¿El ocaso de un héroe?

La foto impacta: un erguido Mario Vargas Llosa luce su oscuro abrigo azul de invierno al lado de los líderes de la derecha y extrema derecha española: el Partido Popular, Ciudadanos y Vox. Su defensa férrea al libre mercado en ensayos y libros lo ha convertido en un escritor de derechas a secas, en un símbolo de la democracia y el libre mercado, muy en las antípodas de su adolescencia marxista y castrista. Y allí camina tranquilo y sonriente en una tarde de domingo en Madrid.  

Pregunta: ¿Puede compartir un demócrata el mismo espacio con un partido como VOX? Un grupo político que, aunque sin representación en el Congreso pero con 23 escaños en el parlamento de Andalucía, se muestra en las fotos del domingo al mismo nivel del PP -todo un símbolo político- y ha declarado abiertamente sus intensiones de derogar la ley de aborto y de violencia de género, eliminar el acceso gratuito a la sanidad para inmigrantes ilegales, implantar el español como lengua vehicular obligatoria y que las cooficiales sean optativas…y mejor aquí paro. ¿Puede entonces alguien que se llama demócrata y que, supuestamente, vela por ella con su pluma, darle visibilidad a un partido abiertamente fascista?

Situación: Cuando llegué a vivir a Madrid en el 2017 de las primeras cosas que me llamaron la atención de la ciudad fueron las banderas españolas en muchos balcones y ventanas: desde los barrios más alejados como Aluche o Getafe, hasta los más caros por el Barrio de las Letras, Serrano o en La Castellana, avenida que cruza justo con la Plaza Colón, epicentro del domingo donde unas cuarenta mil personas se para apoyar a las derechas españolas que reclaman al gobierno de “traidor”, “incapaz”, y rechazan las supuestas presiones de los independentistas catalanes, aunque esto no sea realmente cierto y sea más bien una interpretación política bajo intereses ideológicos y de clase.

Foto: ABC España

-¿Por qué hay tantas banderas españolas? –le pregunté a una amiga, caminábamos por Antonio Martínez.

Es una cosa muy fascista esa, muy fea, por qué no colgamos la bandera de Cataluña o de Andalucía, si todos somos españoles, la bandera de España es un símbolo nacionalista, no de unidad española –respondió la madrileña.

Pregunta: ¿Qué hace el único premio nobel peruano en medio de esta gente? Las banderas españolas han flameado amplias en la tarde madrileña, no nos engañemos, esto ha sido una marcha nacionalista, y he leído que se han escuchado muchas arengas al rey y a la bandera. Lo que no puedo entender es por qué el escritor llama en sus artículos al nacionalismo “la peste” y acude a una marcha convocada por la oligarquía más rancia de España? Ni siquiera los independentistas de Cataluña entran en la discusión porque muchos están en procesos judiciales y no ha habido alguna maniobra anticonstitucional de los mismos. ¿Entonces?

Situación: Cuando el New York Times le pide a Hannah Arendt que cubra en reportajes el juicio del ex agente de la SS Adolf Eichmann en Jerusalén, en su proceso filosófico de escritura, la filósofa se pregunta al escuchar a Eichmann decir “yo solo fui un intermediario” lo siguiente: ¿qué tipo de humanidad tiene un hombre que no piensa por sí mismo y solo ‘sigue órdenes’? Descubrió entonces que el nazismo lo que hacía era eliminar la capacidad de pensar a sus adeptos, les suprimía esa capacidad humana, característica vital de la especie y condición humana. ¿Puede alguien ser culpable entonces cuando su humanidad está negada por su imposibilidad de pensar?

El profesor predilecto de Arendt, Martin Heidegger, llamó a esto Das Denken, y Arendt lo explica en ‘La banalidad del mal’. Muchas críticas recibió la filósofa judía, siendo acusada por su propio pueblo al decir que las clases altas de la comunidad judía no hicieron mucho por enfrentar al nazismo. Y aunque se ganó el odio del pueblo judío, Arendt insistió en publicar su reportaje con ese gran valor que hace de un intelectual un hombre importante en una sociedad: pensar.

Tal vez eso esté pasando justamente lo contrario con el premio nobel. No está pensando. Porque estar al lado de VOX y posar para una foto en medio de está gente que busca derogar la ley de memoria histórica o incapacitar de por vida a los ilegales que quieran regularizar su situación es claramente un acto de no pensamiento. Para pesar de muchos no pensar no borra nuestros errores. Es una ley de vida.

***

Vargas Llosa y Pablo Neruda. Foto: Sara Facio

Es triste, muy triste, ver cómo muchas generaciones de escritores peruanos se alejan de Vargas Llosa, el gran referente, el gran escritor, el de la técnica inconmensurable en ‘Conversación en la Catedral’ y ‘La guerra del fin del mundo’, por sus ideales políticos y éticos. Pero qué se le va a hacer. Así somos los peruanos, emocionales, nos afecta ver a nuestro héroe literario con una gente que podría hacerle mucho daño a España y al mundo. Si VOX es una perlita de aquellas, no olvidar que el PP es el único partido en la historia del país condenado por la Asamblea Nacional por actos de corrupción

¿Es la historia de Vargas Llosa la del ocaso de un héroe?

Lamentablemente, la respuesta a esto excede a la literatura.

¿Lector virtual? ¡Qué horror!

Me he vuelto un adicto a comprar libros por internet. Por mera curiosidad me compré un Kindle el año pasado y realmente nos llevamos bien, hemos viajado juntos a muchos lugares, descargué algunos libros, he leído mucho y en cada mudanza agradecí de tenerlo porque es difícil trasladar de casa en casa la cantidad de libros que se acumulan con los años.

CIVILIZACIÓN VIRTUAL

Sin embargo, hace poco me di cuenta de que es aburrido que mi Kindle no tenga color, ni olor, ni ningún hábito referidos a los sentidos. La experiencia de coger un libro es mucho más sustancial y metafísica, y está claro que es infinitamente superior a la de un aparato electrónico. ¿Por qué entonces me hago cada vez más adicto a leer en una pantalla?

Dato importante: El diario Clarín de Argentina ha estimado que un e-book (hasta nombre propio tienen, como si fueran objetos diferentes con el libro físico) puede costar hasta 80% menos. ¿Será que en época de bolsillos caídos los e-book son la salvación para lectores que no se pueden dar el lujo de comprar libros de 25 euros o 100 soles?

Creo que son estos tiempos que corren, caray. Si hace diez años creíamos que la civilización corría veloz en internet, hoy -llegando a la segunda década del siglo XXI- la velocidad se ha convertido en un ‘vértigo’ virtual y emocional que me hace recordar esa película de Alfred Hitchcock del mismo nombre.

Todo pasa más rápido y lo sabemos todo al momento. Hay realidades inventadas y mundos paralelos. Hay relojes que pueden conocer tus emociones. Podemos hablar con nuestros teléfonos. Y todo esto en el preciso instante que nuestro deseo interior nos dice: ¡Compra!

DE MOLESKINE A IPAD

El catálogo de libros en internet es una cosa increíble. Hoy, por ejemplo, he descubierto a Phillip Dick, el escritor de Blade Runner, solo porque vi en Facebook a un amigo que publicó una idea sobre él y Emmanuel Carrére. A ambos los conozco pero no a profundidad. Entonces,  fui a mi nueva Tablet –claro, tengo una Tablet nueva recién comprada por Amazon para tener color en la pantalla- e inmediatamente encontré más de 600 libros, ensayos o lo que sea sobre Dick. ¡Y todos más baratos que un ejemplar físico! ¿Qué habría hecho hace diez años? Pues hubiera apuntado el nombre de Dick en mi libreta Moleskine, luego ir a una librería y ver mis apuntes para acordarme de los escritores que apunté como pendientes para leer.

Y ahora tengo un gran problema. Todos los escritores que quería leer en algún momento de mi vida ahora los he metido a mi aplicación del Kindle en la Tablet y puedo acceder a todos sus libros. He encontrado autores como Kafka, Maupassant, Sebald, Tabucchi, Cervantes, de todo, es realmente como tener una librería en tu propia casa y tener acceso inmediato por unos cuantos euros. ¡Están todos! ¡De todas las épocas! Y puedo seguir virtualmente a escritores que murieron hace años y, si tienen novedades, me llegan como noticias a mi biblioteca virtual.

Pero hoy pasó algo muy triste. Fui a mi biblioteca y vi que mis libros se están llenando de polvo. De casualidad caí en una edición hermosa y cuidada de ‘Viaje a Italia’ de Goethe. Abrí el libro que he ido leyendo poco a poco hace algunos meses, me gusta mucho la altísima capacidad narrativa del alemán para describir paisajes. Leí un párrafo y este hablaba de Tirol, de cómo los Alpes se expandían magníficos en esta hermosa región austríaca en diciembre. Me emocioné muchísimo porque hace dos semanas estuve en Tirol para admirar su belleza en año nuevo y fue exactamente cómo lo describía el escritor en este libro publicado en 1816.

Lo que más me gustó -y entristeció- de la experiencia no fue la imaginación causada por la lectura, sino lo ocasionado por el tacto al coger el libro. Esa relación estética no debería perderse aunque la tecnología nos dé la inmediatez para encontrar a cualquier escritor de cualquier época y a buenos precios. Tal vez la seducción más alta de la lectura solo exista con el objetivo físico.

¿Podrá convivir la estética del libro con la violencia de lo virtual?

Tal vez ya sea demasiado tarde.

La Navidad envejece de prisa

>>Hace unos días vi en Perl, Alemania, a un hombre disfrazado de Papá Noel caminando en una calle de este pequeño pueblo revestido de nieve en Navidad. Me acordé de Adrian Claude, personaje de García Márquez que se suicida en Paris un día luego de 45 años de disfrazarse de Papá Noel. Quise saludarlo y me acerqué a él decidido. Era un tipo grande, de barba blanca-ploma natural y mal cuidada. Le pregunté si podía abrazarlo. Papá Noel dudó, pero me abrazó gentil y se fue sin decir ninguna otra palabra.

***

>>Hay un pavo cocinándose en el horno. En la casa se siente un calor natural con el olor maravilloso del sabor de la comida navideña. Son los años noventas. La mantequilla y el panetón son un triunfo. Hace calor pero no importa: el chocolate tiene que estar caliente. Árbol y nacimiento lucen juntos en una esquina de la casa, hay algunos regalos en sus raíces de plástico.

***

>>Navidad es una emoción infantil. Un recuerdo de cuando párvulo, de ser cándido y no entender el mundo, de sentirse falsamente protegido por adultos asustados al ver cómo sus vidas avanzan cada año, navidad tras navidad. Cuando racionalizan lo que esta realmente significa, se dan cuenta de que es cada vez menos romántica y, paradójicamente, más intensa.

***

>>El invierno es muy frío, por lo que salir a la calle tiene que estar muy bien justificado si no es para trabajar o beber glühwein con ron en el Weihnachtsmark (Mercado de navidad). Vivo en un ático que tiene las ventanas inclinadas hacia el cielo, así nieve y lluvia caen oblicuas sobre mi techo. Las luz nublada entra en forma de un tibio color blanco a la casa dando un aire navideño invernal a todo. Tenemos velas del adviento, un gorro de Papá Noel que usamos en la mañana para despertar riendo y unas alpacas psicodélicas que prendemos de noche.

***

>>La Navidad transcurre en el interior, en el caos químico de las ideas. El índice mojado y esforzado en la salsa del pavo. La inca cola helada y esa ebullición de la garganta en cada sorbo. Las tardanzas de papá o su ausencia, con los años predecible. El esfuerzo de mamá en cocinar la mejor cena hecha en la historia de las navidades.

***

>>La familia. A veces andamos pensando de manera tan racional y pragmática que nos olvidamos de la familia. La llegada a la adultez marca una natural distancia con ella. Por eso los reencuentros adquieren un carácter especial en navidad las primeras tres horas, hasta que hablamos de política y sociedad y la ilusión se termina.

***

>>Los villancicos suenan desde las luces del árbol, estas oscilan sincronizadas con su antagónico en la calle: el tráfico de una avenida caótica de Lima un 24 de diciembre de noche: todos apurados, impuntuales e irracionales. Al fondo suenan unos cuantos fuegos artificiales aislados.

***

¿Quién se acuerda de Dios en navidad?

El feminismo se refresca

Mi hermana tiene nueve años más que yo. Cuando ella empezaba a salir con amigos por las noches en los años noventas y explorar su adolescencia yo era un niño de seis años. Difícil recordar cuántas noches pasé sin dormir hasta esperar tranquilo que mi hermana llegue a casa. Tenía miedo que le sucedería algo en un taxi, desapareciera o algo peor. Veía muchas cosas en las noticias y me preocupaba junto a mi madre que también sufría con la hora. Todos en el Perú hemos tenido esa sensación alguna vez.

Sin embargo, los tiempos han cambiado para bien y mal: es más que positivo para la civilización actual la mujer sea representada como un ser aguerrido y luchador (ya no más como sumiso y débil), pero es lamentable que al mismo tiempo los feminicidios hayan crecido en el Perú de manera alarmante.

Una gran contradicción, ¿verdad?

Al tiempo que la mujer le hace cara a la historia contra la opresión (el patriarcado para entendernos), esta sigue siendo víctima de diverso tipo de violencia: desde el asesino enfermo, hasta el jefe que llama ‘fea’ a ‘su’ secretaria por haber cometido un error.

UNA MUJER AL BORDE

Así, dándole vueltas a la redes, buscando opiniones e iniciativas sobre esta idea, caí en ‘La mujer al borde’, un espacio de Alessandra Ottazzi, una articulada comunicadora limeña de 29 años que, en un tono divertido y ácido, discute algunos temas alrededor de la femineidad  hoy de manera práctica y pedagógica.

>>¿Qué es una mujer al borde? –pregunto curioso.

Alessandra es comunicadora y tiene un master en la Universidad Autónoma de Barcelona.

>>Una mujer al borde es una mujer independiente, ‘empoderada’, segura de sí misma, que sabe que la vida está hecha para cagarla, pero también para aprender de eso mismo. Por eso vivimos al borde de la violencia, de la felicidad, del amor, de un nuevo destino, de los hombres, al borde de Lima y de todo.

>>Todo empezó como un descubrimiento personal basado en esta película de Pedro Almodóvar ‘Mujeres al borde de un ataque de nervios’ en la que se retratan a estos personajes histéricos y apoteósicos. Sí, es verdad, como mujeres, tenemos mucho de esto, como mujeres inteligentes, creativas, trabajadoras, independientes, buscamos todos los buenos bordes que la vida tiene. Entonces, le ha sacado la vuelta a esta idea: los bordes no son necesariamente negativos, pues nos ayudan a entender a dónde tenemos que ir como mujeres, hay que sentir miedo para saber a donde vamos en esta civilización jodida. Y así, entre viajes, risas, joda, amigos, nació ‘La mujer al borde’, un 14 de febrero del 2018.

Alessandra está en redes y usa su Instagram para entender y discutir las crisis que viven las mujeres peruanas y del mundo a esta a edad y que por diversas razones –miedo a los padres, presión de la sociedad, etc.- no pueden enfrentar. También está haciendo interesantes entrevistas y han pasado por el itinerante set, por ejemplo, la escritora Jessica Vega Puch y la cantante Gabriela Gastelumendi.

>>Nuestra generación creció con la idea ‘tú puedes hacerlo todo’ o ‘lograrás todo lo que te propones’ y nadie nos enseñó cómo lidiar con el rechazo, los complejos, los miedos. Vivimos en una protección y en una especie de burbuja que cuando se acaba el colegio o la universidad no sabemos qué hacer con la vida.

>>Y luego empezamos a pensar: no soy el mejor, necesito vivir sola, ¿por qué he estudiado esto si no me gusta?, y más aún en una sociedad limeña, tan cucufata, retrógrada y conservadora, donde las expectativas sociales son tan brutales y tradicionales que una mujer al borde de los treinta ya debería tener hijos o mínimo estar casada. A diferencia de los hombres en Lima, para las mujeres es más difícil estar en armonía con la sociedad  porque hay que luchar contra cánones que están muy metidos en la mente de la gente y eso nos afecta a todos.

>>Entonces lo que haces es un acto rebelde con el humor de un personaje: es pintarle la cara a esta Lima cucufata que no entiende que una mujer puede hacer lo que quiera con su vida sexual y no ser llamada ‘perra’ –comento. 

>>Claro. Las mujeres al borde somos curiosas, si no lo fuéramos estaríamos muy contentas con el estatus quo. ¡¿Cómo una mujer en el mundo actual puede vivir contenta con este estatus quo machista?! Yo me hice independiente fuera del Perú, y pese a que la sociedad española tiene también cosas tradicionales, yo podía salir con el pezón al aire y nadie se escandalizaba. Allá me enriquecí con muchas cosas, fui entendiendo mejor mis ideas y su vínculo con el feminismo

'La mujer al borde' replantea el feminismo en tono jocoso y fresco

>>¿Qué es el feminismo para ‘La mujer al borde’? Yo veo en tu personaje una manera muy fresca de cómo hoy se ve la mujer a sí misma, muy feminista en cierto sentido –comento.

>> Yo no entiendo el feminismo como una lucha de géneros, sino como una lucha contra lo establecido y la búsqueda de una igualdad entre mujeres y hombres. ‘La mujer al borde’ es una revaloración sobre qué es ser mujer hoy. Uno de los mayores errores del feminismo es que ha buscado ‘masculinizarse’ para poder sobrevivir en la sociedad patriarcal, ignorando que mujeres y hombres somos diferentes y eso no tiene nada de malo. No comparto ese radicalismo de odiamos a los penes o queremos matar a los hombres y tampoco esa expresión horrible que es ‘feminazi’: por un lado es peyorativa y por otro lado: ¿qué quieren las extremistas? ¿la raza aria contra lo varonil y matar a todos los penes que no calzan en nuestro objetivo?

>>El feminismo es aprender las diferencias entre hombres, mujeres, y demás géneros y convivir entre ellas. No es machista decir que la mujeres quizá somos más sensibles, intuitivas o autocríticas, o que el hombre a veces es más pragmático o lógicos por momentos. Incluso hay diferencias que están científicamente comprobadas. Lo importante: todas estas características son buenas y deberían unificarnos en vez de separarnos. Soy una feminista sí, en el sentido que creo en una igualdad: si tu novia se va de viaje con sus amigas, que el novio no se vuelva un loco celoso, que vaya, que viaje, que se descubra, viajar sola para una mujer es muy importante. A mí en Lima todavía me dicen: ¡¿Cómo vas a viajar sola?! ¡Qué te pasa! No soy huevona, amigos.

‘La mujer al borde’ se ha convertido en una especie de Cosmos o Selecciones en Instagram: muchas mujeres escriben esperando un consejo para solucionar sus vidas. Alessandra va con una propuesta fresca para interpretar lo femenino desde el interior de las mujeres, para luego poder proyectarlo en sociedad, desde la consultoría vía Instagram.

>>¿Qué es lo que más te preguntan?

>>Tema delicado. ‘La mujer al borde’ no es un personaje basado en temas estéticos o que te dice hola, buenos días, cómo están mis lindas hoy, y hoy mi día, y sonríe porque todo va estar bien, no, así no es la vida, la vida te va a golpear, te vas a caer, te va a enseñar. Me preguntan sobre temas menstruales, cómo manejar la resaca, qué anticonceptivos me recomiendas, me tiré a un chico y no me cuidé ¿debería hacerme exámenes?, cómo hago para decirle al chico que me gusta o cosas más fuertes también: me estoy cortando porque mi chico me ha dejado. Allí sí directo recomiendo centros especializados.

>>También me preguntan sobre inseguridades con el cuerpo, con amistades, hay demasiada histeria, estigma y desinformación en Lima. Hay mucho tabú en placer sexual femenino: que las mujeres no ven porno, no se tocan, no usan copa menstrual, qué roche, cómo no las venden en las farmacias, y pues así se sienten con la confianza para hablar de estas cosas porque no tienen dónde y hay cierta facilidad y encanto de decírselo a un desconocido. Conócete mujer, porque sino nunca vas a poder disfrutar.

Así pues ‘La mujer al borde’ refresca el Instagram con un personaje gracioso, real y dramático, tres interesantes adjetivos para describir a esta generación que creció en los noventas y hoy bordea los 30 y se enfrenta a los retos del mundo actual.

En Instagram están pasando cosas.

Están pasando cosas al borde.

Apaga la TV

Pasan los años y el contenido de la televisión y radio nacionales sigue estancado en el tiempo. ¿Por qué es difícil para los medios en el Perú salir de esta crisis de contenido? ¿Por qué sigue habiendo televisión basura? Conversamos con el Dr. Eduardo Villanueva al respecto. 

Eduardo Villanueva Mansilla es doctor en ciencia política y profesor del departamento de Comunicaciones de la PUCP.  Es además editor en jefe del Journal of Community Informatics (ci-journal.org) y miembro del consejo consultivo de la Asociación Latinoamericana de Investigadores de la Comunicación.

Magaly Medina dice que volverá a la televisión en el 2019. ¿Por qué seguimos teniendo personajes cuestionables –ético y en algunos casos legalmente- en la pantalla peruana?

Aquí aparecen dos cuestiones: Por un lado, los medios de comunicación comerciales suelen ser, en todo el mundo, muy conservadores respecto a la innovación, porque sienten que no hay nada peor que tener una innovación que fracase y produzca perdidas. Entonces, lo que ya se sabe que funciona les da predictibilidad en un negocio muy poco predecible. Eso no ocurre  con los medios que tienen otros mecanismos de financiación, como los medios públicos, que suelen ser más innovadores, al no tener esa presión o necesidad comercial  en términos financieros; esto les permite mayor disposición a apostar por otro tipo de contenidos y nuevas personas. Todos los medios, en el mundo entero, viven una crisis económica severa: es difícil mantener la atención de la audiencia, la capacidad para entretener a la gente viendo televisión es cada vez mas complicada y no es fácil que un consumidor de televisión o radio pase a internet a buscar el mismo contenido. 

Por otro lado, la estructura de los medios peruanos y la televisión está muy concentrada alrededor de todo un sistema de conexiones personales, contactos políticos y económicos, que hace que algunas personas lleguen con mucha facilidad a medios, mientras que otras voces son ignoradas porque no son funcionales a estos sistemas de relaciones que sostienen, de cierta forma, el funcionar de la sociedad. Y allí tienes a alguien como Federico Salazar, por ejemplo, hijo de un periodista de la vieja guardia, de derecha, que sin duda es articulado, capaz de escribir y hablar de manera correcta, que -digamos- nació en un entorno donde era fácil volverse líder de opinión pues tenía una sintonía muy grande con este conjunto de poderes fácticos, si quieres, que le dan carácter a los medios peruanos.

¿Realmente son los medios en el Perú ese ‘cuarto poder’ que vigila a los demás poderes fácticos?

No. En realidad los medios peruanos son como una suerte de cuarto estamento de una sociedad, para decirlo con propiedad, y son funcionales a la burguesía establecida. Los medios son extensiones de este estamento. Desde una visión de izquierda es más o menos lo mismo: es más fácil para alguien que está ese sistema de conexiones entrar a medios, que a una persona que puede ser interesante,inteligente, pero no está dentro de ese mundo. Digamos, la critica a lo caviares es válida aunque conchuda:  los caviares se llaman y entrevistan entre ellos, sí, pero en el Perú son el 10%. Mientras tanto, la permanencia en los medios, o en el circuito de entrevistas y opiniones, tiene que ver con la funcionalidad con los objetivos económicos y políticos del medio. Por ahí esto explica que alguien que viene de ese mundo como Rosa María Palacios haya terminado convertida en caviar. Por eso alguien como Beto Ortiz, que viene de un  mundo alternativo, digamos, se vuelve funcional, y no importa cuánto pueda meter la pata, se sigue quedando en la televisión. 

Es aún más grave el caso de Milagros Leyva.

Es el caso más escandaloso y el que más me preocupa. En cualquier país donde la prensa más o menos se preciara de ser medianamente profesional, no habría vuelta, se habría ido y estaría ahora vendiendo cualquier otra cosa. Es ridículo que una persona que ha demostrado no solo no ser particularmente buena en lo que hace, sino que además hizo algo ilegal -pagarle a un fugitivo de la justicia ‘para obtener una primicia’ que demostró ser falsa- siga ahí, tratada como si fuera seria o respetable profesionalmente. Este tipo de personas no tendrían presencia en una prensa que fuese más autónoma respecto del poder. Es un error común pensar que la prensa y medios en el Perú están separadas de los poderes que mueven al país, cuando en realidad es una extensión del poder fáctico ya existente..

Magaly Medina, representante absoluta de la decadencia de la televisión peruana

Entonces: ¿la televisión peruana es funcional con el poder y al mercado y por eso no mejora?

Algunas razones están en el mercado, sí. La prensa, en el ideal liberal, es un estamento en el que se debería haber una negociación entre el Estado y la burguesía. Evidentemente, no es el caso en América Latina; y en particular en el Perú es escandalosa la funcionalidad de la prensa. Sin embargo, hay excepciones, y algunos programas periodísticos de la TV peruana son mejores desde que se reveló que el fujimorismo tiene un inmenso rabo de paja y no podía sostenerse. De pronto descubrieron una nueva capacidad de investigación y crítica propia de un cuarto estamento.

Y, sin embargo, personajes como Gustavo Gorriti o César Hildebrant están resignados a espacios menores.

Sin duda hay una serie de personas que deberían tener muchas más oportunidades en la televisión. El caso Gorriti, por ejemplo, es singular porque al final Gorriti -más allá de que no era buen conductor televisivo y creo que esto es valido como critica demuestra que es capaz de hacer lo que se espera del periodismo, y debería tener espacios muchos más estables y conectados con la política peruana. Es fantástico que exista alguien que financie las cosas que él hace, pero tampoco es tan sano terminar dependiendo de la filantropía global.

Si sumamos a esto que el periodismo es una profesión muy mal pagada…

Esto es un rollo. Y nunca está demás repetirlo y discutirlo: no hay que mezclar el periodismo con prensa. El primero es una actividad noble que se realiza de muchas formas; el segundo es un negocio con una dimensión sociopolítica importante, sí, pero un negocio al fin y al cabo. Y el gran problema es que el modelo económico de la prensa está en cuestión en todo el mundo. En algunos casos como el New York Times se puede vivir de las suscripciones globales y The Guardian de las compasiones liberales; estos últimos dicen en su publicidad: ¿Ayúdennos,no?

Y claro, todo este caos económico, ético y legal de la prensa peruana tiene efectos graves en el contenido. 

Poca gente quiere gastar en prensa y ocurren estas cosas inusuales e incoherentes.Por ejemplo, Ojo es un medio popular, digamos, consumido por sectores de bajos ingresos, etc., pero tienen una columna dirigida a estudiantes universitarios de medianos ingresos. ‘Casos del corazón’ es una joya literaria que conecta con estudiantes de sectores sociales totalmente distintos al del diario, porque les da la gana hacer este tipo de cosas como ‘me conquisto con sus memes’, que not iene nada que ver con el diario, y tienen cierto encanto, pero la pregunta es: ¿qué está pensando el director?

Los programas de entretenimiento en el Perú profundizan prejuicios y proponen un humor vulgar

¿Qué es el ‘buen contenido’, Eduardo?

Un buen contenido necesariamente tiene que ser un producto que explote el medio, que ofrezca algo propio, que use el medio de la mejor manera posible, y además que resuene a un nivel que opte por una de las retóricas aristotélicas o que las combine bien: una buena apelación moral, emocional o racional, o una combinación de las tres, y en cada caso sustentada de la manera correcta en términos narrativos, con buena información y que aproveche el potencial expresivo del medio.

Caretas, por ejemplo, es una revista que sufre la decadencia global del semanario noticioso; pese a eso una de las cosas que enorgullece a la revista es que fueron los primeros que estuvieron en internet de América Latina. Lo contradictorio es que Caretas nunca estuvo en internet como tal, sino que publicaba una copia de su contenido impreso en su página web. Nunca han tenido contenido web, no han aprovechado el medio digital, sino simplemente lo han usado de una forma de duplicar el contenido tradicional de la revista. No tienen ninguna importancia en el internet pese a que están, por lo menos, desde 1995 en la red. Incluso con este tiempo no han desarrollado algo propio de lo digital para atraer a otro tipo de consumidor. No discuto sobre el contenido impreso de la revista, solo digo que ese contenido es irrelevante en el medio digital.

Dicho esto, hay otra cosa: el medio como una voz tiene que ser consistente sin importar la plataforma en explotar el lenguaje expresivo. A mí me vuelve loco que los diarios en el Perú tengan dos líneas editoriales: una digital y una impresa. Es decir, se atreven a publicar estupideces en la web que jamás publicarían en el papel y asumen que eso no le hace daño a su marca periodística.Esto es un error y es grave y lamentable.

¿Hablas de La República y El Comercio?

Pero no solo ellos. Pero digamos que, siendo los dos diarios más importantes del Perú, son el ejemplo más claros. En la web publican tonterías que nunca publicarían en el impreso y no entiendo cómo no se dan cuenta de que eso destruye su marca periodística.

El formato cambia pero…

El medio tiene que ser consistente sin importar la plataforma. Y este es el gran drama del periodismo peruano. Hasta cierto punto los medios que tienen a un Beto Ortiz terminan siendo más consistentes. Es decir, se asumen como mala prensa en general.

Se reconocen como basura.

Claro, el mismo medio que publica a Mario Vargas Llosa, Gonzalo Portocarrero,  Ricardo Vergara o Martin Tanaka no debería ser el medio que publica las estupideces por puro ‘clickbait’ como hacen El Comercio y La República. El tema es que  el diario es una unidad incólume, una obra cerrada, que existe aquí y ahora en la impresión del papel. Ese el periódico tradicional y el periodismo sigue viviendo de esa expectativa de obra cerrada. Pero eso no se puede decir de un diario digital, que está en constante transformación, va cambiando, va creando nuevas versiones; nunca hay una obra cerrada más allá de unas notas que no se siguen editando, mejorando o ampliando. Esto se expresa en lo digital en el sentido que puedo ver todo lo que pasa en el mundo a todo momento. Ese es el destino de la prensa, la prensa se va convertir en eso.

Finalmente, Eduardo, las series de Michelle Alexander tienen una presencia muy fuerte en el Perú hace muchos años y se mantienen en la pantalla con esta idea de ‘no tocar lo que funciona’ y cuando buscas cosas peruanas en Netflix, te aparece ‘Asu Mare’. Y Ni hablar de ‘Esto es guerra’ o‘Combate’ que necesitaríamos 100 páginas. En estos ejemplos vemos pues discursos racistas, clasistas, simplistas y llenos de prejuicios: ¿por qué es difícil encontrar buen contenido de ficción audiovisual en la televisión nacional?

No hay que olvidar que el Perú es un país de dos mercados. Por un lado, existe la clase media es un mercado que consume al estilo del mundo desarrollado (Europa y Estados Unidos); y por otro tienes un mercado de ingresos bajos donde los patrones de consumo funcionan de otra manera. Me acuerdo que cuando estaba en la universidad mis amigos que hacían música querían sacar un LP, llegar aun estudio, sacar discos y venderlos en los distritos consolidados de Lima donde estaban las tiendas de discos. Al mismo tiempo ya existía todo el circuito de la música de los entonces pueblos jóvenes, luego asentamientos humanos, los conos, y ahora llamados de acuerdo a designaciones geográficas como Lima norte, Lima sur. Todo esto es otro mercado. Ambos mercados en términos de productos culturales son muy diferentes, y el estilo de consumo está adaptado a la realidad económica de la zona. Aparece el cable en los 90 y aparecen en ciertas ciudades del Perú y competían con cable limeño, y en Lima tenías canales como Plus tv o Canal N que no es consumido en estas zonas. No hablo del contenido en sentido cultural, sino en su variante en relación al mercado. Sin duda hay superposiciones a nivel individual, pero en general predomina un mercado en una zona; y el otro en la otras partes de Lima. 

Entonces, los que tiene plata pues pueden comprar vinilos y acceder a Spotify y Netflix, y los que no, están condenados a consumir el mismo contenido siempre. 

Lo que queda como mercado nacional es el segundo mercado, el  de menor cuantía en términos de ingreso individual y eso es mucha gente. Ese mercado existe y se produce mucho contenido para él, que no es muy sofisticado en términos de lo que gasta y términos dela demanda. Esa cultura local y urbana de zonas periféricas de Lima es mucho menos sofisticada en términos de su demanda cultural que la que podrías encontrar en la clase media, aunque esta afirmación genere un aullido en la antropología. Entonces: ¿qué hay de la gente que no tiene acceso a Netflix? Pues no tienen la capacidad para pagar por una eventual demanda cultural más sofisticada. Finalmente, todo acto de consumo se basa en tu capital cultural, tus gustos no nacen del aire, se construyen a partir de tus preferencias culturales. Entonces, si te pasas toda tu infancia viendo ciertas formas culturales, evidentemente tu acercamiento a otros medios va a ser distinto. Si no tienes contacto con el ‘buen cine’, digamos, ¿cómo podemos esperar que ese mercado demande esta idea complicada a la que llamamos ‘buen cine’? ¿Cuánta es esa gente en el Perú? ¿5%?Y así volvemos al inicio de esta discusión.

Diazepunk en parranda Pop

’Pop’ es la quinta producción de la banda y están más vivos y rockeros que nunca

Conocí a Diazepunk en el año 2005 en un concierto en el Salón Imperial de Cailloma. Me llamaron la atención la velocidad y potencia de las baterías de Mauricio Llona y la melancolía de las letras en la voz de Carlos García en un show compartido con Asmereir y Metamorphosis llamado ‘Sudamérica punk fest’. Recuerdo este concierto con mucho cariño. En ese momento la primera referencia que se me vino a la cabeza fue Lagwagon: un punk melódico ordenado, bien tocado y emotivo a la peruana.

Pasaron años, conciertos, separaciones, otros integrantes, regresos…y luego de seis años de su último álbum homónimo, los Diazepunk vuelven al ruedo con ‘Pop’, la nueva producción de los limeños que sugiere una pregunta de conceptos: ¿puede una banda punk ser a la vez pop?

***

Sin duda hay una evolución musical de estos cinco muchachos treintañeros. Se han apartado un poco de la velocidad noventera californiana, pero no han dejado el punk: han dado un giro emocionante hacia el rock sin olvidar sus raíces punk melódicas. Hay canciones que tienen una onda más lenta, más tranquila podría decirse, pero también hay guitarras más violentas, tocadas con rasgueos ‘todo para abajo’, al estilo más de ‘Teenage Bottlerocket’, a mí me gusta esa banda, me contó Takeshi cuando íbamos en una combi rumbo a un show en Los Olivos.

El disco arranca con el single ‘Somos la banda’, una advertencia en forma de teclado de lo que viene después y, en realidad,  es también una apología romanticona sobre lo divertido que puede ser tocar en una banda. Seguramente es la historia de Diazepunk, pero lo cierto es que puede ser el deseo de cualquier músico cuando decide dedicar su vida a tocar rock.

“Pasó algún tiempo y dejé de sentirme un perdedor

porque tengo a mi banda y mi banda es la mejor”

La segunda canción ‘Llegamos aquí sin la radio’ es un punto muy alto en este disco. No solo por la potencia de la letra –una crítica agria a cómo se maneja el contenido de rock peruano en la radio-, sino también porque es muy rockera desde el punteo del inicio y la batería fuerte y sostenida. Esta canción es también un homenaje a todas las bandas independientes que luchan desde sus esquinas con su música contra la tiranía económica y de contactos de la radio peruana.

«llegamos aquí sin la radio,

llegamos aquí sin la televisión,

llegamos en cada concierto

llegamos aquí caminando,

llegamos aquí en una red

llegamos aquí marginados

llegamos, nadie nos trajo”

‘Asfixia’, ‘Pensando en ti’, ‘Hoy soy peor’ y ‘Vernos otra vez’ son las canciones románticas del álbum, aunque las letras –que desde el ‘Viernes’ tienen toques literarios- logran una cierta nostalgia un poco más ‘madura’, digamos, con una siempre agradable simpleza y sinceridad. El aporte rockero y guitarrero de Gutty Makino y los bajos de amplios de Javier Landa hacen de este disco un concepto redondo y bien desarrollado.

Un párrafo aparte para el ‘El baile de los muertos’, una canción divertida, para bailarla y poguearla, de la mano de una letra ácida sobre la civilización actual. El feedback con La Mente abre una discusión interesante en lo que es la ‘fusión’ hoy en el rock peruano. Junto con ‘Aquí estamos’ y ‘Originales’ son las canciones que tienen mayor contenido social con referencia constante a la palabra ‘lucha’, y que le viene bien al nuevo o futuro fan de una banda que, con cinco álbumes, tiene mucho por descubrir en cuanto a contenido lírico y musical.

Finalmente: ‘Todo es mentira’ y ‘Súbele el volumen’, las canciones más punks del disco por velocidad y por el ¡váyanse todos a la conchadesumadre!

***

¿Por qué ‘Pop’ entonces?

En la portada vemos a todos los personajes asustados por la palabra ‘Pop’. Importante recordar cómo por ahí se referían a la banda con apelativos como ‘diazepop’ o ‘chiquipunk’  de manera despectiva, por su contenido melódico y, según estos ‘críticos’, ‘eso no es punk’. Con este álbum, la banda reacciona a esa hipocresía con la que fueron tratados por muchos. Justamente eso: ¿acaso ser punk no es poner evidencia hipocresías de la sociedad? Y a veces los que se hacen llamar ‘punks’ defienden discursos conservadores y minimizan luchas importantes y vigentes como los grupos LGTB y feminismo y se convierten en una gran contradicción

Por otro lado, el punk trasciende al género musical e incluso se puede ver elementos de estos en todos lados, ya sean estéticos o de discurso, y en otros géneros y artes. Este es el gran logro del punk: trascender con todos sus límites, impactar con melodías simples y rápidas. Este álbum juega con estas ideas que hoy se expanden en el Perú (yo no he escuchado en Europa el término ‘chikipunk’ o algo así ) y generan confusión de la mano de la arrogancia con la que reprochan desde la base la existencia de una banda, con lo difícil que es ser músico en el Perú y mantenerse vigente luego de 20 años.

En resumen, Diazepunk se burla de todo. Una banda punk que hace ‘Pop’. Qué miedo.

¿Es pop? ¿es punk?

Da igual.

Lo importante es seguir haciendo rock.


Caos en la PUCP

En mi época de estudiante en la PUCP nuestra principal lucha fue contra el cardenal Cipriani y su intromisión en el manejo económico y académico de la universidad. El conflicto llegó hasta El Vaticano. En esos años solo un grupo pequeño de católicos intransigentes apoyaba al Arzobispado y había cierta unidad contra ellos al respecto. Los estudiantes estábamos contentos con nuestras autoridades por la pelea que daban contra la Iglesia, siempre desde la esquina académica que profesa un centro de estudios como la PUCP.

Pero lo que hoy sucede es totalmente diferente y lamentable por muchas razones. Y la principal es por la distorsión de la institución universitaria por lo mecanismos del mercado.

La universidad ha realizado cobros extraños y ha empezado a tomar cartas en el asunto. Hay un mal manejo que debe ser saneado por el vicerrectorado administrativo, el área responsable de los cobros indebidos. Los culpables aparecerán tarde o temprano. 

Con el fin de solucionar esta situación se convocó ayer de manera extraordinaria al Consejo Universitario para evaluar las medidas que se implementarán para que toda persona afectada económicamente sea saneada. Ante esta decisión, unas cuantas decenas de estudiantes hoy impidieron el ingreso de las autoridades al edificio central de la PUCP para evitar que se realice la sesión. Con carteles en mano y arengas como “Marcial rata, devuélveme mi plata” o “Marcial Rubio miserable” han hecho sentir sus bien fundadas molestias. El derecho a protesta es legal y hasta allí, aunque lo insultos distorsionen los reclamos, los involucrados tienen derecho a alzar su voz. El problema es que lo han hecho con violencia.

Los estudiantes han bloqueado el ingreso a los rectores al edificio Dintilhac a trabajar. Y el equipo de seguridad de la PUCP ha respondido empujándolos y generando desorden, caos, gritos, insultos. Una imagen lamentable. No porque no se espere de la PUCP, sino porque cualquier conato de violencia es un sinsentido. La crítica agresiva no debe ser respondida. La reacción de Marcial Rubio también es penosa y desoladora.


Sobre esto, Luis Alvarado (21 años, estudiante de derecho) secretario de la organización Acción de Izquierda Universitaria, conversó con La Central.pe: “Exigimos que los responsables de los cobros ilegales renuncien. Esto ha generado que muchos alumnos pierdan ciclos,  que se atrasen en sus carrera. Pedimos transparencia económica, así como los derechos de los jubilados, el alza del precio de la comida y las fotocopias…”.

El estudiante habla de diversos temas, aunque las vías institucionales para la resolución de los mismos pasen por otros canales.

Continúa Alvarado: “Ha sido decisión unánime de los representantes estudiantiles para que no sesionen, los REA han decidido no ir a la sesión, porque no es posible que en menos de 24 horas y sin documentación se organice un Consejo Universitario. Por eso no hemos dejado pasar a los rectores, es una medida política y es inaceptable que se sesione”. Sin embargo, para sorpresa de Alvarado, lo que establece el reglamento es que una ‘sesión extraordinaria’ puede ser avisada incluso con horas previas para su realización, dependiendo de la gravedad del tema.

Al final, lo que quedan ideas bastante simples como conclusión: 1) los responsables de los cobros indebidos deben responder; 2) la protesta como tal no está en discusión; 3) todos los afectados deben ser saneados; y 4) los estudiantes deben responder con responsabilidad por la medida de protesta tomada.

No olvidar que esto sucede en tiempos previos a elecciones en la PUCP, lo que le da un tufo político a esta historia.


La nostalgia de Estambul

Cuando pienso en Lima, la palabra caos es la primera que aparece en mi mente. No me alegra que una connotación negativa sea la que me relaciona con mi ciudad. Pero gracias a Ohran Pamuk (premio nobel de literatura 2006) y su libro ‘Estambul: ciudad y recuerdos’ he podido darle la vuelta a esta idea a través de una pregunta: ¿qué representa la palabra caos para los limeños?

El caos empieza en la confusión y puede ser una fuente de amargura o tristeza. Y esta diferencia de conceptos/emociones la explica Pamuk cuando camina por la derruida Estambul, viendo restos del Imperio Otomano conviviendo en la vida urbana, y piensa: ¿cómo puede ver belleza en una ciudad tan destruida? Y para responder esto el escritor turco se pregunta: ¿de qué manera los valores naturales y los placeres de una ciudad se vinculan con el interior de sus habitantes?

Para esta idea, Orhan Pamuk mira a la Estambul de sus recuerdos y y rememora sus paseos en el Bósforo, los restos de basura y frutas en la calle; a las bellas mujeres que pasean con velo y vergonzosas entre la gente; a las madres jóvenes que caminan a duras penas tirando de tres niños; a los vendedores de roscas de pan, a médicos, abogados y maestros con sus mujeres y niños…

Entonces, si pensamos Lima bajo estos códigos (y podemos poner por un momento de lado la destrucción política, si eso es posible), pienso en los ceviches del mercado de Jesus María, las palomas en el museo Larco de Pueblo Libre, la brisa de La Punta, los chaufas de la avenida Aviación, el color del malecón de Barranco en verano, el gris fresco de la avenida Salaverry en otoño… y todo eso, todo eso es bello.

Según Pamuk, podríamos sentirnos orgullosos de esa melancolía de Lima, aunque yo le diría a Pamuk: a veces es muy difícil disfrutar de estas cosas de la ciudad cuando se piensa en la criminalidad que nos agobia a todo nivel.

Y tal vez aquí radica el origen de la amargura de la Lima moderna: todos nos sentimos tristes por el destino inevitable de la ciudad.

Lima es como una ventana llena de vaho.

Ohran Pamuk te ayuda a amarla desde allí.

Ficha:

Autor: Ohran Pamuk

Libro: “Estambul: ciudad y recuerdos”

Año: 2003

Idioma original: turco

Edición recomendada en español: Editorial Circulo de lectores

Luchar contra el fascismo mundial

Adrián Lerner es candidato a doctor en historia por la Universidad de Yale, donde obtuvo su M.A. y M.Phil. Antes, obtuvo su bachillerato y licenciatura, también en historia, por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Actualmente, está escribiendo su tesis doctoral sobre la urbanización de la Amazonía. 

¿Te parece exagerado tildar de ‘fascistas’ a algunos gobiernos (EE.UU, Turquía, Brasil, por ejemplo) hoy?

Lo que veo en el mundo es una reacción a través de movimientos que se inspiran unos a otros y que, en buena parte, creo que tienen su origen en algo que a veces no se tiene en cuenta: la crisis financiera. Para mi gusto, todo lo que sucede hoy es una suerte de consecuencias en cadena a la crisis financiera del 2008 y la recesión posterior. Si esa crisis no hubiera sucedido, tampoco quiere decir que estaríamos ahora en una época dorada de la democracia, pero estos no se entienden sin la crisis. Brasil es un ejemplo clarísimo. Los gobiernos del Partido de los Trabajadores eran ampliamente considerados como como de los mejores gobiernos de la historia de Brasil, que se convirtió en una de las principales economías del mundo, hizo cosas realmente notables reduciendo desigualdades, y fatalmente en ese contexto se mandó a organizar mundiales y olimpiadas y cosas ya innecesarias también. Desde The Economist hasta la izquierda andaban prendados del modelo brasilero. Pero cuando llegó la crisis con fuerza, la corrupción saltó, comenzó a aparecer el descontento de distintos tipos, la derecha vio la oportunidad, y se tumbó el régimen.

En Estados Unidos es parecido: no se entiende el descontento de la democracia sin tener en cuenta la crisis económica.

Así es, y todo esto genera frustración, que se manifiesta de diversas formas. Una es el rechazo a algunos aspectos de la globalización a través de ideas ultra nacionalistas y xenófobas. Es claro esto en Europa y EE.UU. y también en Brasil donde se ha atacado a venezolanos, y se canaliza en la tirria hacia los extranjeros, pero también contra lo diferente. Se acusa a los extranjeros de quitar puestos de trabajos a los nacionales y aumentar el crimen, se acusa a la gente de color o a los gays de quitar cupos en las universidades o de corromper la sociedad, etc. Por supuesto muchas de estas cosas son simplemente mentira o no resisten el menor análisis.

Ahora, que todo esto sea fascista, es difícil de decir con exactitud. No es lo mismo un gobierno autoritario que uno fascista. Algunos de estos regímenes sí tienen tendencias fascistas: arman grupos paramilitares, tienen líderes con tintes mesiánicos, discursos sobre crear una nueva sociedad. Esa mezcla entre paramilitarismo, nacionalismo y mesianismo purificador es una de las definiciones de fascismo.Comprensiblemente, hay gente muy reacia a tildar de ‘fascistas’ a estos regímenes, pues es complicado usar un concepto de inicios del siglo XX para una situación del siglo XXI. Además, en muchos casos se trata de candidatos y no de gobiernos, y es difícil ser fascista sin el Estado, sin que la sociedad civil se convierta en instrumento del Estado, cosa que casi nunca ha pasado en América Latina moderna (quizás salvo en Cuba, que es un caso distinto ciertamente) en parte por lo desiguales y que son, y que también parece cada vez más difícil en las sociedades llamadas “avanzadas”. A lo mejor vamos hacia una suerte fascismo más bien guiado por grandes corporaciones tecnológicas que por el estado, eso suena más posible.

Hay una especie una tormenta perfecta para que emerjan líderes de derecha o con tintes ‘fascistas’.

Exacto. Y hay diversos factores: uno de los más importantes son las tecnologías de comunicación que hacen que estos movimientos “peguen”, y que sean viables electoralmente Los movimientos políticos ‘renovadores’ de diversas tendencias muchas veces necesitan de esto. Obama, por ejemplo, tuvo éxito en su campaña en parte debido a ciertas formas que se daban en internet en esa época: imágenes rápidas, posters atractivos, videos virales, etc. Mucho antes, F.D.. Roosevelt lo había hecho con la radio. Son formas más directas de llegar a sus audiencias, que generan diferentes tipos de vínculos y lealtades políticas. Los fascistas originales fueron notables en eso, con la prensa, la radio, los mítines, la propaganda impresa; muchas de esas cosas fueron muy innovadoras en su tiempo para crear una relación distinta entre líderes y “masas” – de hecho, la misma idea de “masas” y política de masas cambia tremendamente en esa época.

Recep Tayyip Erdogan, presidente de Turquía, ha detenido periodistas sin razones justificadas y ahora busca cambiar la constitución para hacerla presidencialista y así quedarse en el poder

Trump ha logrado eso: no importa tanto lo que dice, lo que vale es aparecer en la pantalla de todo el mundo, todo el tiempo. Además de manipular deliberadamente y alterar los ciclos de las noticias. No solo recibe la atención de medios como CNN, que supuestamente son “oposición”, por horas, que terminan siendo como publicidad gratuita, sino que realmente a través de maniobras con los algoritmos en redes sociales utilizaba el internet para su beneficio. De esas maneras cambia también la idea del público y de las esferas pública y política.

Desde la caída del muro de Berlín, podemos decir que en el mundo hubo una emergencia de la democracia, por ejemplo, en temas de Derechos Humanos y de las minorías. Pero hoy esto está cambiando.

Buena parte del mundo occidental ha experimentado casi medio siglo democrático: democracias liberales floreciendo, aun con todos sus problemas. Nos hemos acostumbrado a que eso sea el statu quo. En este contexto, hay gente que parece pensar todavía que existe “el progreso”, que se puede “avanzar” o “retroceder”, como si hubiera ya un camino trazado. Está muy bien tener ideales de cómo debería ser el mundo, pero si pensamos que en algún lado está decidido que las cosas van hacia donde nosotros queremos que vayan, nos cagamos. Primero, porque hay muchísimas otras opciones; mucha gente que queda fuera de ese “progreso” o no está contenta con él, y no se va a quedar callada. Eso es especialmente claro con quienes más bien se sienten desplazados en medio de lo que se ve como grandes avances, y que pierden sus privilegios. Por eso hombres blancos y viejos son en gran medida quienes ponen en el poder a gente como Trump y Bolsonaro. Además, creer que hay una suerte de destino inexorable y que las cosas malas son “retrocesos”, pero que igual vamos a “llegar”, es la mejor forma de no hacer nada, de dormirse políticamente. Creo que eso estamos viviendo.

El medio siglo de democracias liberales es un periodo corto de la historia de muchas sociedades; para poner otra vez el ejemplo de Brasil, es un país que no suma ni siquiera un siglo de regímenes democráticos, ni siquiera cincuenta años seguidos de democracia. Pretender entonces que el autoritarismo sea algo anómalo es algo de una inocencia hasta peligrosa.

Por otro lado, con el fin de la guerra fría (que ha sido ya hace un montón de tiempo) aparecieron por todos lados estos regímenes que han sido llamados “autoritarios competitivos”, que guardaban ciertas formas democráticas, pero las han ido erosionando. Si ves hoy muchas de las principales potencias mundiales, en casi todas hay tendencias autoritarias fuertes: Rusia, China, Japón, India, Brasil, Turquía y hasta Estados Unidos; Europa Occidental va en varios lugares por ese camino quizás también. El tema aquí es ver qué tanto se erosionan las democracias, pero es indispensable tener en cuenta que no es algo tan nuevo, son tendencias que llevan algunas décadas fermentando.

¿Qué sería lo opuesto al fascismo?

No sé si puede hablar de lo opuesto al fascismo en términos puros. Probablemente, lo opuesto sería la social democracia, la pelea por más derechos sociales y políticos. Esa ha sido históricamente una de las fuerzas que se ha enfrentado más directamente al fascismo históricamente, y es la que hoy aparece como la principal alternativa: una democracia más radical.

Estos movimientos neo fascistas, además, en algunos lugares de hecho son reacciones a estas democracias sociales, como en Brasil. Hay claramente una reacción en sociedades en que los que no tenían poder iban adquiriendo más poder: las mujeres, los negros, los gays, los indígenas.

Jair Bolsonaro tiene una retórica agresiva y antidemocrática

¿Y Los derechos humanos? Que protegen y luchan por libertades, contrario a lo que es el fascismo. Los DD.HH entienden al hombre en libertad; y el ‘fascismo’ lo entiende en cuanto sujeto que sirve al Estado. Si no sirve, es eliminado.

El problema es los derechos humanos hoy es que como movimiento han perdido fuerza en términos de su atractivo político. Y es algo que está bien canalizado en buenas partes del mundo en sistemas de justicia. El sistema de derechos ya está implantando jurídicamente en gran parte del mundo, pero, y quizás justamente por eso, es difícil imaginarse que se pueda tratar de una alternativa política atractiva en sí misma, con esa bandera. Por eso se ve, y seguramente es, hoy, más una cosa de ONG y activistas que una de política. Creo que no se puede poner en el mismo plano esto que el fascismo en este sentido. Los DDHH finalmente son una base mínima para todo el mundo: derecho a casa, vida, etc. Y hay muchas críticas a los derechos humanos de izquierda, reclamando la importancia también de los derechos económicos, colectivos, no solo individuales.

Me parece que los movimientos democráticos un poco más de izquierda que democracia si tienen una plataforma más clara y pueden ser una alternativa más fuerte a la extrema derecha. Los derechos humanos deberían ser una premisa central de otros movimientos, no un movimiento en sí mismo.

Sin embargo, en muchos lugares la situación es tan precaria que los derechos humanos siguen siendo una cosa bastante revolucionaria. Piensa en las campañas electorales recientes en Perú. Recuerdo que en 2011, un politólogo bastante conocido salía a decir que era imposible bajarse a Keiko Fujimori con rollos morales, sobre derechos humanos, que eso a nadie le importaba. Y de pronto su rival salió a hablar de derechos humanos, a critica a Keiko con lo de la esterilización forzada de mujeres pobres, y eso parece haber tenido un efecto importante. Parte del asunto es que las derechas, en Perú y en muchos otros lugares, suelen ser tan salvajes que convierten a los derechos humanos en una opción política ultra radical, cuando en realidad son una creación liberal y bien moderada.

¿El mundo se hace más intolerante cada vez?

Es difícil responder sin ir a casos específicos. Yo creo que una manera de verlo es que se están perdiendo algunos derechos que fueron logrados con mucho tiempo y esfuerzo. Parte del problema es el que mencioné: que se ha asumido que el mundo va para adelante. Que hay una trayectoria lineal y que todo el mundo va adquiriendo derechos. Y eso no es así. Hay que pelear por los derechos para obtenerlos y después para que se mantengan. Si no, la gente que se siente amenazada por la emergencia de nuevos grupos por derechos, va a empezar a quitárselos, por la ley o la fuerza. Eso está pasando.

En algunos lugares sí hay un crecimiento de la intolerancia, en ese sentido. Pero la verdad es que siempre ha habido intolerancia. En el medio siglo reciente, ha habido regímenes con suficiente fuerza para mantenerla a raya. Pero ahora, eso se tambalea. Mi idea es que parte de las razones son esas reacciones y ese adormecimiento de pensar que estamos encaminados, pero que la crisis económica y las nuevas formas de hacer política son causas fundamentales.

En Chemnitz (Alemania) cientos del partido nazi «Pro Chemnitz» protestan contra extranjeros en la Plaza Karl Marx en el centro de la ciudad

Se pensaba que después de la caída del muro de Berlín, el mundo abrazaría las libertades y democracia, pero eso solo se ha dado en algunos casos.

El mundo lo ha hecho de cierto modo. Por ejemplo, yo ahora vivo en Tulsa, Oklahoma; una ciudad relativamente progresista en uno de los estados más conservadores de Estados Unidos, en pleno “Bible Belt” y tierras de Trump. En Tulsa se ven situaciones que seguramente hace algunas décadas eran inimaginables: parejas de distinta etnicidad, parejas gay de la mano, restaurantes mexicanos y peruanos e indios y japoneses, hípsters y gente con estilos de vida “alternativos”; en general gente de todo tipo haciendo todo tipo de cosas.

El tema es que todo eso convive con sectores mucho más conservadores, que desprecian todo eso activamente. Para que esa convivencia se mantenga en paz, se necesita cierto orden institucional, económico, hasta en términos de coerción, para hacer respetar el derecho a vivir así. Apenas algo empieza a salir mal, se abren rendijas, se echa la culpa a esos nuevos sectores, y se abren oportunidades para atacarlos. Lo que vemos hoy es eso. En otra parte de Estados Unidos, hace poco, hubo un escándalo porque un pastelero no quería hacer una torta para un matrimonio gay. Hace veinte años nadie hubiera reclamado porque los gays no se podían casar. Son situaciones nuevas que general reacciones nuevas, y al final es desenlace es cuestión de poder.

De forma más global: ¿Qué sucede cuando uno de los miembros más fuertes de la Unión Europea se va? Pues automáticamente Europa, que era uno de los ejes que garantizaba esa suerte de orden liberal, se vuelve menos fuerte. ¿Qué pasa cuando China, mucho más autoritaria, amenaza a Estados Unidos como principal potencia económica? ¿Qué pasa cuando un país emergente enorme como India abraza tendencias autoritarias? Algunos de los pilares del statu quo se tambalean. Dentro de esa lógica, una crisis económica dela magnitud de la de 2008 es un sacudón especialmente fuerte. El mundo en la segunda mitad del siglo XX cambió rápido: aparecen nuevos grupos sociales, contactos entre sectores que normalmente estaban muy alejados, acceso a derechos y bienes antes negados, etc. El mundo es más abierto, lo que tiene muchas ventajas y algunos problemas, para nada segura que va a terminar bien. Asumir eso es totalmente un acto de fe.

SOBRE EL PERÚ ACTUAL

¿Cómo ves a la derecha más dura luego de 18 años de democracia?

La derecha peruana está congelada en el tiempo, son unos cavernícolas. Con ellos no hay resurgimiento: siempre han sido así. Autoritarios, anti-intelectuales, muchas veces racistas. No les importa la democracia y no les importa el país. Por ahí hay algunos que se creen de verdad, genuinamente, el rollo liberal más ultra como un modelo viable, lo que en un país postcolonial tan desigual termina siendo lo mismo que ser ultra conservador, pero incluso eso es mínimo. Viven en la guerra fría. Casi toda la derecha peruana es extrema y siempre lo ha sido.

Por otro lado, es difícil hablar de la política actual del Perú sin entender e impacto enorme de la crisis de los ochenta: de la crisis económica y de la guerra interna. Junto a algunos gobiernos autoritarios, esos son los momentos culminantes de la guerra fría en el Perú.Son traumáticos. La catástrofe económica con política heterodoxas del APRA ha generado una memoria que la derecha aprovecha: cualquier desvío del neoliberalismo más ortodoxo y te mandan a la hoguera. Y en la política es igual. Sendero es un grupo de izquierda mucho más radical de lo común, mucho más violento, pero termina generando un estigma para toda la izquierda, y una justificación para la represión. Todo esto deja marcas muy largas. Ahora se hace muchos en ciencias sociales estudios de memoria y en el Perú inevitablemente esto se refiere la violencia política y esto es la guerra interna, pero hay demasiadas maneras, me parece, en las que se manifiesta en la política peruana el impacto de esa coyuntura.

Keiko Fujimori, la líder del partido político que fundó su padre y lo mantuvo en el poder diez años, es acusada de recibir dinero de Odebrecht. Foto: EFE.

¿Qué efectos ves de la guerra en el Perú del 2018?

Por ejemplo, el “terruqueo”, que tiene que ver con un montón de cosas, es racista también, pero principalmente por su relación con el estigma de Sendero. En todo el mundo se ha llamado “terrorista” a grupos guerrilleros de izquierda, pero en Perú, donde sí había un grupo terrorista que mataba inocentes indiscriminadamente, eso ha generado un legado tremendo de quitarle piso a cualquier cosa que se parezca a la izquierda, y le cuesta mucho recuperarse. Y con lo que hablábamos antes sobre las nuevas formas de comunicación política, eso se hace evidente: aparece alguien que cuestiona a la derecha, y le hace un photoshop al lado de Abimael Guzmán, como le han hecho al fiscal Pérez.

Otro legado es por supuesto la permanencia del fujimorismo. El fujimorismo impacta tanto como movimiento político o marca política atractiva en parte porque se les ve, aunque no sea necesariamente verdad, como los salvadores de esa crisis. Mucha gente, aunque no tenga ni idea de que pasó en los ochenta (muy buena parte de la población peruana no sabe quién es Abimael Guzmán) tiene entre esas razones sus preferencias por Keiko Fujimori o Kenji. Los años 1980s y su desenlace en los 1990 nos siguen envolviendo de una manera increíble. Y por supuesto muchos de los personajes siguen presentes. Para poner un solo ejemplo, el vocero del fujimorismo en el congreso, Carlos Tubino, era un marino involucrado en la guerra antisubversiva, que firmó un acta de sujeción a Montesinos. Todo el mundo ahora se acuerda solo de eso; pero todo el poder de Montesinos era en principio parte de la guerra contra Sendero.

La otra parte de esa herencia tiene que ver con la política económica. Cualquiera sugerencia, amague de salirse del molde más radicalmente ortodoxo y ya “no te acuerdas de la inflación” o “quieres hacer cola”. Un poco como el efecto Venezuela. ¿te parece que todo el mundo debería ganar un sueldo digno? Nunca falta u energúmeno que te die que te vayas a Venezuela. Eso también creo que es una herencia de esa crisis ochentera, que fue realmente brutal.

La mezcla de estas dos cosas es terrible, porque se terruquea (y desprestigia en general) a grupos como los sindicatos que, con todos sus problemas, pueden pelear para que los trabajadores tengan mejores condiciones y por otro lado también se niega el acceso al poder político a quienes puedes promover esas políticas desde arriba, o si llegan se les lleva a no cambiar nada. El resultado es que la economía crece pero los salarios no crecen, y la condiciones no mejoran. Un trabajador peruano promedio, un maestro de escuela, se beneficia poquísimo del “progreso” del Perú neoliberal, post conflicto. La herencia de los ochentas ha creado un neoliberalismo totalmente inclemente.

Y realmente 18 años de democracia no hacen al Perú un “país democrático”…

De acuerdo. Y hay una ola mayor de desestabilización democrática después de la crisis económico. Perú ha estado en una secuencia crecimiento casi única en su historia y a ritmos excepcionales la región, y no es coincidencia que también haya estado en su período democrático más largo ininterrumpido al mismo tiempo. Cuando la crisis llegó, se cayó un gobierno. Seguimos en democracia, y probablemente el cambio haya sido bueno, pero es claro que la situación es menos estable institucionalmente.

El Perú no es un país con una institucionalidad democrática estable y tampoco es un país democrático socialmente, igualitario. Todo ese está por conseguirse.

Y en Perú la propaganda en medios sí es abusiva y todo se vuelve viral en segundos así sea falso. Y esto en el contexto de la crisis del periodismo político peruano.

En buena medida, no solo en Perú, la fama es algo positivo en sí mismo. Ser influencer es simplemente ser conocido: no quiere decir que hayas hecho cosas buenas, solo quiere decir que apareces en la pantalla del todo el mundo lo más seguido posible. Y creo que esto tiene impacto político claro. De nuevo lo de la foto fotoshopeada con Abimael: no importa si es verdad o no, pero creas esa asociación, ese estigma, ese meme, y no hay como controlarlo; y se esparce por todos lados. Después pueden salir a decir que es mentira, pero ya tuvo un efecto por acumulación.

Y esto es consecuencia del desprestigio del periodismo político. Por supuesto hay periodistas buenos que se hacen el trabajo que se espera de ellos y son críticos, pero no les dan espacio ni en El Comercio ni en RPP ni en los canales de TV más poderosos. Y los periodistas que ya no deberían estar, los que han estado involucrados en coqueteos inaceptables con regímenes políticos o haciendo barbaridades, aparecen de vuelta simplemente porque son caras conocidas, como Nicolás Lúcar o Mónica Delta o Milagros Leyva. Es una cosa de nunca acabar y no hay ningún tipo de control. Aldo Mariátegui puede pedir que se mate gente y estar involucrado en cosas que bordean la corrupción, lo que debería terminar con su carrera, pero seguramente ya pronto va a volver a ser “respetado” e “influyente” porque no hay ningún tipo de sanción.

Ahora, muchas de esas cosas pasan en todas partes de una forma u otra. Pero creo que, en particular en los medios más poderosos, el periodismo peruano debe ser de los peores del mundo. Medios como El Comercio o RPP han renunciado totalmente a su rol de tener un mínimo de calidad profesional. En la política, por ejemplo, cómo puede ser que Cecilia Valenzuela y Mijael Garrido Lecca manejen un periódico muy poderosos mientras Gustavo Gorriti, Ricardo Uceda o Cesar Hildebrandt tengan que estar en medio pequeños. Eso te dice todo.

Pero también fuera de lo político, en general, la falta de calidad en los medios principales diría que debe ser única. Medios equivalentes a El Comercio en otros países equivalentes no tienen páginas web que sean de ese nivel paupérrimo, clickbait mal hecho en el mejor de los casos. Las cosas que los medios peruanos grandes como El Comercio publican son una caca en forma y contenido. Cualquiera que haya llevado un curso de periodismo ve esos reportajes y ve que la redacción es pésima, cuando no incomprensible; no tienen fuentes, no dicen nada, no hay un proceso editorial mínimo, el formato es hostil, incluso están llenos de spam. En esas condiciones, hay muy pocos espacios para un discurso político medianamente informado, razonable, que no apele solo a llamar la atención.

¿Por qué el buen periodismo peruano no tiene espacio en la radio o la televisión?

 

Ser ‘freelance’ es una pesadilla

En España le llaman ‘autónomos’. Pero la palabra en inglés que mejor refiere a este tipo de trabajadores es ‘freelance’. En Perú la usamos mucho y sabemos a lo que nos referimos: nos contratan para un trabajo en especial (que puede ser un producto o un proyecto), y después de eso: hasta luego. Chau. Good bye. Te llamo si tengo algo más, no te preocupes, vienes con tu recibo y aquí arreglamos.

Pero es fenómeno mundial. El sistema capitalista tiene en sus bases que adquirir un puesto de trabajo exige ciertos requisitos. Si vas a una buena universidad, es positivo, y si es privada (en el caso del Perú), pues mucho mejor. Si por allí tienes un par de maestrías en Estados Unidos o Europa, vamos, tus posibilidades son mayores. Y si tienes suerte y hablas idiomas, estás casi ya a un paso de conseguir el trabajo. Conseguir un contrato de trabajo hoy es un lujo en cualquier parte del mundo.

Importante no olvidar que la competencia en el Perú para lograr un trabajo es discriminatoria pues no todos tienen la misma capacidad para exceder a la misma educación, y ni hablar del acceso a recursos básicos porque incluso desde ese nivel empiezan los problemas de esta sociedad.

Entonces, los que no consiguen trabajo están obligados a buscarse la vida como pueden. Y aquí nos convertimos en trabajadores ‘freelance’. Te mueves por redes sociales, ofreces tu producto: alguna idea tenemos que encontrar  para pagar las cuentas: casa, servicios, internet, comida y mejor no sigo que me deprimo.

Tal vez algunos imaginen la vida del ‘freelance’ así: despierto a la hora que prefiero, descanso los días que yo escojo, tomo vacaciones a mi antojo. Voy a la cafetera, fumo un cigarro, y voy al ordenador. Me tomaré un par de horas para procastinar y luego empiezo a trabajar.

Pero la realidad es otra: Empiezas a editar un video, o a escribir artículos, a corregir libros, vender tortas diseñadas, diseñar maquetas, lo que sea. Y después de dos horas reposo en el sillón, bebes un vaso de agua. Estás solo en casa, tienes suerte si trabajas en un estudio, hay cierta ansiedad en eso, cierta propensión a la distracción, a no ser disciplinado. A esperar a los clientes, a que nos depositen el dinero, a crear nuevas formas y conexiones para generar la mayor cantidad de dinero. 

¿Debo considerarme afortunado por eso?, no creo, el contacto con gente casi siempre es positivo. La oficina puede ser una pesadilla, pero la disciplina a veces sirve, da cierto orden a un proyecto. De la efectividad de un ‘freelance’ depende el futuro de su vida y su trabajo. Es decir: debes tener un sistema de trabajo personal que te permita avanzar con las tareas. De lo contrario, no vas a ningún lado. 

Porque la tensión de no tener un sueldo fijo nos hace sentir en una especie de suelo inestable que no nos permite ver a futuro. ¿Cómo puedo ordenar mi futuro si voy a ganar 1000 euros este mes pero en el siguiente solo 200? A un sociólogo de una buena universidad peruana, por ejemplo, ¿cuánto le pagan por investigar a una comunidad profunda de los andes? ¿2000 S./ en un mes? ¿Cuánto gana un músico peruano por concierto? Puede haber unos meses de tranquilidad económica: ¿Pero después qué? 

La disciplina profesional debe ser impuesta en sí misma, un efecto moral del capitalismo que nos dice: si no produces, no puedes vivir. Que hoy existan tantos trabajadores freelance en el mundo es un síntoma de cómo el sistema capitalista nos arrastra hacia la penuria económica si no tenemos suerte, aunque tengamos formación profesional de primer nivel.

Desde el Estado hay que pensar y organizar planes para la vida de los trabajadores independientes que, por diversas razones, no acceden a una empresa y a la rutina laboral de las ocho horas.

Ser freelance es una pesadilla.