¡Cuarón, maldito burgués!

¿En qué momento el internet se volvió la cosa insoportable que es ahora? Desde el estreno de la película Roma, dirigida por Alfonso Cuarón e interpretada por Yalitza Aparicio, las redes se han llenado de comentarios sobre el film. Las alabanzas exageradas y las críticas injustas aparecieron en cada espacio que internet brinda para la exposición de opinión.

Todo el que tenía Netflix y Facebook publicaba ideas de la película luego de verla. Tener algo que decir nos hacía ver inteligentes. Si tu comentario era positivo, eras interesante por encontrarte a tono con la sensibilidad pretenciosa de la obra autobiográfica de Cuarón. Si no, eras intelectualmente ‘bacán’ por encontrar una lectura distinta en la que eras capaz de evidenciar en Cuarón a un ricachón déspota que, cito, “romantiza la esclavitud” o “hace preciosismo de la miseria”

¡Cuarón, maldito burgués! ¡Devuelve los Globo de Oro!

En LaCentral.pe no queremos dejar pasar este hype que -aunque ya viene de bajada- retomamos luego de ver hasta donde llegaban los hinchas y los detractores de la película y de Cuarón.

La película nos gustó, nos parece que trata el tema con respeto y sin levantar un discurso que no es el suyo o que desconoce. La película, inspirada en la vida del director, cuenta la historia de Cleo una empleada del hogar que trabaja para una familia adinerada en el barrio de Roma.

IDEAS (Y SPOILERS)

Cleo habla muy poco en la película a pesar de ser el personaje principal. La importancia estructural en el funcionamiento de esa casa y esa familia no le valen para evitar el aislamiento en el que ella y su compañera de trabajo viven. Entre ellas se comunican en Mixteco, idioma que la familia no entiende. Cleo queda embarazada por su pareja y este la abandona al enterarse. Cleo asume el embarazo sola y en el parto pierde al hijo.

De todo ese dolor nos enteramos poco porque nosotros, la audiencia, somos la familia. Nos concentramos en nuestro drama y la ‘servidumbre’, a la que solo miramos a veces, nos da pena por momentos pero al rato se nos pasa, su dolor nos es ajeno.

Hablamos por ellas y le reclamamos al director lo siguiente: ¿por qué no darles más voz a esos personajes principales, tan hermosos, tan auténticos, tan merecedores de nuestra más enérgica defensa en redes? Qué salten las teclas y se parta en dos el maldito teclado, estas mujeres debieron incendiar la casa de la familia de Cuarón, pintar “¡Viva la lucha popular!” con los carbones en la puerta y soltar un monólogo en el que explica su desgracia… que nos la explique a nosotros, la familia… perdón, la audiencia.

Cleo luego salva a los hijos de la familia de morir ahogados en la playa y en el momento cumbre de la película, menos el padre ausente en casi toda la historia, la abrazan. Ella confiesa llorando que no quería que su hija naciera. Se abrazan más fuerte. Al volver Cleo sigue siendo solamente la empleada, la familia enfrenta su destrucción con más tranquilidad pero Cleo, la que les salvó la vida, sigue siendo la que les trae los jugos.

Cleo vuelve al techo donde más temprano vimos que en todas las casas coincidían las empleadas, la familia vuelve a sus dormitorios y a pasar todos los días por encima de su mierda y reclamando que las empleadas no la hayan limpiado. Porque desde la primera toma nos enteramos que la función de estas mujeres es limpiarlo todo para que la familia así guarde las apariencias.

Si nadie vio en Roma una dura crítica a su tiempo entonces quizá hemos visto otro corte. Dónde Cleo todo el tiempo celebra ser la empleada linda, eficiente y cariñosa.


FESTIVAL ZAPATISTA

La película se estrenó en el Festival de Cine Zapatista Cuxlejaltic (Caracol de Nuestra Vida). Roma inauguró el evento y se llevó varios reconocimientos. Yalitza Aparicio resaltó la importancia de exhibirla en este festival pues muchos se encuentran en esta situación de injusticia. La protagonista de Roma recibió la condecoración especial El Caracol de manos de la Capitana Insurgente Ericka quien, como el personaje interpretado por Yalitza, fue también trabajadora en un hogar mexicano.

Ha habido otras anotaciones en extensos posts dedicados al film, como la brevedad con la que se muestra el ‘halconazo’ o lo poco que se profundiza en el entrenamiento que los gringos daban a paramilitares en México… probablemente no sea de lo que trata la película de Cuarón.

En general, me apena la pobreza de la mayoría de reclamos que se la hacen a la película. Seguramente, algunos de estos críticos esperaban algo más explícito y panfletario, como si esa fuese la única y verdadera forma de hacer cine. Quizá esperaban un cine más parecido a las redes sociales dónde si no hablas de lo que yo hablo y no lo hablas como yo entonces eres mi maldito enemigo.

Nosotros también queremos películas críticas y duras con el machismo, la homofobia, el clasismo, y cuánta injusticia haya que reconocer, pero no todas las críticas ni todas las películas van a ser exactamente como las queremos y eso no la va a hacer mejor o peor obra.

Imagino que la mayoría de estos duros críticos de Cuarón celebraron Navidad a los días de estrenada la película. Abrazaron a su “Cleo”, le preguntaron su nombre y su apellido, y le dieron permiso de irse más temprano, luego de dejar todo listo para la cena, el 24 porque… ella también tiene familia, ella también es humana.

El feminismo se refresca

Mi hermana tiene nueve años más que yo. Cuando ella empezaba a salir con amigos por las noches en los años noventas y explorar su adolescencia yo era un niño de seis años. Difícil recordar cuántas noches pasé sin dormir hasta esperar tranquilo que mi hermana llegue a casa. Tenía miedo que le sucedería algo en un taxi, desapareciera o algo peor. Veía muchas cosas en las noticias y me preocupaba junto a mi madre que también sufría con la hora. Todos en el Perú hemos tenido esa sensación alguna vez.

Sin embargo, los tiempos han cambiado para bien y mal: es más que positivo para la civilización actual la mujer sea representada como un ser aguerrido y luchador (ya no más como sumiso y débil), pero es lamentable que al mismo tiempo los feminicidios hayan crecido en el Perú de manera alarmante.

Una gran contradicción, ¿verdad?

Al tiempo que la mujer le hace cara a la historia contra la opresión (el patriarcado para entendernos), esta sigue siendo víctima de diverso tipo de violencia: desde el asesino enfermo, hasta el jefe que llama ‘fea’ a ‘su’ secretaria por haber cometido un error.

UNA MUJER AL BORDE

Así, dándole vueltas a la redes, buscando opiniones e iniciativas sobre esta idea, caí en ‘La mujer al borde’, un espacio de Alessandra Ottazzi, una articulada comunicadora limeña de 29 años que, en un tono divertido y ácido, discute algunos temas alrededor de la femineidad  hoy de manera práctica y pedagógica.

>>¿Qué es una mujer al borde? –pregunto curioso.

Alessandra es comunicadora y tiene un master en la Universidad Autónoma de Barcelona.

>>Una mujer al borde es una mujer independiente, ‘empoderada’, segura de sí misma, que sabe que la vida está hecha para cagarla, pero también para aprender de eso mismo. Por eso vivimos al borde de la violencia, de la felicidad, del amor, de un nuevo destino, de los hombres, al borde de Lima y de todo.

>>Todo empezó como un descubrimiento personal basado en esta película de Pedro Almodóvar ‘Mujeres al borde de un ataque de nervios’ en la que se retratan a estos personajes histéricos y apoteósicos. Sí, es verdad, como mujeres, tenemos mucho de esto, como mujeres inteligentes, creativas, trabajadoras, independientes, buscamos todos los buenos bordes que la vida tiene. Entonces, le ha sacado la vuelta a esta idea: los bordes no son necesariamente negativos, pues nos ayudan a entender a dónde tenemos que ir como mujeres, hay que sentir miedo para saber a donde vamos en esta civilización jodida. Y así, entre viajes, risas, joda, amigos, nació ‘La mujer al borde’, un 14 de febrero del 2018.

Alessandra está en redes y usa su Instagram para entender y discutir las crisis que viven las mujeres peruanas y del mundo a esta a edad y que por diversas razones –miedo a los padres, presión de la sociedad, etc.- no pueden enfrentar. También está haciendo interesantes entrevistas y han pasado por el itinerante set, por ejemplo, la escritora Jessica Vega Puch y la cantante Gabriela Gastelumendi.

>>Nuestra generación creció con la idea ‘tú puedes hacerlo todo’ o ‘lograrás todo lo que te propones’ y nadie nos enseñó cómo lidiar con el rechazo, los complejos, los miedos. Vivimos en una protección y en una especie de burbuja que cuando se acaba el colegio o la universidad no sabemos qué hacer con la vida.

>>Y luego empezamos a pensar: no soy el mejor, necesito vivir sola, ¿por qué he estudiado esto si no me gusta?, y más aún en una sociedad limeña, tan cucufata, retrógrada y conservadora, donde las expectativas sociales son tan brutales y tradicionales que una mujer al borde de los treinta ya debería tener hijos o mínimo estar casada. A diferencia de los hombres en Lima, para las mujeres es más difícil estar en armonía con la sociedad  porque hay que luchar contra cánones que están muy metidos en la mente de la gente y eso nos afecta a todos.

>>Entonces lo que haces es un acto rebelde con el humor de un personaje: es pintarle la cara a esta Lima cucufata que no entiende que una mujer puede hacer lo que quiera con su vida sexual y no ser llamada ‘perra’ –comento. 

>>Claro. Las mujeres al borde somos curiosas, si no lo fuéramos estaríamos muy contentas con el estatus quo. ¡¿Cómo una mujer en el mundo actual puede vivir contenta con este estatus quo machista?! Yo me hice independiente fuera del Perú, y pese a que la sociedad española tiene también cosas tradicionales, yo podía salir con el pezón al aire y nadie se escandalizaba. Allá me enriquecí con muchas cosas, fui entendiendo mejor mis ideas y su vínculo con el feminismo

'La mujer al borde' replantea el feminismo en tono jocoso y fresco

>>¿Qué es el feminismo para ‘La mujer al borde’? Yo veo en tu personaje una manera muy fresca de cómo hoy se ve la mujer a sí misma, muy feminista en cierto sentido –comento.

>> Yo no entiendo el feminismo como una lucha de géneros, sino como una lucha contra lo establecido y la búsqueda de una igualdad entre mujeres y hombres. ‘La mujer al borde’ es una revaloración sobre qué es ser mujer hoy. Uno de los mayores errores del feminismo es que ha buscado ‘masculinizarse’ para poder sobrevivir en la sociedad patriarcal, ignorando que mujeres y hombres somos diferentes y eso no tiene nada de malo. No comparto ese radicalismo de odiamos a los penes o queremos matar a los hombres y tampoco esa expresión horrible que es ‘feminazi’: por un lado es peyorativa y por otro lado: ¿qué quieren las extremistas? ¿la raza aria contra lo varonil y matar a todos los penes que no calzan en nuestro objetivo?

>>El feminismo es aprender las diferencias entre hombres, mujeres, y demás géneros y convivir entre ellas. No es machista decir que la mujeres quizá somos más sensibles, intuitivas o autocríticas, o que el hombre a veces es más pragmático o lógicos por momentos. Incluso hay diferencias que están científicamente comprobadas. Lo importante: todas estas características son buenas y deberían unificarnos en vez de separarnos. Soy una feminista sí, en el sentido que creo en una igualdad: si tu novia se va de viaje con sus amigas, que el novio no se vuelva un loco celoso, que vaya, que viaje, que se descubra, viajar sola para una mujer es muy importante. A mí en Lima todavía me dicen: ¡¿Cómo vas a viajar sola?! ¡Qué te pasa! No soy huevona, amigos.

‘La mujer al borde’ se ha convertido en una especie de Cosmos o Selecciones en Instagram: muchas mujeres escriben esperando un consejo para solucionar sus vidas. Alessandra va con una propuesta fresca para interpretar lo femenino desde el interior de las mujeres, para luego poder proyectarlo en sociedad, desde la consultoría vía Instagram.

>>¿Qué es lo que más te preguntan?

>>Tema delicado. ‘La mujer al borde’ no es un personaje basado en temas estéticos o que te dice hola, buenos días, cómo están mis lindas hoy, y hoy mi día, y sonríe porque todo va estar bien, no, así no es la vida, la vida te va a golpear, te vas a caer, te va a enseñar. Me preguntan sobre temas menstruales, cómo manejar la resaca, qué anticonceptivos me recomiendas, me tiré a un chico y no me cuidé ¿debería hacerme exámenes?, cómo hago para decirle al chico que me gusta o cosas más fuertes también: me estoy cortando porque mi chico me ha dejado. Allí sí directo recomiendo centros especializados.

>>También me preguntan sobre inseguridades con el cuerpo, con amistades, hay demasiada histeria, estigma y desinformación en Lima. Hay mucho tabú en placer sexual femenino: que las mujeres no ven porno, no se tocan, no usan copa menstrual, qué roche, cómo no las venden en las farmacias, y pues así se sienten con la confianza para hablar de estas cosas porque no tienen dónde y hay cierta facilidad y encanto de decírselo a un desconocido. Conócete mujer, porque sino nunca vas a poder disfrutar.

Así pues ‘La mujer al borde’ refresca el Instagram con un personaje gracioso, real y dramático, tres interesantes adjetivos para describir a esta generación que creció en los noventas y hoy bordea los 30 y se enfrenta a los retos del mundo actual.

En Instagram están pasando cosas.

Están pasando cosas al borde.

Diazepunk en parranda Pop

’Pop’ es la quinta producción de la banda y están más vivos y rockeros que nunca

Conocí a Diazepunk en el año 2005 en un concierto en el Salón Imperial de Cailloma. Me llamaron la atención la velocidad y potencia de las baterías de Mauricio Llona y la melancolía de las letras en la voz de Carlos García en un show compartido con Asmereir y Metamorphosis llamado ‘Sudamérica punk fest’. Recuerdo este concierto con mucho cariño. En ese momento la primera referencia que se me vino a la cabeza fue Lagwagon: un punk melódico ordenado, bien tocado y emotivo a la peruana.

Pasaron años, conciertos, separaciones, otros integrantes, regresos…y luego de seis años de su último álbum homónimo, los Diazepunk vuelven al ruedo con ‘Pop’, la nueva producción de los limeños que sugiere una pregunta de conceptos: ¿puede una banda punk ser a la vez pop?

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Sin duda hay una evolución musical de estos cinco muchachos treintañeros. Se han apartado un poco de la velocidad noventera californiana, pero no han dejado el punk: han dado un giro emocionante hacia el rock sin olvidar sus raíces punk melódicas. Hay canciones que tienen una onda más lenta, más tranquila podría decirse, pero también hay guitarras más violentas, tocadas con rasgueos ‘todo para abajo’, al estilo más de ‘Teenage Bottlerocket’, a mí me gusta esa banda, me contó Takeshi cuando íbamos en una combi rumbo a un show en Los Olivos.

El disco arranca con el single ‘Somos la banda’, una advertencia en forma de teclado de lo que viene después y, en realidad,  es también una apología romanticona sobre lo divertido que puede ser tocar en una banda. Seguramente es la historia de Diazepunk, pero lo cierto es que puede ser el deseo de cualquier músico cuando decide dedicar su vida a tocar rock.

“Pasó algún tiempo y dejé de sentirme un perdedor

porque tengo a mi banda y mi banda es la mejor”

La segunda canción ‘Llegamos aquí sin la radio’ es un punto muy alto en este disco. No solo por la potencia de la letra –una crítica agria a cómo se maneja el contenido de rock peruano en la radio-, sino también porque es muy rockera desde el punteo del inicio y la batería fuerte y sostenida. Esta canción es también un homenaje a todas las bandas independientes que luchan desde sus esquinas con su música contra la tiranía económica y de contactos de la radio peruana.

“llegamos aquí sin la radio,

llegamos aquí sin la televisión,

llegamos en cada concierto

llegamos aquí caminando,

llegamos aquí en una red

llegamos aquí marginados

llegamos, nadie nos trajo”

‘Asfixia’, ‘Pensando en ti’, ‘Hoy soy peor’ y ‘Vernos otra vez’ son las canciones románticas del álbum, aunque las letras –que desde el ‘Viernes’ tienen toques literarios- logran una cierta nostalgia un poco más ‘madura’, digamos, con una siempre agradable simpleza y sinceridad. El aporte rockero y guitarrero de Gutty Makino y los bajos de amplios de Javier Landa hacen de este disco un concepto redondo y bien desarrollado.

Un párrafo aparte para el ‘El baile de los muertos’, una canción divertida, para bailarla y poguearla, de la mano de una letra ácida sobre la civilización actual. El feedback con La Mente abre una discusión interesante en lo que es la ‘fusión’ hoy en el rock peruano. Junto con ‘Aquí estamos’ y ‘Originales’ son las canciones que tienen mayor contenido social con referencia constante a la palabra ‘lucha’, y que le viene bien al nuevo o futuro fan de una banda que, con cinco álbumes, tiene mucho por descubrir en cuanto a contenido lírico y musical.

Finalmente: ‘Todo es mentira’ y ‘Súbele el volumen’, las canciones más punks del disco por velocidad y por el ¡váyanse todos a la conchadesumadre!

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¿Por qué ‘Pop’ entonces?

En la portada vemos a todos los personajes asustados por la palabra ‘Pop’. Importante recordar cómo por ahí se referían a la banda con apelativos como ‘diazepop’ o ‘chiquipunk’  de manera despectiva, por su contenido melódico y, según estos ‘críticos’, ‘eso no es punk’. Con este álbum, la banda reacciona a esa hipocresía con la que fueron tratados por muchos. Justamente eso: ¿acaso ser punk no es poner evidencia hipocresías de la sociedad? Y a veces los que se hacen llamar ‘punks’ defienden discursos conservadores y minimizan luchas importantes y vigentes como los grupos LGTB y feminismo y se convierten en una gran contradicción

Por otro lado, el punk trasciende al género musical e incluso se puede ver elementos de estos en todos lados, ya sean estéticos o de discurso, y en otros géneros y artes. Este es el gran logro del punk: trascender con todos sus límites, impactar con melodías simples y rápidas. Este álbum juega con estas ideas que hoy se expanden en el Perú (yo no he escuchado en Europa el término ‘chikipunk’ o algo así ) y generan confusión de la mano de la arrogancia con la que reprochan desde la base la existencia de una banda, con lo difícil que es ser músico en el Perú y mantenerse vigente luego de 20 años.

En resumen, Diazepunk se burla de todo. Una banda punk que hace ‘Pop’. Qué miedo.

¿Es pop? ¿es punk?

Da igual.

Lo importante es seguir haciendo rock.


La nostalgia de Estambul

Cuando pienso en Lima, la palabra caos es la primera que aparece en mi mente. No me alegra que una connotación negativa sea la que me relaciona con mi ciudad. Pero gracias a Ohran Pamuk (premio nobel de literatura 2006) y su libro ‘Estambul: ciudad y recuerdos’ he podido darle la vuelta a esta idea a través de una pregunta: ¿qué representa la palabra caos para los limeños?

El caos empieza en la confusión y puede ser una fuente de amargura o tristeza. Y esta diferencia de conceptos/emociones la explica Pamuk cuando camina por la derruida Estambul, viendo restos del Imperio Otomano conviviendo en la vida urbana, y piensa: ¿cómo puede ver belleza en una ciudad tan destruida? Y para responder esto el escritor turco se pregunta: ¿de qué manera los valores naturales y los placeres de una ciudad se vinculan con el interior de sus habitantes?

Para esta idea, Orhan Pamuk mira a la Estambul de sus recuerdos y y rememora sus paseos en el Bósforo, los restos de basura y frutas en la calle; a las bellas mujeres que pasean con velo y vergonzosas entre la gente; a las madres jóvenes que caminan a duras penas tirando de tres niños; a los vendedores de roscas de pan, a médicos, abogados y maestros con sus mujeres y niños…

Entonces, si pensamos Lima bajo estos códigos (y podemos poner por un momento de lado la destrucción política, si eso es posible), pienso en los ceviches del mercado de Jesus María, las palomas en el museo Larco de Pueblo Libre, la brisa de La Punta, los chaufas de la avenida Aviación, el color del malecón de Barranco en verano, el gris fresco de la avenida Salaverry en otoño… y todo eso, todo eso es bello.

Según Pamuk, podríamos sentirnos orgullosos de esa melancolía de Lima, aunque yo le diría a Pamuk: a veces es muy difícil disfrutar de estas cosas de la ciudad cuando se piensa en la criminalidad que nos agobia a todo nivel.

Y tal vez aquí radica el origen de la amargura de la Lima moderna: todos nos sentimos tristes por el destino inevitable de la ciudad.

Lima es como una ventana llena de vaho.

Ohran Pamuk te ayuda a amarla desde allí.

Ficha:

Autor: Ohran Pamuk

Libro: “Estambul: ciudad y recuerdos”

Año: 2003

Idioma original: turco

Edición recomendada en español: Editorial Circulo de lectores

Las ‘drag queens’ están de moda

Pose

Las ‘drag queens’ están de moda. La serie de LogoTv ‘Ru Paul´s drag race’, con nueve años al aire y conducida por la leyenda Ru Paul, es probablemente el responsable principal de llevar esta subcultura al ‘mainstream’ y de hacer famosa a cuanta ‘drag queen’ enamora a la audiencia de su show.

La historia del dragqueenismo, sin embargo, no es corta ni gozó siempre del reconocimiento, glamour, ni la atención que hoy recibe. Y en ese vacío se sustenta ‘Pose’, una serie que nos cuenta los inicios de esta subcultura, los dramas y los titánicos esfuerzos de la comunidad gay, ‘queer’ y trans por alcanzar la felicidad en Nueva York de los años ochenta.

Pose

Estados Unidos en esa década no ofrecía muchas opciones de futuro a los miembros de la comunidad LGTBI. Vistos como freaks, bichos raros para satisfacer a pervertidos y curiosos, y rechazados por sus familiares, los chicos de la comunidad se organizaban en ‘houses’ que eran dirigidas por una ‘madre’ que se encargaba de poner las reglas de organización para proveerles lo necesario para sobrevivir. Las ‘houses’ competían en elegantes ‘balls’, bailes y desfiles temáticos en el mundo underground de Nueva York donde se jugaban el prestigio y la economía.

‘Pose’ es un drama hermoso y bien contado. Nos ubica en el dolor de sus personajes al enfrentarse a la discriminación dentro y fuera de la comunidad, al ver cómo sus sueños se derrumban y cómo su entusiasmo se convierte en frustración. ‘Pose’ nos muestra lo valientes y persistentes que fueron quienes dieron inicio a toda esta movida en tiempos donde eran considerados anormales.

Nos interpela mientras nos entretiene para entender a un mundo, lamentablemente, aún intolerante.

Ficha:
Pose, de Steven Canals, Brad Falchuk, Ryan Murphy
Con Evan Peters, Mj Rodriguez, Dominique Jackson
Drama, 1 temporada 8 episodios.
U.S.A. 2018.

Hill house: más que una casa embrujada

La maldición de Hill House

‘La maldición de Hill House’ es una serie sobre una casa embrujada y cumple con todo lo que uno espera del tema: una casa victoriana grande y descuidada con jardines enormes, habitaciones oscuras, pasadizos con poca luz, mobiliario de época, adornos, cuadros y estatuas que parecen estar vivos y observándonos todo el tiempo.

Pero ‘La maldición de Hill house’ no es solo eso. La serie propone y logra darle al género  momentos bastante más inteligentes gracias a la efectiva apuesta del director Mike Flanagan que se sostienen en detalles sutiles de la historia y de la fotografía para convencernos de estar muy cerca los fantasmas que torturan a la familia Crane.

Hugh Crane (Timothy Hutton) el padre de la familia llega junto a su esposa Olivia (Carla Gugino) y sus cinco hijos Steven (Michiel Huisman), Shirley (Elizabeth Reaser), Theodora (Kete Siegel), Nell (Victoria Pedretti) y Luke (Oliver Jackson-Cohen) a la casa Hill pensando quedarse solo los meses necesarios para cumplir con el encargo de refaccionarla y con el dinero ganado mudarse finalmente a una casa propia. Una maldición sin embargo se encargaría de acabar con sus sueños en el intento por acabar con sus vidas.

La maldición de Hill House

La historia es contada en el presente, cuando los hijos de la familia Crane son adultos y viven afectados por los traumas de su infancia en Hill House. La casa no se ha olvidado de ellos y sigue torturándolos psicológicamente y atrayéndolos con argucias, dolor y miedo para terminar “la cena que dejó pendiente”.

La historia se resuelve con flashbacks, idas y vueltas entre el tormento presente y el de la época en que la familia vivía en Hill house. En el sexto episodio (Dos tormentas), el director y su equipo se lucen con un plano secuencia de 23 minutos que va y viene entre el espacio y el tiempo de las dos dimensiones en las que se ubica la serie. La proeza técnica no es un acto de malabarismo aislado sino que resuelve de manera sublime un momento muy importante en la historia. La coherencia técnica y narrativa es constante. Satisface a la audiencia con una historia bien contada y producida, adornada además con una serie de detalles para mantener nuestra atención en la pantalla.

Durante toda la serie hay que prestarles singular atención a los muebles, cuadros, adornos, ventanas, puertas, estatuas, etc., pues aportan tanto a creación de una atmósfera de terror como a revelarnos un detalle importante del final de la serie.

‘The haunting of Hill house’ es una historia de terror, pero es también mucho más que eso y por ello vale la pena encerrarse a ver los diez capítulos de la serie.

La maldición de Hill House
The haunting of Hill house es una historia de terror, pero es también mucho más que eso y por ello vale la pena encerrarse a ver los 10 capítulos de la serie.

Nota:
No es la primera vez que vemos una adaptación de ‘The Haunting of House Hill’ basada en la premiada novela que Shirley Jackson escribiera en 1959. En 1963 Robert Wise ya había dirigido y producido una versión bastante fiel al libro a la que llamó ‘The Haunting’ a secas y que fue muy bien recibida por la crítica y el público. Todo lo opuesto pasó con la absurda e innecesaria ‘The Haunting’ de 1999 dirigida por Jan de Bont y protagonizada por Liam Neeson que no se parece en nada a algo que valga la pena ver.

Ficha:

‘The haunting of Hill House’, de Mike Flanagan

Con Michiel Huisman, Carla Gugino, Henry Thomas

Drama, Fantasía, Horror, 1 temporada 10 episodios.

U.S.A. 2018.

Campeones: una comedia contra nuestros prejuicios

Imagen promocional de la película

Vaya riesgo que asume el director Javier Fesser al ponerse detrás de la cámara en Campeones. Me ponía un poco nervioso la idea de ver una comedia cuyos protagonistas fueran actores con discapacidad intelectual. Nada de maquillajes ni pelucas ni filtros ni nada que “ocultara” su normalidad en la caracterización. No: Son personas reales con esta discapacidad.

La cinta, sin embargo, comienza en un ambiente “normal”, cotidiano, el de un hombre rodeado de otros, haciendo o intentando hacer su trabajo, con sus propias taras y problemas personales. Él es el segundo entrenador de un reputado equipo de baloncesto, y durante un juego importante pierde los papeles. Las consecuencias de este acto lo involucran en un accidente con un carro de policía, lo que conlleva a la respectiva sanción: Nada menos que, aprovechando su background, entrenar a un equipo de basketball de discapacitados.

Claro, el equipo es menos que idóneo para una competición como a las que está acostumbrada su flamante entrenador, y por eso les exige lo mismo que a uno de la liga doméstica profesional, pero sin una pizca de empatía ni con motivación de enseñanza. Este hombre solo quiere cumplir su condena y zafar. La gran diferencia es que las personas que integran su equipo sí desean ser entrenados. Desean integrarse y competir porque está bien hacerlo, pero no es ese su aspiración ulterior, solo quieren hacer lo que cualquier otro jugador pretende: jugar y disfrutar. Acaso lo más normal que se nos pueda ocurrir, ¿verdad?

Quizás porque algunos tienen por costumbre asumir el humor “punzante” como hiriente, aquel que se solaza en remarcar defectos, particularmente físicos, para ensalzar la mofa, esta comedia les pueda resultar incómoda porque precisamente los hará sentir más alertas de lo que estarían viendo otras películas de similar corte. La diferencia está en la aproximación y su tratamiento. Es una historia que ya se ha contado a su manera, tanto en ‘The Mighty Ducks’ con Emilio Estévez como en ‘The longest yard’ de Adam Sandler, por ejemplo.

Imagen promocional de la película

Fesser no apela a la sensiblería barata (aunque concedo que nos topamos con algunos momentos empalagosos) ni al paternalismo para mostrarnos a personas por las cuales deberíamos estar obligados a sentir algún tipo de compasión porque… pues, porque nosotros no somos así. Al contrario, nos muestra a personas que viven con la normalidad con la que cualquiera de nosotros asume su día a día. Sin prejuicios, y atacando los nuestros, por supuesto. Dijimos que se asumía un riesgo grande con esta película; nuestro veredicto es que salen bien librados.

Ficha:
Campeones, de Javier Fesser (Somos campeones, para Latinoamérica)
Con Javier Gutiérrez, Itziar Castro, Luisa Gravas.
Comedia, 100 minutos.
España, 2018.

Alemania después de Berlín

La historia de Alemania puede ser lejana para la realidad que vivimos hoy en el Perú. Sin embargo, hoy en Europa las extremas derechas se abren paso en contra inmigrantes y en Brasil acaba de ganar la presidencia Jair Bolsonaro, un extremista y antidemocrático del estilo Trump y Erdogan. Entonces: ¿Por qué ver una serie política es muy importantes en estos tiempos?

Weissensee transcurre en Berlín del Este en la década de 1980. Con la guerra fría a cuestas y la Stasi consumiendo todas las libertades ciudadanas que hoy parecen normales, la serie profundiza en las heridas de una dictadura recalcitrante donde la libertad de expresión, artística o sexual, son castigadas con cárcel y muerte. La serie enfrenta a las familias Kupfer (comunistas creyentes y funcionarios de la Stasi) y Hausmann (artistas y reaccionarios) en un drama político con componentes amorosos y familiares con el telón de fondo de una Alemania dividida.

La serie parte cuando Martin Kupfer (Florian Lucas) se enamora de Julia Hausmann (Hannah Herzsprung), hija de la cantante reaccionaria al régimen Dunja Hausmman (Katrin Sass), que se opone a la relación por las posibles consecuencias que podría tener con la Stasi y con el régimen.

¿Cuán lejana es la realidad del mundo a la de Alemania en 1980? Hoy el país de Merkel es la tercera potencia económica mundial y solo pasaron treinta años para la reconstrucción y unificación del país. Pero no es que este país europeo viva una tranquila situación política: aún en las calles puedes ver pintas nazis en algunas ciudades (en Münich yo vi algunas por el año 2013) y hace poco en Chemnitz  nazis han salido a protestar en contra de los inmigrantes con amenazas de muerte a todo aquel que es extranjero. Los extremismos hoy hay que entenderlos en clave histórica para poder combatirlos.

¿De qué sirven las series políticas entonces?

Para, a través del entretenimiento y el cine, entender mejor dónde estamos parados en términos de libertad y democracia para que esta no sea arrebatada.

DARK: filosofía y ciencia ficción

Imagínate una montaña en el invierno alemán. Imagínate que cavas una cueva profunda y con los años la vas haciendo más profunda. Sin embargo, los años pasan y no logras encontrar el fondo, y te desesperas en el laberinto de la oscuridad que tú mismo has construido. Hasta que mueres. Esa es la sensación que deja DARK, serie alemana de Netflix protagonizada por los expertos y reconocidos actores Anatole Taubman y Louis Hoffman.

Borges escribió mucho sobre el tiempo en clave literaria. Y, junto a Einstein, seguramente es de los intelectuales que con más profundidad pudo entender esta cosa extraña a la que llamamos tiempo. La serie transcurre en los años 1953, 1986 y 2019. Son tres bloques de tiempo en el que los personajes, con pasado y futuro, viven en este pueblo alemán llamado Vinden y cuyas historias se cruzan a través esta gran cueva que te permite viajar al pasado y al futuro. Y una noche, desaparece Mikkel en el bosque.

Wo ist Mikkel? (Dónde está Mikkel?)

El trasfondo filosófico hace que esta serie sea mucho más que ciencia ficción. Si leemos un cuento de Borges, las ruinas circulares, por ejemplo, tenemos la sensación de haber estado el leyendo el cuento por años, dando vueltas sin saber cuál es nuestra referencia respecto del tiempo. DARK tiene mucho de esto de la mano de diálogos claros y rápidos, un arte impecable, una gran idea detrás que sostiene las historias –Eine Reise durch die Zeit //un viaje a través del tiempo- y que nos mantiene colgados y confundidos en este mundo en el que el tiempo deja de ser lineal para transformarse en circular.

DARK es una serie para ver concentrado y sin distracciones.

La pregunta no es dónde. La pregunta es cuándo.

Die Frage ist nicht wo, dir Frage ist wann.