas de Derechos Humanos y de las minorías. Pero hoy esto está cambiando.

Buena parte del mundo occidental ha experimentado casi medio siglo democrático: democracias liberales floreciendo, aun con todos sus problemas. Nos hemos acostumbrado a que eso sea el statu quo. En este contexto, hay gente que parece pensar todavía que existe “el progreso”, que se puede “avanzar” o “retroceder”, como si hubiera ya un camino trazado. Está muy bien tener ideales de cómo debería ser el mundo, pero si pensamos que en algún lado está decidido que las cosas van hacia donde nosotros queremos que vayan, nos cagamos. Primero, porque hay muchísimas otras opciones; mucha gente que queda fuera de ese “progreso” o no está contenta con él, y no se va a quedar callada. Eso es especialmente claro con quienes más bien se sienten desplazados en medio de lo que se ve como grandes avances, y que pierden sus privilegios. Por eso hombres blancos y viejos son en gran medida quienes ponen en el poder a gente como Trump y Bolsonaro. Además, creer que hay una suerte de destino inexorable y que las cosas malas son “retrocesos”, pero que igual vamos a “llegar”, es la mejor forma de no hacer nada, de dormirse políticamente. Creo que eso estamos viviendo.

El medio siglo de democracias liberales es un periodo corto de la historia de muchas sociedades; para poner otra vez el ejemplo de Brasil, es un país que no suma ni siquiera un siglo de regímenes democráticos, ni siquiera cincuenta años seguidos de democracia. Pretender entonces que el autoritarismo sea algo anómalo es algo de una inocencia hasta peligrosa.

Por otro lado, con el fin de la guerra fría (que ha sido ya hace un montón de tiempo) aparecieron por todos lados estos regímenes que han sido llamados “autoritarios competitivos”, que guardaban ciertas formas democráticas, pero las han ido erosionando. Si ves hoy muchas de las principales potencias mundiales, en casi todas hay tendencias autoritarias fuertes: Rusia, China, Japón, India, Brasil, Turquía y hasta Estados Unidos; Europa Occidental va en varios lugares por ese camino quizás también. El tema aquí es ver qué tanto se erosionan las democracias, pero es indispensable tener en cuenta que no es algo tan nuevo, son tendencias que llevan algunas décadas fermentando.

¿Qué sería lo opuesto al fascismo?

No sé si puede hablar de lo opuesto al fascismo en términos puros. Probablemente, lo opuesto sería la social democracia, la pelea por más derechos sociales y políticos. Esa ha sido históricamente una de las fuerzas que se ha enfrentado más directamente al fascismo históricamente, y es la que hoy aparece como la principal alternativa: una democracia más radical.

Estos movimientos neo fascistas, además, en algunos lugares de hecho son reacciones a estas democracias sociales, como en Brasil. Hay claramente una reacción en sociedades en que los que no tenían poder iban adquiriendo más poder: las mujeres, los negros, los gays, los indígenas.

Jair Bolsonaro tiene una retórica agresiva y antidemocrática

¿Y Los derechos humanos? Que protegen y luchan por libertades, contrario a lo que es el fascismo. Los DD.HH entienden al hombre en libertad; y el ‘fascismo’ lo entiende en cuanto sujeto que sirve al Estado. Si no sirve, es eliminado.

El problema es los derechos humanos hoy es que como movimiento han perdido fuerza en términos de su atractivo político. Y es algo que está bien canalizado en buenas partes del mundo en sistemas de justicia. El sistema de derechos ya está implantando jurídicamente en gran parte del mundo, pero, y quizás justamente por eso, es difícil imaginarse que se pueda tratar de una alternativa política atractiva en sí misma, con esa bandera. Por eso se ve, y seguramente es, hoy, más una cosa de ONG y activistas que una de política. Creo que no se puede poner en el mismo plano esto que el fascismo en este sentido. Los DDHH finalmente son una base mínima para todo el mundo: derecho a casa, vida, etc. Y hay muchas críticas a los derechos humanos de izquierda, reclamando la importancia también de los derechos económicos, colectivos, no solo individuales.

Me parece que los movimientos democráticos un poco más de izquierda que democracia si tienen una plataforma más clara y pueden ser una alternativa más fuerte a la extrema derecha. Los derechos humanos deberían ser una premisa central de otros movimientos, no un movimiento en sí mismo.

Sin embargo, en muchos lugares la situación es tan precaria que los derechos humanos siguen siendo una cosa bastante revolucionaria. Piensa en las campañas electorales recientes en Perú. Recuerdo que en 2011, un politólogo bastante conocido salía a decir que era imposible bajarse a Keiko Fujimori con rollos morales, sobre derechos humanos, que eso a nadie le importaba. Y de pronto su rival salió a hablar de derechos humanos, a critica a Keiko con lo de la esterilización forzada de mujeres pobres, y eso parece haber tenido un efecto importante. Parte del asunto es que las derechas, en Perú y en muchos otros lugares, suelen ser tan salvajes que convierten a los derechos humanos en una opción política ultra radical, cuando en realidad son una creación liberal y bien moderada.

¿El mundo se hace más intolerante cada vez?

Es difícil responder sin ir a casos específicos. Yo creo que una manera de verlo es que se están perdiendo algunos derechos que fueron logrados con mucho tiempo y esfuerzo. Parte del problema es el que mencioné: que se ha asumido que el mundo va para adelante. Que hay una trayectoria lineal y que todo el mundo va adquiriendo derechos. Y eso no es así. Hay que pelear por los derechos para obtenerlos y después para que se mantengan. Si no, la gente que se siente amenazada por la emergencia de nuevos grupos por derechos, va a empezar a quitárselos, por la ley o la fuerza. Eso está pasando.

En algunos lugares sí hay un crecimiento de la intolerancia, en ese sentido. Pero la verdad es que siempre ha habido intolerancia. En el medio siglo reciente, ha habido regímenes con suficiente fuerza para mantenerla a raya. Pero ahora, eso se tambalea. Mi idea es que parte de las razones son esas reacciones y ese adormecimiento de pensar que estamos encaminados, pero que la crisis económica y las nuevas formas de hacer política son causas fundamentales.

En Chemnitz (Alemania) cientos del partido nazi “Pro Chemnitz” protestan contra extranjeros en la Plaza Karl Marx en el centro de la ciudad

Se pensaba que después de la caída del muro de Berlín, el mundo abrazaría las libertades y democracia, pero eso solo se ha dado en algunos casos.

El mundo lo ha hecho de cierto modo. Por ejemplo, yo ahora vivo en Tulsa, Oklahoma; una ciudad relativamente progresista en uno de los estados más conservadores de Estados Unidos, en pleno “Bible Belt” y tierras de Trump. En Tulsa se ven situaciones que seguramente hace algunas décadas eran inimaginables: parejas de distinta etnicidad, parejas gay de la mano, restaurantes mexicanos y peruanos e indios y japoneses, hípsters y gente con estilos de vida “alternativos”; en general gente de todo tipo haciendo todo tipo de cosas.

El tema es que todo eso convive con sectores mucho más conservadores, que desprecian todo eso activamente. Para que esa convivencia se mantenga en paz, se necesita cierto orden institucional, económico, hasta en términos de coerción, para hacer respetar el derecho a vivir así. Apenas algo empieza a salir mal, se abren rendijas, se echa la culpa a esos nuevos sectores, y se abren oportunidades para atacarlos. Lo que vemos hoy es eso. En otra parte de Estados Unidos, hace poco, hubo un escándalo porque un pastelero no quería hacer una torta para un matrimonio gay. Hace veinte años nadie hubiera reclamado porque los gays no se podían casar. Son situaciones nuevas que general reacciones nuevas, y al final es desenlace es cuestión de poder.

De forma más global: ¿Qué sucede cuando uno de los miembros más fuertes de la Unión Europea se va? Pues automáticamente Europa, que era uno de los ejes que garantizaba esa suerte de orden liberal, se vuelve menos fuerte. ¿Qué pasa cuando China, mucho más autoritaria, amenaza a Estados Unidos como principal potencia económica? ¿Qué pasa cuando un país emergente enorme como India abraza tendencias autoritarias? Algunos de los pilares del statu quo se tambalean. Dentro de esa lógica, una crisis económica dela magnitud de la de 2008 es un sacudón especialmente fuerte. El mundo en la segunda mitad del siglo XX cambió rápido: aparecen nuevos grupos sociales, contactos entre sectores que normalmente estaban muy alejados, acceso a derechos y bienes antes negados, etc. El mundo es más abierto, lo que tiene muchas ventajas y algunos problemas, para nada segura que va a terminar bien. Asumir eso es totalmente un acto de fe.

SOBRE EL PERÚ ACTUAL

¿Cómo ves a la derecha más dura luego de 18 años de democracia?

La derecha peruana está congelada en el tiempo, son unos cavernícolas. Con ellos no hay resurgimiento: siempre han sido así. Autoritarios, anti-intelectuales, muchas veces racistas. No les importa la democracia y no les importa el país. Por ahí hay algunos que se creen de verdad, genuinamente, el rollo liberal más ultra como un modelo viable, lo que en un país postcolonial tan desigual termina siendo lo mismo que ser ultra conservador, pero incluso eso es mínimo. Viven en la guerra fría. Casi toda la derecha peruana es extrema y siempre lo ha sido.

Por otro lado, es difícil hablar de la política actual del Perú sin entender e impacto enorme de la crisis de los ochenta: de la crisis económica y de la guerra interna. Junto a algunos gobiernos autoritarios, esos son los momentos culminantes de la guerra fría en el Perú.Son traumáticos. La catástrofe económica con política heterodoxas del APRA ha generado una memoria que la derecha aprovecha: cualquier desvío del neoliberalismo más ortodoxo y te mandan a la hoguera. Y en la política es igual. Sendero es un grupo de izquierda mucho más radical de lo común, mucho más violento, pero termina generando un estigma para toda la izquierda, y una justificación para la represión. Todo esto deja marcas muy largas. Ahora se hace muchos en ciencias sociales estudios de memoria y en el Perú inevitablemente esto se refiere la violencia política y esto es la guerra interna, pero hay demasiadas maneras, me parece, en las que se manifiesta en la política peruana el impacto de esa coyuntura.

Keiko Fujimori, la líder del partido político que fundó su padre y lo mantuvo en el poder diez años, es acusada de recibir dinero de Odebrecht. Foto: EFE.

¿Qué efectos ves de la guerra en el Perú del 2018?

Por ejemplo, el “terruqueo”, que tiene que ver con un montón de cosas, es racista también, pero principalmente por su relación con el estigma de Sendero. En todo el mundo se ha llamado “terrorista” a grupos guerrilleros de izquierda, pero en Perú, donde sí había un grupo terrorista que mataba inocentes indiscriminadamente, eso ha generado un legado tremendo de quitarle piso a cualquier cosa que se parezca a la izquierda, y le cuesta mucho recuperarse. Y con lo que hablábamos antes sobre las nuevas formas de comunicación política, eso se hace evidente: aparece alguien que cuestiona a la derecha, y le hace un photoshop al lado de Abimael Guzmán, como le han hecho al fiscal Pérez.

Otro legado es por supuesto la permanencia del fujimorismo. El fujimorismo impacta tanto como movimiento político o marca política atractiva en parte porque se les ve, aunque no sea necesariamente verdad, como los salvadores de esa crisis. Mucha gente, aunque no tenga ni idea de que pasó en los ochenta (muy buena parte de la población peruana no sabe quién es Abimael Guzmán) tiene entre esas razones sus preferencias por Keiko Fujimori o Kenji. Los años 1980s y su desenlace en los 1990 nos siguen envolviendo de una manera increíble. Y por supuesto muchos de los personajes siguen presentes. Para poner un solo ejemplo, el vocero del fujimorismo en el congreso, Carlos Tubino, era un marino involucrado en la guerra antisubversiva, que firmó un acta de sujeción a Montesinos. Todo el mundo ahora se acuerda solo de eso; pero todo el poder de Montesinos era en principio parte de la guerra contra Sendero.

La otra parte de esa herencia tiene que ver con la política económica. Cualquiera sugerencia, amague de salirse del molde más radicalmente ortodoxo y ya “no te acuerdas de la inflación” o “quieres hacer cola”. Un poco como el efecto Venezuela. ¿te parece que todo el mundo debería ganar un sueldo digno? Nunca falta u energúmeno que te die que te vayas a Venezuela. Eso también creo que es una herencia de esa crisis ochentera, que fue realmente brutal.

La mezcla de estas dos cosas es terrible, porque se terruquea (y desprestigia en general) a grupos como los sindicatos que, con todos sus problemas, pueden pelear para que los trabajadores tengan mejores condiciones y por otro lado también se niega el acceso al poder político a quienes puedes promover esas políticas desde arriba, o si llegan se les lleva a no cambiar nada. El resultado es que la economía crece pero los salarios no crecen, y la condiciones no mejoran. Un trabajador peruano promedio, un maestro de escuela, se beneficia poquísimo del “progreso” del Perú neoliberal, post conflicto. La herencia de los ochentas ha creado un neoliberalismo totalmente inclemente.

Y realmente 18 años de democracia no hacen al Perú un “país democrático”…

De acuerdo. Y hay una ola mayor de desestabilización democrática después de la crisis económico. Perú ha estado en una secuencia crecimiento casi única en su historia y a ritmos excepcionales la región, y no es coincidencia que también haya estado en su período democrático más largo ininterrumpido al mismo tiempo. Cuando la crisis llegó, se cayó un gobierno. Seguimos en democracia, y probablemente el cambio haya sido bueno, pero es claro que la situación es menos estable institucionalmente.

El Perú no es un país con una institucionalidad democrática estable y tampoco es un país democrático socialmente, igualitario. Todo ese está por conseguirse.

Y en Perú la propaganda en medios sí es abusiva y todo se vuelve viral en segundos así sea falso. Y esto en el contexto de la crisis del periodismo político peruano.

En buena medida, no solo en Perú, la fama es algo positivo en sí mismo. Ser influencer es simplemente ser conocido: no quiere decir que hayas hecho cosas buenas, solo quiere decir que apareces en la pantalla del todo el mundo lo más seguido posible. Y creo que esto tiene impacto político claro. De nuevo lo de la foto fotoshopeada con Abimael: no importa si es verdad o no, pero creas esa asociación, ese estigma, ese meme, y no hay como controlarlo; y se esparce por todos lados. Después pueden salir a decir que es mentira, pero ya tuvo un efecto por acumulación.

Y esto es consecuencia del desprestigio del periodismo político. Por supuesto hay periodistas buenos que se hacen el trabajo que se espera de ellos y son críticos, pero no les dan espacio ni en El Comercio ni en RPP ni en los canales de TV más poderosos. Y los periodistas que ya no deberían estar, los que han estado involucrados en coqueteos inaceptables con regímenes políticos o haciendo barbaridades, aparecen de vuelta simplemente porque son caras conocidas, como Nicolás Lúcar o Mónica Delta o Milagros Leyva. Es una cosa de nunca acabar y no hay ningún tipo de control. Aldo Mariátegui puede pedir que se mate gente y estar involucrado en cosas que bordean la corrupción, lo que debería terminar con su carrera, pero seguramente ya pronto va a volver a ser “respetado” e “influyente” porque no hay ningún tipo de sanción.

Ahora, muchas de esas cosas pasan en todas partes de una forma u otra. Pero creo que, en particular en los medios más poderosos, el periodismo peruano debe ser de los peores del mundo. Medios como El Comercio o RPP han renunciado totalmente a su rol de tener un mínimo de calidad profesional. En la política, por ejemplo, cómo puede ser que Cecilia Valenzuela y Mijael Garrido Lecca manejen un periódico muy poderosos mientras Gustavo Gorriti, Ricardo Uceda o Cesar Hildebrandt tengan que estar en medio pequeños. Eso te dice todo.

Pero también fuera de lo político, en general, la falta de calidad en los medios principales diría que debe ser única. Medios equivalentes a El Comercio en otros países equivalentes no tienen páginas web que sean de ese nivel paupérrimo, clickbait mal hecho en el mejor de los casos. Las cosas que los medios peruanos grandes como El Comercio publican son una caca en forma y contenido. Cualquiera que haya llevado un curso de periodismo ve esos reportajes y ve que la redacción es pésima, cuando no incomprensible; no tienen fuentes, no dicen nada, no hay un proceso editorial mínimo, el formato es hostil, incluso están llenos de spam. En esas condiciones, hay muy pocos espacios para un discurso político medianamente informado, razonable, que no apele solo a llamar la atención.

¿Por qué el buen periodismo peruano no tiene espacio en la radio o la televisión?