Caos en la PUCP

En mi época de estudiante en la PUCP nuestra principal lucha fue contra el cardenal Cipriani y su intromisión en el manejo económico y académico de la universidad. El conflicto llegó hasta El Vaticano. En esos años solo un grupo pequeño de católicos intransigentes apoyaba al Arzobispado y había cierta unidad contra ellos al respecto. Los estudiantes estábamos contentos con nuestras autoridades por la pelea que daban contra la Iglesia, siempre desde la esquina académica que profesa un centro de estudios como la PUCP.

Pero lo que hoy sucede es totalmente diferente y lamentable por muchas razones. Y la principal es por la distorsión de la institución universitaria por lo mecanismos del mercado.

La universidad ha realizado cobros extraños y ha empezado a tomar cartas en el asunto. Hay un mal manejo que debe ser saneado por el vicerrectorado administrativo, el área responsable de los cobros indebidos. Los culpables aparecerán tarde o temprano. 

Con el fin de solucionar esta situación se convocó ayer de manera extraordinaria al Consejo Universitario para evaluar las medidas que se implementarán para que toda persona afectada económicamente sea saneada. Ante esta decisión, unas cuantas decenas de estudiantes hoy impidieron el ingreso de las autoridades al edificio central de la PUCP para evitar que se realice la sesión. Con carteles en mano y arengas como “Marcial rata, devuélveme mi plata” o “Marcial Rubio miserable” han hecho sentir sus bien fundadas molestias. El derecho a protesta es legal y hasta allí, aunque lo insultos distorsionen los reclamos, los involucrados tienen derecho a alzar su voz. El problema es que lo han hecho con violencia.

Los estudiantes han bloqueado el ingreso a los rectores al edificio Dintilhac a trabajar. Y el equipo de seguridad de la PUCP ha respondido empujándolos y generando desorden, caos, gritos, insultos. Una imagen lamentable. No porque no se espere de la PUCP, sino porque cualquier conato de violencia es un sinsentido. La crítica agresiva no debe ser respondida. La reacción de Marcial Rubio también es penosa y desoladora.


Sobre esto, Luis Alvarado (21 años, estudiante de derecho) secretario de la organización Acción de Izquierda Universitaria, conversó con La Central.pe: “Exigimos que los responsables de los cobros ilegales renuncien. Esto ha generado que muchos alumnos pierdan ciclos,  que se atrasen en sus carrera. Pedimos transparencia económica, así como los derechos de los jubilados, el alza del precio de la comida y las fotocopias…”.

El estudiante habla de diversos temas, aunque las vías institucionales para la resolución de los mismos pasen por otros canales.

Continúa Alvarado: “Ha sido decisión unánime de los representantes estudiantiles para que no sesionen, los REA han decidido no ir a la sesión, porque no es posible que en menos de 24 horas y sin documentación se organice un Consejo Universitario. Por eso no hemos dejado pasar a los rectores, es una medida política y es inaceptable que se sesione”. Sin embargo, para sorpresa de Alvarado, lo que establece el reglamento es que una ‘sesión extraordinaria’ puede ser avisada incluso con horas previas para su realización, dependiendo de la gravedad del tema.

Al final, lo que quedan ideas bastante simples como conclusión: 1) los responsables de los cobros indebidos deben responder; 2) la protesta como tal no está en discusión; 3) todos los afectados deben ser saneados; y 4) los estudiantes deben responder con responsabilidad por la medida de protesta tomada.

No olvidar que esto sucede en tiempos previos a elecciones en la PUCP, lo que le da un tufo político a esta historia.


Que todos se enteren