El pasado 12 de abril se presentó en Madrid la mítica banda de punk rock argentina 2 Minutos, junto con Klandestino, una banda venezolana del mismo género. Los argentinos volvieron a la capital española después de casi un año y medio.
Yo siempre he sido y soy más de Attaque 77, que es otra de las bandas más emblemáticas de la escena punk rocker argentina. Como muchos sabrán, existe una especie de “orgullo” o “rivalidad” que muchas veces separa a aquellos que se sienten más cercanos a una u otra banda. Teniendo en cuenta eso y siendo más cercano a la segunda que a la primera, debo de reconocer que fui al concierto sin muchas expectativas. Un amigo mío me debía unos euros y me ofreció comprarme la entrada a modo de pagar dicha deuda. Creo que, si esa no hubiese sido la figura, posiblemente no hubiera llegado al concierto. De 2 Minutos conocía a lo mucho 10 temas y comprar una entrada por mi cuenta no me parecía una buena inversión.
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Llegué a la sala sobre las 11 de la noche. Afuera, el mítico Gruta 77, que en Madrid tiene fama de ser precisamente uno de los escenarios donde se desarrollan conciertos de punk rock, se encontraban una serie de pequeños grupos de gente haciendo sus previos. Se escuchaba con claridad alrededor de ellos distintos acentos latinoamericano –argentino y colombiano son los más relativamente fáciles de identificar-, muchos también vestían diversas camisetas de fútbol y por eso se podía saber de que país del sur vienen. Por si no lo saben, 2 minutos está muy ligado al futbol y a las barras populares.
Mis amigos peruanos y yo también hacíamos nuestros previos. Pasados unos minutos vimos cruzar muy cerca a nosotros a los 2 Minutos con dirección desconocida. “van por unas latas seguro”, fue lo primero que pensamos y seguimos en lo nuestro. Luego de un rato, regresaba al bar Pablo Coll, uno de los guitarristas de la banda, montado con dificultad sobre un skate y con una cerveza en mano.
Evidentemente, tal escena no podía terminar bien y así fue: tan solo a unos cuantos metros de nosotros, Pablo aterrizó en la vereda, la cerveza terminó por los suelos y al reincorporarse tan solo le comentó a un compañero que venía con él: “ya ves, precisamente por esto no se debe conducir cuando se bebe”. En un primer momento nosotros nos quedamos preocupados por la caída, pero al ver que se había reincorporado y le había hecho esa broma a su amigo tan solo dijimos “así es el punk rock”. En ese punto de la noche empecé a generarme expectativas positivas de lo que podría ocurrir en el concierto.
Sobre la media noche, un par de personas de nuestro grupo ingresó al recinto debido a que calculaban que ya debía empezar a tocar la primera banda, que, sin desmerecerla, un grupo de nosotros decidió seguir previando y charlando ya que no siempre es fácil verse o quedar en la ciudad por nuestras actividades y ritmos de vida. No sería hasta la una de la mañana que por fin ingresaríamos al local para empezar la fiesta.
El local estaba repleto y con esfuerzo conseguimos hacernos un espacio muy cerca del escenario. Nuestro grupo empezó con el clásico “olé, olé, olá”, que fue secundado por los presentes. Mientras esto acontecía, los músicos liderados por el mosca, vocalista y líder de la banda, aparecieron en escena. Mi amigo, el mismo que me había comprado la entrada, me comentaba que no iba a entrar al pogo debido a que se estaba recuperando de una fractura en dos dedos de la mano.
Ya con la banda en escena y luego de los saludos respectivos, 2 Minutos arrancó su presentación con Amor suicida. El pogo se armó automáticamente y mi amigo, quien hacía tan solo unos minutos me había dicho que no iba a entrar en él, de un salto se perdió entre la gente. Después un par de temas, siguieron con Qué mala suerte y mientras los temas se seguían disparando sin parar yo no podía dejar de pensar en la fuerza que tenían. Sí, eran más potentes que los Attaque.
De pronto, empezó una tensión entre los guitarristas de la banda. Era un poco evidente que también habían tenido unos buenos previos, pero, por fortuna y antes de que las tensiones fueran a más, el mosca intervino calmando los ánimos de ambos compañeros, total, así es el punk, si los Ramones sobrevivieron cerca de 25 años siendo Johnny Ramone un republicano empedernido y Joey Ramone un demócrata de izquierdas, ¿por qué 2 Minutos no podría tener riñas internas?
Superado el impase, continuaron disparando canciones y pasaron a dedicarle Falta a todos los que estábamos ahí, lejos de casa y de los nuestros; pero, una vez terminado el tema, Pablo continuaría con las polémicas: “A mi me gustó Mallorca y Barcelona, Madrid me la chupa”, consiguiendo que la mayoría del público arengue a su favor. Por si no lo saben, quienes vivimos en la ciudad, sabemos que por Madrid últimamente se respira mucho “nacionalismo barato” y frente a una audiencia que en su mayoría éramos migrantes, definitivamente esas palabras no cayeron mal. Después de tocar Canción de amor, Pablo continuó: “La guardia imperial me la chupa, no sé cómo les dicen aquí, si alguien me tiene que pegar, pégueme”. Esa fue la última intervención polémica de Pablo en toda la noche.
Luego siguieron con Tema de Adrián y para este tema, mi amigo, si, el mismo de la entrada y el de los dedos rotos, se trepó al escenario con una camiseta de Universitario de Deportes. Para esto, semanas atrás, el constantemente me insistía que los 2 Minutos eran de la U. Y yo le preguntaba en qué se basaba para afirmar eso, respondiéndome a modo de anécdota que, en 1998, en una presentación de 2 Minutos en Lima, esta había coincidido con el campeonato de Universitario y que, en esa oportunidad, cuando el Mosca salió al escenario lo primero que hizo fue enviar saludos al campeón. Luego de ese guiño de cariño y respeto, se construiría una relación con la banda que duraría hasta nuestros días. En principio, todo esto me sonó romanticismo puro, pero, sin embargo, ese día en la tocada, el Mosca al ver la camiseta de la U, no reparó en decir “Y dale U a mis amigos de Perú”. La historia aparentemente era bastante real.
El concierto ya iba llegando a su fin y empezaron a sonar las canciones que no podían faltar: Todo lo miro, Otra mujer, hasta que llegaron a la histórica y posiblemente el tema más importante de la banda Ya no sos igual, que, para este tema, unas ocho personas se subieron al escenario. Definitivamente el concierto era una fiesta. Ya para cerrar el concierto siguieron Caramelo de limón; Me convierto en marciano, un cover de los Misfits, cerrando con 2 minutos. Fue una presentación corta, pero totalmente potente.
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Conforme la gente fue saliendo del local, nosotros nos quedamos escuchando música en el bar y bebiendo unas cervezas como que esperábamos a que salieran los 2 Minutos para poder intercambiar unas palabras o poder inmortalizar la noche con alguna foto. Y fue así, uno de los primeros en salir fue Pablo quien al saludarlo y ver la camiseta de Inyectores que llevaba me dice: “¡Inyectores! ¡yo conozco esa banda! ¡de puta madre!”.
Luego de Pablo, me acerqué a la barra del bar a pedir una cerveza y grande sería mi sorpresa al ver que el Mosca también llegó y me puse a conversar con él sobre la relación que existía entre futbol y la banda, precisamente por la cantidad de camisetas que habían, ya que la camiseta de la U no fue la única que desfiló por el escenario; también lo hicieron las del Atlético Nacional de Colombia y el Olimpia de Paraguay, a lo que el Mosca me respondió: “yo conozco a los dirigentes de muchas de las barras de la Latinoamérica, pero a mí no me gusta ver el futbol. Yo solo soy un borrachito peleón, hincha de Racing y lo demás me chupa un huevo”.
Luego de que la banda se fuera ya que al día siguiente tenían que viajar a seguir la gira, nosotros nos quedamos hasta que cerraran el bar. Definitivamente fue una experiencia que no estaba dentro de mis expectativas y eso hace que sea mucho mejor. Desde que vivo en España no me había divertido y emocionado tanto en una tocada punk.