El domingo pasado mi esposa y yo fuimos a un concierto. Merian, mi cantante peruane favorite (así con “e”) se presentaba en un evento muy cerca a nuestra casa y era una oportunidad que no podíamos dejar pasar.
Llegamos cerca a las 7:30 al Galpón en Pueblo Libre y a los pocos minutos empezó el concierto organizado por el colectivo Diversidades Trans Masculinas – DTM para juntar fondos y armar el Primer encuentro nacional de Transmasculinidades, un evento tan ambicioso como necesario para una comunidad con problemas que la sociedad peruana no entiende, no quiere entender o prefiere no prestar atención.
La chispa inicial la encendió Antony Polisha, bailarinx y performer travesti que marcaba la línea de lo que sería el evento con su presentación. Su presencia tanto dentro como fuera del escenario nos dejaba claro que no estábamos en un evento convencional. Este era un evento donde los roles de género son cuestionados en cada detalle, en cada actuación, en cada canción y nos invitaba a todos a cuestionarnos la manera binaria en la que estamos acostumbrados a ver al mundo
Poco después, en el escenario, también a los pies de una enorme y orgullosa bandera trans se presentaba Tais Evan. Con 17 años, Tais, un chico trans, acompañado de Santiago en la guitarra nos cantaba temas propios y ajenos sobre cómo se ve el mundo desde sus ojos. En el público sus familiares llenos de orgullo tomaban fotos y grababan videos. Era la segunda presentación de la noche y ya estábamos frente a un momento tan conmovedor como importante. Un niño de 17 años había decidido cantarle al mundo que lo veía distinto, que amaba distinto y que se sentía distinto a lo que el mundo esperaba de él y que no aceptaba los roles que este pretendía imponerles. No estaba solo, tenía a su familia de su lado y a nosotros aplaudiendo su talento y valentía. Qué importante es la familia, qué importante es no sentirse solo.
Luego de los aplausos y las felicitaciones que Tais y Santiago merecidamente recibieron, se invitó a Angelina al escenario. Ella, vestida toda de blanco, interpretó “La muerte del cisne”, una obra de ballet clásico que tradicionalmente ha sido interpretada por mujeres cisgénero y que ella, trans, interpretaba como acto de rebeldía. Ella ha elegido esta pieza porque quiere que seamos testigos de la muerte de un ser hermoso. Vemos frente a nosotros los elegantes y dolorosos esfuerzos del cisne por resistir, sin éxito esta vez, a la muerte. “Resistir, compañeras”, a ello invita Angelina, y lo hacía no solo con sus movimientos de ballet sino levantando la voz, reclamando a esta sociedad que las deja morir porque prefiere verlas muertas antes que diversas, antes que cuestionar sus básicas y mezquinas interpretaciones binarias de la vida. “No lo lograrán, no podrán” dijo, y le creemos y estamos con ella.
Para ese momento el público, algo menos de 100 personas que habíamos llenado los asientos del local, estaba contento y entusiasmado. Hábilmente, Seb Marallano, compañere trans integrante de DTM que hacía las veces de presentador, nos invitó a un break y a comprar pines, stickers, chelitas o pan con palta, porque muy bonito todo pero no debemos olvidar que es un evento profondos y que el objetivo es traer a 10 compañeres trans de otras ciudades al Primer Encuentro Nacional de Transmasculinidades en Lima.
Compré una cerveza y me puse a un costado para observar el momento y las personas que eran parte de este escenario. El mundo del arte binario se me hace entonces insoportablemente aburrido, monótono y sobretodo injusto. ¿Qué mensaje valiente puede tener un hombre cisgénero en el escenario cuando lo comparas con alguien que hace arte en un mundo donde día a día hay que sobrevivir primero? ¿Qué nueva visión del mundo, del amor y del odio, de la vida y de la muerte puede aportar la hegemonía heterosexual impuesta desde hace tantos años? Con ella se nos educa y se nos evalúa desde que nacemos, quien no responde a su estructura y a los roles que se nos asigna, se reprime o se asesina.
Incluso las canciones de siempre toman otro sentido, otro matiz cultural, y se convierten en algo nuevo cuando las interpreta una persona trans. Porque son otra historia, una que no nos hemos permitido conocer. La riqueza de la diversidad está ahí también, en poder mirar al mundo con otros ojos. En un mundo que se condena a la monocromía de lo binario, es un crimen habernos negado tantos colores
Nuevas canciones
Era el turno de Marina Kapoor y Almendra Pamela. Marina, famosa por su participación en Los Cuatro Finalistas -programa concurso de TV- subió al escenario poco después de que Almendra, modelo y guitarrista profesional, sorprendiera a todos con una versión acústica de Bohemian Rhapsody, el clásico de la banda británica Queen.
Listo el dúo sobre el escenario, Marina cantó una canción de Leo Dan que le recuerda a su abuela, se la dedicó a ella por todo el amor que le dio desde siempre hasta sus últimos días. Reconocí la canción cuando empezó, sonaba también en mi casa cuando yo era un niño. En la voz de Marina era una canción diferente, casi una canción nueva. La canción ya no decía lo que siempre dijo
“Siempre estoy pensando en ella
Pensando que hará
Siempre estoy rogando que vuelva
Mi llanto a calmar”
En esta presentación Marina insistió en recordarnos que las personas trans no viven, sino sobreviven. La violencia transfóbica no solo las arrincona en un par de profesiones -impidiéndoles hacer carrera en lo que les provoque como cualquier ciudadano- si no que las mata y de muchas maneras. No solo es asesino el odio particular de una persona transfóbica, también lo es la transfobia de la sociedad y el Estado que las limita en sus posibilidades de desarrollo, las empobrece y luego les niega la atención médica que les corresponde dejándolas morir.
Nos queda corto hasta el lenguaje para hablar del mundo diametralmente distinto que nos entregan. No es un mundo nuevo, es un mundo que siempre estuvo ahí, aunque invisible entre las sombras como condena. Ese mundo hoy se hace visible y reclama su espacio. El sol saldrá pronto para todes. ¿Por qué habría yo de referirme a elles en binario y hacerlo además en nombre del rey?
“Pero bueno, no nos pongamos densos” repetían varies de les artistes que se presentaron esa noche luego de dar sus manifiestos. Entre aplausos emocionados y combativos se despedían del escenario dejando libre el espacio para la siguiente presentación.
La peruanidad en el arte trans
AlezzAndro es un drag king que se ha hecho ya de un espacio en la movida de las fiestas y del drag limeño. Gana nuestra atención con pasos de baile al ritmo de un mix que va desde Yma Sumac hasta el Tic Tic Tac de la Joven Sensación. Su talento, su gracia y su simpatía nos sacan a todos una sonrisa. Su energía hace aún más alegre la noche. Vestido de negro, se adorna con un manto tejido peruano y pienso: para estar orgullosos de ser peruanos es más importante que reconozcamos la diversidad de nuestros ciudadanes antes que la de nuestra comida. Llegará el día en que a ningún peruano se le nieguen sus derechos y ese día conoceremos de verdad el orgullo.
Había llegado la hora de la presentación que me llevó al Galpón este domingo: Merian.
Conocí a Merian en el evento “Juntos porque la memoria no nos falla” donde acompañada por Ruth Torres en la guitarra nos dejaron a todos con la boca abierta por la potencia de su interpretación, de su mensaje y de su presentación en vivo. No necesitó más recursos que su voz, su cuerpa y las seis cuerdas de Ruth para prenderse de nuestra memoria y nuestros corazones. Merian es cantante trans, “transfeminista en deconstrucción” según su cuenta de instagram y es también activista #orgullosamentemarica como suele decir en sus conciertos
Las presentaciones de Merian son más que música y entretenimiento, son un acto político.
No crean que lo político le resta alegría a sus presentaciones, Merian es una persona muy simpática y su show es de los más entretenidos a los que he tenido oportunidad de asistir. Merian logra entretener, emocionar y hacer pensar. “Pensar es altamente femenino / Mañana es tarde y el tiempo apremia” nos dice al interpretar Mujer, tema que escribiese la venezolana Gloria Martin y que hiciese famoso la mexicana Amparo Ochoa. Helen Zamudio en el bajo, Ruth Torres en la guitarra y Laura “Rulos” Vidaurre en la percusión acompañan las melodías de Merian y los cantos al amor y a la libertad.
Una presentación en vivo no debe quedar solo en los ojos y en los oídos, debe quedar en la memoria y en los corazones. Merian nos tenía una sorpresa, Amapola, una canción de amor del ahora cristianísimo Juan Luis Guerra. A mitad de la canción Merian invita a quien quiera cantar que se acerque, se pone a un lado del escenario, la gente se mira y al rato aparecen les valientes. Marina Kapoor rompe el hielo y asume, luego les amigues, las parejas, solos y en mancha salen al frente a cantar.
«Una Amapola me lo dijo ayer
Que te voy a ver
Que te voy a ver
Y un arcoiris me pintó la piel
Para amanecer contigo”
Las palmas, las sonrisas, las alegrías. Volteo a ver a les compañeres, veo a todes felices, enmocionades y felices, me contagian de su entusiasmo y su alegría. El tiempo, sin embargo, es siempre tirano y los vecinos son unos quejones cuando hay fiesta los domingos “hay que cuidar el espacio que nos han prestado con tanto cariño”, nos dice Merian antes de despedirse con una última canción.
El Chilalo y su canto libre
Merian cuenta que “El Chilalo” es un ave que hace su nido de barro, que vive en el norte del Perú, que canta siempre a las mismas horas y que, por eso, son los relojes del campo, que cuando “El Chilalo” está en cautiverio se muere y que de esa ave trata el tema escrito por Chalena Vásquez que interpretará a continuación.
“¡Su canto es un… y que lo sea siempre carajo… canto libre!
No se si todos ahí fuimos conscientes del momento del que estábamos siendo parte. Yo creo que es el punto de partida para muchas cosas interesantes que transformarán y harán más saludable a nuestro país y ojalá al mundo.
No recuerdo cuándo fue la última vez que sentí eso en un concierto. Salí de ahí con otra energía y con mil preguntas más de las que ya tenía sobre los efectos nocivos del machismo que se nos embute todos los días. Me alegra muchísimo haberme reencontrado con esa fuerza imparable del arte valiente en la noche del domingo pasado.
Terminamos nuestra cerveza, subimos al taxi cansados y felices, somos dos personas distintas las que regresan a casa esta noche. Gracias.